Considerado entre los diez mejores pesos pluma de todos los tiempos, Eligio Sardiñas Montalvo, conocido por todos como Kid Chocolate es una, y quizás la mas grande, de las numerosas leyendas del boxeo mundial. Este negrito del Cerro, pobre y limpiabotas abriría la estela por donde luego navegaría el poderoso buque insignia del deporte cubano.
Nació el 28 de octubre de 1910, en el No. 6 de la calle Santa Catalina, en el Cerro habanero. Huérfano de padre desde muy niño, era tan pobre Eligio que le tocó escoger entre estudiar y comer. Así limpió botas y vendió periódicos hasta que llegó el boxeo para cambiar su vida.
De haber dependido de él, hubiese escogido ser pelotero o pelotari, que era lo que más le gustaba; pero con apenas 125 libras y, además, negro y pobre, estos caminos parecían tapiados.
Kid Chocolate: Del Cerro de La Habana al Olimpo del Boxeo
Entonces llegó el boxeo. Eligio Sardiñas, como todo muchacho de barrio que había tenido que «pulirla» en la calle para comer, sabía defenderse y echar sus ganchos. Por eso se presentaba a los carteles que organizaban los dueños de La Noche y La Lucha en los que los ganadores eran premiados con 15 periódicos que podían vender por unos centavos. Puede parecer increíble, pero el legendario Kid Chocolate, que amasaría fortunas con su pegada, comenzó en el mundo de los puños peleando por papeles.
Un lustro después, el 8 de diciembre de 1927, con sólo 17 años, debutó como boxeador profesional frente a Johnny Cruz, al que venció por decisión. Sería este el primer eslabón de una larga cadena de victorias en los ringnes isleños que le harían ganar fama y dinero.
Sin embargo, el rápido ascenso de Kid Chocolate al Olimpo del boxeo llegaría al año siguiente, cuando sus promotores lo presentaron en Nueva York. En la Gran Manzana sólo Joey Scalfaro pudo escapar de la derrota frente al muchacho del Cerro.
Los años 1929 y 1930 fueron los de la consagración para Kid Chocolate. Con su talento innato, sus ágiles movimientos de bailarín y la fuerza de sus puños amasó una fortuna en medio de la miseria generalizada que provocara el Crack.
Su figura magnética le prodigó simpatías y Kid Chocolate, que tantas privaciones sufriera de niño, se gastó el dinero a manos llenas en noches y mujeres. Fue en estos años de de parrandas y encuentros furtivos en los que contrajo la sífilis, una enfermedad que se revelaría, al final, como la más formidable de sus contrarios.
De esa época, el «Bombón de Cuba», como le llamaron en Nueva York, recordaba años después, conversando con sus amigos, la fascinación que su musculoso cuerpo causaba en las «rubias platinadas» que le asediaban por todas partes; y del morbo frenético que levantaron las fotografías que le tomó desnudo Aladar Hajdu.
En 1931 tocó la gloria con sus guantes cuando, el 15 de julio derrotó a Benny Bass en siete asaltos y conquistó el título mundial de su división. Al año siguiente sumaría también el título de los gallos al noquear a Lew Feldman.
El final de una leyenda
Las derrotas sufridas ante Tony Canzoneri en noviembre de 1933 y, sobre todo, ante Frankie Klick, un mes de después, en Filadelfia, en la que perdió su título mundial de ligero, demostraron que los mejores épocas de Kid Chocolate estaban haciéndose pasado.
Al mismo tiempo, los médicos le comunicaban oficialmente que padecía de sífilis, una enfermedad terrible que robaba sus fuerzas y precipitaba su caída.
Kid Chocolate conseguiría continuar peleando algunos años más con resultados todavía notables gracias a su enorme calidad; pero su figura había dejado ya de ser interesante para los promotores y no conseguía, ni de lejos, los ingresos de sus mejores tiempos.
Finalmente decidió retirarse en 1938, tras una década como boxeador profesional en la que ganó 136 combates (51 por KO), entabló seis y sólo perdió 10; un récord extraordinario si, además, se toma en cuenta que en sus últimos años en los que peleo lo hizo muy alejado de su forma óptima a consecuencias de la enfermedad que le aquejaba.
Ya entonces se había evaporado su fortuna, por lo que tuvo que convertirse en entrenador para sobrevivir.
Falleció en La Habana el 8 de agosto de 1988 a los 77 años edad.
Sus últimos años transcurrieron en su casa de Marianao, donde 40 años después de su retiro seguía recibiendo correspondencia de todo el mundo que le llegaba segura con sólo poner en el sobre:
Kid Chocolate para todos los tiempos
Considerado por los expertos del boxeo como uno de los diez mejores pesos pluma de todos los tiempos, el legado de Kid Chocolate al deporte de los puños es inmortal.
El boxeador cubano fue uno de los primeros en estudiar las películas de los pugilistas contemporáneos con el objetivo de mejorar su técnica y descubrir sus debilidades; una práctica que sería imitada por muchos y hoy resulta obligada para deportistas y entrenadores.
Kid Chocolate es parte del Salón Internacional de la Fama del Boxeo de Nueva York y en Cuba se le dio su nombre a la Sala Deportiva Polivalente que se construyó para los Juegos Panamericanos de 1991 en el Paseo del Prado en La Habana.
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