No destaca por ser demasiado extensa la calle Nueva del Pilar, que surge como escisión de la calle Belascoaín, y sin embargo encierra algunas preguntas que quizás no puedan ser resueltas en este artículo, pero que ameritan ser contadas.
Cuando buscamos información sobre la zona en la cual se encuentra la calle Nueva del Pilar, descubrimos que no hace mucho tiempo atrás seguía siendo una ciénaga. El límite natural del terreno conocido como Pueblo Nuevo era el arroyo que recorría horizontal desde el puente de Villarín hasta desembocar en la bahía. Sobre este arroyo se levantaban también el puente de Chávez y el de Cristina.
En 1856 La Habana estaba dividida en varios distritos (como comentamos aquí), uno de ellos era el del Horcón que comprendía varios barrios como el del Pilar, San Antonio Chiquito, Jesús del Monte… Una vez que la ermita de Nuestra Señora del Pilar comenzó a ser conocida en la zona el antiguo término del Horcón perdió su nombre por Pilar.
El Horcón recibió este nombre por existir uno de gran tamaño que servía de hito o señal, en las inmediaciones de la finca de don Manuel González, alrededor del cual se reunían varios viajantes a la espera de que se abriesen las murallas de La Habana con la primera luz.
Como curiosidad, el tramo de la calzada del Monte al pasar por esta zona, desde el puente de Chávez hasta el depósito de Consulado, recibía también el nombre de Calzada del Horcón.
Calle Nueva del Pilar
En trayecto similar al que recorre la actual Avenida Arroyo existió, como hemos dicho, un riachuelo de recorrido oscilante que se convirtió a su vez en el desagüe del Matadero y en cuya ribera se reunían varios cabildos a realizar sus celebraciones.
En algunos documentos se le llama al tramo entre los puentes Villarín y Chávez como «Arroyo del Manglar«. Retengan los nombres de Arroyo, Desagüe y Manglar porque son la causa de confusión de muchos historiadores.
En esta zona se reunía la asociación de los Curros del Manglar (Sociedad Abakúa del siglo XIX que fue perseguida y reprimida con tenacidad por el gobierno colonial) lo que sin duda dio pie a las confusiones de nombre en las que incurrieron incluso historiadores como Manuel Pérez Beato.
Este baile de nombres provocó que en algunos documentos se consigne la calle Manglar (o Nuevo Manglar) como el final de la calle Nueva del Pilar, en otros lo era la actual Avenida Arroyo e incluso en algunos mapas de los años treinta del siglo pasado muestran su recorrido hasta la calle Matadero.
Todo un caos que se debe a los ajustes y cambios que siguieron al establecimiento de la República.
Lo que queda claro es que la calle Nueva del Pilar nacía en la rotonda que existió en la intersección de la calle Belascoaín con Figuras y Desagüe. Dicha rotonda es bastante anterior a la urbanización de la zona y existió a su alrededor un sitio o caserío de Delgado que fue desalojado al ser urbanizada la zona del barrio de Pueblo Nuevo.
Por tanto, recorriendo un trayecto de Norte a Sur, la calle Nueva del Pilar terminaba en el arroyo mencionado anteriormente. Hacia finales del siglo XX el proyecto urbanístico siguiendo el trazado en retícula cuadricular se extendió más hacia el sur, uniendo el barrio de Pueblo Nuevo con el Pilar.
El arroyo anterior fue canalizado a partir de la calle Nueva del Pilar y usado como desagüe soterrado del nuevo matadero, por el recorrido que realizaba el anterior arroyo se hacía imposible mantener el orden del trazado urbano de acuerdo a la planificación aprobada. Algunos planos de 1881 visualizaban está corrección urbanística que ha llegado a nuestros días y que favoreció la aparición de la calle Nueva del Pilar, pero que tardó en materializarse más de veinte años.
Un nombre curioso
Aunque algunos historiadores consideran que debe su nombre al barrio del Pilar, lo más probable es que sea indirecta esta relación, pues la calle se extiende en su totalidad por lo que era el antiguo barrio de Pueblo Nuevo.
Sin embargo, viendo que la calle Belascoaín se convirtió en uno de los ejes de circunvalación de la ciudad antigua. El recorrido que solían realizar en las volantas, quitrines y victorias los habaneros de cierto poder económico casi siempre era el mismo.
Desde el sur tomaban la calzada del Monte, rodeaban el parque de la India, seguía por el paseo de Isabel II (o del Prado) daban la vuelta en la Punta y tomaban la calle Reina hasta Belascoaín, regresando por esta hacia el sur.
La calle Nueva del Pilar sirvió de atajo directo para estos trayectos, desatascando el paso a través del puente de Chávez, y proveyendo a muchos creyentes un acceso inmediato hacia la parroquia de Nuestra Señora del Pilar de Carraguao.
Teorías
No hay una certeza que nos ayude a comprender porqué se le llamó de esta manera a la calle Nueva del Pilar. Sin embargo existen tres teorías que queremos poner en conocimiento del lector para que él determine la que considere más acertada.
