La Pila Seca fue el burlesco nombre que dieron los vecinos de La Habana a la Fuente de los Tres Leones que instancias del Capitán General español Juan Procopio Bassecourt y Bryas, Conde de Santa Clara se colocó en 1797 en la última glorieta la Alameda de Extramuros (luego Paseo de Isabel II y hoy calle Prado) con el propósito de embellecerla.
Para los jodedores de la época no pasó desapercibido el hecho de que, a pesar de tratarse de una fuente – que entonces tenían un sentido más utilitario que ornamental – casi nunca tenía agua, de ahí que la llamaran medio en broma y medio despectivamente la Pila Seca.
De la Pila Seca a la Fuente Nueva
Según las crónicas y los grabados e imágenes que han llegado hasta el día de hoy, la desaparecida Fuente de los Leones o Pila Seca, contaba con un amplio pedestal sobre el que se erigía una mujer de mármol. Sobre el basamento que le rodeaba se encontraban cuatro leones, también de mármol, echados sobre las patas traseras y con una de las delanteras apoyadas sobre una esfera que vertía el agua a la taza.
Con el objetivo de colocarla en el Paseo Militar el Capitán General Miguel Tacón ordenó retirar la Pila Seca de la Alameda de Extramuros, aunque al parecer nunca llegó a emplazarse allí. Lo que sí despertó la decisión del despótico gobernante fue la ira de los habaneros, quienes incluyeron dicho traslado entre las irregularidades que le achacaron durante el juicio de residencia que le montó el Ayuntamiento tras su cese al mando de la Isla.
Igual, Tacón nunca sería condenado ni por este ni por ninguno de los otros seis cargos de los cuales se le acusó (todos traídos por los pelos, es justo decir) y el juez dictaminó que toda la algarabía del Ayuntamiento de La Habana no se justificaba, pues al fin de cuentas la Fuente de los Leones de la Alameda Extramuros era poco menos que inútil pues, a fin de cuentas, nunca tenía agua.
En su reemplazo de la Pila Seca, el nuevo Capitán General de la Isla, Joaquín de Ezpeleta mandó a colocar en 1839 la llamada «Fuente Nueva», la cual, irónicamente era abastecida de agua por el Acueducto de Fernando VII construido, precisamente por Tacón.
La fuente de los Leones o Pila Seca de la Alameda de Extramuros fue reformada y trasladada al centro del mercado de Cristina de la Plaza Vieja, y pese a esa cercanía geográfica no debe confundirse, como a menudo sucede, con la Fuente de los Leones de la Plaza de San Francisco de Asís (la cual, por cierto, ha sido una fuente de las más viajeras, pues ha estado en varias ubicaciones por toda la ciudad).
Esta última se erigió en 1836 y fue un regalo a los vecinos de La Habana del Intendente de Hacienda, Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva, quien sostenía una fuerte rivalidad política con Miguel Tacón…
Y como aquel había demolido la primera Fuente de los Leones para disgusto de los habaneros (que son así, que no les gusta que les toquen sus cosas), pues Villanueva, que de plata y poder se pasaba, mandó a esculpir otra en Italia, más bella y más grandiosa… por el sólo placer de mortificarlo.
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