El Paseo del Prado, cuyo nombre oficial es Paseo de Martí, y que en épocas pasadas fuera conocido como «Alameda de Extramuros» o «Paseo de Extramuros» o «Paseo de Isabel II» fue proyectado bajo el mandato del Marqués de la Torre quien gobernó la Isla de Cuba entre los años 1771 y 1777, aunque se terminaría dos décadas después, en 1797, durante el buen gobierno del Conde de Santa Clara.


El entonces Paseo de Isabel II, luego Paseo del Prado
El entonces Paseo de Isabel II, luego Paseo del Prado terminaría por ser uno de los más populares y elegantes de La Habana

Situado de norte a sur , en La Habana extramuros, muy cerca de la muralla, el Paseo del Prado eran entonces, sólo una vía con piso de tierra escoltada por dos filas de árboles.

Sin embargo, la expansión de la ciudad hacia la zona extramuros, hizo que en pocos años transformara ese primitivo aspecto y ya, en la década de 1830 era el Paseo del Prado una de las alamedas más hermosas de la ciudad de La Habana.

Con la conclusión del largo y pintoresco Paseo del Prado, ganó popularidad en la ciudad el llamado «paseo a pie», pues si bien existía desde hacía varios años la Alameda de Paula, lo cierto es que las damas habaneras no acostumbraban a bajarse de sus volantas y carruajes cuando la visitaban casi al caer la tarde.

El paseo a pie por la Alameda de Extramuros solía terminar en el Campo de Marte, en el que se podía disfrutar desde un desfile militar hasta una ascensión en globo, mientras se degustaba un café, costumbre que había llegado con los franceses de Haití para sustituir al chocolate caliente que hasta finales del siglo XVIII fue la bebida preferida de los habaneros.


Obras de remodelación del Paseo del Prado por el Plan Forestier
Obras de remodelación del Paseo del Prado por el Plan Forestier

A lo largo de un siglo el Paseo del Prado sufrió muy pocas modificaciones en su aspecto; hasta que, en 1927, durante el Gobierno del presidente Gerardo Machado y bajo el impulso de su «Dinámico» secretario de Obras Públicas, Carlos Miguel de Céspedes, se diseñó un gran plan con el objetivo de transformar a la capital de la joven república cubana en un gran atractivo turístico.

Para diseñar esta Habana turística y monumental se contrató al arquitecto paisajista francés Jean Claude Nicolas Forestier, quien se propuso no sólo modernizar la ciudad sino engrandecer algunos de sus espacios más tradicionales.

El Paseo del Prado fue uno de los objetivos inmediatos del paisajista francés; no sólo por constituir la principal Alameda de la ciudad, sino también por constituir una especie de larga alfombra roja desde la entrada de la bahía de La Habana hasta el flamante Capitolio Nacional que, como sede del Congreso de la República, había mandado a construir el presidente Gerardo Machado.

El Plan Forestier transformó por completo el aspecto del Paseo del Prado que:

  • Elevó su nivel con respecto a la calle de la que se separó con un pretil de piedra de jaimanitas.
  • Se suprimieron los cruces laterales de las calles dejando los mínimos imprescindibles
  • Se modernizó todo el mobiliario urbano mediante la construcción de lujosos bancos de mármol de Isla de Pinos y la colocación de imponentes farolas de bronces con base de granito.
  • Todo el conjunto se hizo custodiar por ocho leones de bronce que se fundieron con el bronce de los viejos cañones de La Habana.
El Paseo del Prado tras la reforma de Jean Claude Forestier
El Paseo del Prado tras la reforma de Jean Claude Forestier

Los materiales y la calidad de las reformas realizadas por Forestier al Paseo del Prado fueron tales que un siglo después mantienen su funcionalidad y prestancia.

Paseo del Prado (Sitios de interés)

El largo recorrido de la calle Prado, desde Monte hasta Malecón, y su ubicación como eje de acceso fundamental al antiguo ring de La Habana hacen a la calle Prado una de las más atractivas de la ciudad en el aspecto turístico.



Caminar por el Paseo del Prado permite al visitante deleitarse con una sucesión interminable de estilos, en la que se mezclan lo moderno y lo clásico; amén de apreciar algunos de los monumentos más representativos de la ciudad.

Hoteles:

Gastronomía

  • Cafetería La Esquina de Prado
  • Restaurante El Asturianito
  • Restaurante El D’Lirio
  • Restaurante Los Nardos
  • Restaurante El Trofeo
  • Restaurante Anacaona
  • Restaurante La Ópera
  • Café El Louvre
  • Pastelería Francesa
  • Cafetería La Francesa
  • Restaurante Prado y Neptuno
  • Restaurante Centro Asturiano
  • Restaurante Prado 264
  • Café Prado No. 12
  • Restaurante Doña Blanquita
  • Restaurante Centro Andaluz
  • Restaurante Prado 115

Cines y teatros

Plazas, parques y monumentos:

El Paseo del Prado en el tiempo (galería)