La primera responde, por supuesto, al concepto de atajo que parece encerrar esta vía y que hemos explicado anteriormente. La segunda se corresponde más con la adición del término «Nueva» al nombre y la tercera que involucra a la actual calle Estévez, que se le llamó popularmente como «calle del Pilar o de la Horqueta» por existir una de gran tamaño en la intersección de esta y la entonces calle del Matadero (actual Flores).
¿Nueva? del Pilar
Para trazar la calle Nueva del Pilar fue necesario canalizar parte del arroyo y la demolición del antiguo Matadero, alineando así el trazado de la calle Flores (al otro lado de la Avenida Arroyo) con el de la calle Pilar, como originalmente se le llamó.
Señala José María de La Torre no fue ésta la primera que llevó dicho nombre, pues la desaparecida calle Tallapiedra seguía siendo conocida como Pilar. De ahí, presuntamente, la modificación y adición del calificativo de «Nueva» a la calle del barrio de Pueblo Nuevo, como diferenciación de su predecesora en el distrito de Factoría.
La primera calle Pilar o del Pilar estuvo ubicada en la zona adyacente al Real Arsenal y conectó en sus tiempos a La Factoría de Tabacos (después Hospital Militar) y a la antigua Fábrica de Gas. Había recibido dicho nombre por el hospital adyacente a la Factoría -y que fue demolido en tiempos coloniales-, sin embargo cuando don José Tallapiedra adquirió los derechos de la zona, para hacer los muelles y almacenes, legó su apellido a dicha calle.
La calle del Agua
La condición del terreno sobre el cual se trazó la calle Nueva del Pilar provocó desde el principio inundaciones y problemas de aguas albañales en la zona. Si bien Belascoaín estaba cubierta en su totalidad con macadam en 1899 su vecina no contaba con igual suerte, aunque formaba parte de las calles que eran limpiadas tres o menos veces a la semana.
En este período de intervención el agua en la zona circulaba a través de las tuberías de 42 pulgadas, entonces las de mayor volumen de la ciudad. Con los años ha quedado en el fondo del centro deportivo de El Pontón, que da a la calle Nueva del Pilar, una toma de las pipas que distribuyen el agua en La Habana.
Pero contrario a lo que usted pueda pensar, las quejas por el agua sobre el pavimento y los problemas que esto conlleva no son de ahora.
VECINOS DE NUEVA DEL PILAR
9 de mayo de 1946, periodico hoy
Por otra parte, vecinos de la calle Nueva del Pilar denuncian que carros del acueducto de La Habana, que toman agua en aquella calle entre las de Flores y Clavel, derraman considerables cantidades de ese líquido, deteriorando el pavimento.
El Colegio Nacional de Enfermeras se fundó el 12 de febrero de 1942 en la calle Nueva del Pilar número 53 y durante años realizó diversos actos en esta ubicación.
El comienzo de un imperio
En esta calle vivió desde 1914 el doctor Heliodoro Gil, representante a la Cámara de Representantes (de la cual llegó a ser Secretario) por el Partido Liberal con el cual se alzó durante la revuelta conocida como La Chambelona. Gil, asociado de José Lezama, fungió al frente del Central Unión de San Luis, Oriente.
Tuvo encarnizados debates en el Senado relacionados con la especulación financiera y el valor de la propiedad inmobiliaria. En uno de sus discursos menciona, precisamente, a su vivienda como muestra de esta especulación.
«Me llevó a este convencimiento el que aun las casas pequeñas, como la que vivo en la calle Nueva del Pilar, habían subido notablemente de precio, al extremo que una casa que costó ocho mil pesos en el año 1914, llegó a valer 19 mil pesos en el año 16, y así fue subiendo de precio, y acaba de ser vendida en veintisiete mil.
Como ahora mismo se está viendo con terrenos situados en la calzada de Infanta y Ayestarán, por la simple construcción de una línea de tranvía, ha subido diez o doce pesos el metro del terreno. y yo digo, señor Presidente y señores Representantes, ¿Dónde está la inmoralidad y la desvergüenza?»
Aunque sus negocios crecerían con los años y llegaría a poseer varias propiedades en La Habana, entre ellas el Cine Neptuno, la fábrica Gil y Montes en Guanajay que producía el refresco «Jupiña» y su posterior residencia en Teniente Rey 71.
El Dr. Gil fue uno de los políticos y letrados opuestos a la prórroga de poderes del presidente Gerardo Machado y su posición económica floreció mudándose a una casa en Carlos III sin número, frente a la Quinta de los Molinos donde residía en 1937. Considerado la persona de mayor influencia dentro de los Liberales de Pinar del Río recibió múltiples amenazas de muerte a lo largo de su vida por cuestiones políticas.
Sin embargo, su asesinato no tendría nada que ver con intrigas de este tipo: Su asesino Juanito Montes Junco (de dieciocho años) era el hijo de Juan Montes Valdés, su concuñado y socio comercial desde hacia años. Heliodoro Gil fue abatido a balazos por su ahijado en la residencia de la calle Maceo esquina Cabada, que compartía en Pinar del Río con sus suegros, el 24 de junio de 1937.
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