La pequeña iglesia Salvador del Mundo se encuentra ubicada en la calle Santo Tomás entre Peñón y Cepero, rodeada de cuatro parques en los que crecen grandes árboles que contrastan de forma notable dentro de una barriada completamente urbanizada.

Se construyó la primera Iglesia Salvador del Mundo en el año 1800 por los vecinos del lugar. Este primer templo que era de madera, fue reedificado en 1807 y erigido en parroquia por el ilustrado Obispo Juan José Díaz de Espada. Casi cuatro décadas después sería reconstruida por el Obispo Francisco Fleix Soláns, obras con las que alcanzaría su aspecto actual.

Iglesia Salvador del Mundo en el Cerro
Iglesia Salvador del Mundo en julio de 2022 (Foto de Ruslán Olivares Cúcalo para Fotos de La Habana)

Iglesia Salvador del Mundo

Durante la República, la pequeña iglesia de Santo Tomás y Peñón realizó una gran obra social y de auxilios a los menos favorecidos: en el templo funcionó una escuela pública gratuita para los niños pobres del barrio y una escuela nocturna para los jóvenes obreros. También, en la década de 1940 se estableció un Dispensario en que brindaban consultas sin costo alguno los doctores Muller, padre y hermano, respectivamente, del entonces párroco de la iglesia, Monseñor Alfredo Muller y San Martín.


Alfredo Muller San Martín, párroco de la Iglesia Salvador del Mundo

Moseñor Alfredo Muller y San Martín (1902 -1993). Fue párroco de la Iglesia Salvador del Mundo en la barriada del Cerro desde 1927 en la que realizó una gran labor social en favor de los más necesitados. En 1948 fue ordenado Obispo Auxiliar de La Habana del Cardenal Manuel Arteaga y y en 1961 fue nombrado Obispo de Cienfuegos.

Templo de una sola nave con techos de alfarje, en extremo humilde, como aquellos que lo construyeron y fueron sus feligreses, la Iglesia Salvador del Mundo destaca por la excelente visualidad que ofrece desde la Calzada del Cerro, aunque suele ser bastante complicada de fotografiar debido a los imponentes y centenarios árboles que la rodean.

Su fachada es de estilo neoclásico y se compone de un frontón simétrico que se sostiene sobre dos columnas que hacen la función de pórtico. Justo al centro de estas se levanta una torre cilíndrica que termina en un cono coronado por una cruz latina de hierro, lo que le brinda un aspecto muy peculiar,