Considerado la joya arquitectónica que coronaba su mando como capitán general de la isla de Cuba. El teatro Tacón (o de Tacón) venía a ser la obra definitiva con la cual pretendía perpetuarse en la memoria ciudadana el orgulloso gaditano -y activo constructor y déspota, méritos que exhibía a partes iguales- don Miguel Tacón y Rosique.

En la gran batalla constructiva que sostuvo con el criollo Claudio Martínez Pinillos, intendente de Hacienda y hombre fuerte de la Junta de Fomento, el general Tacón sentía que partía siempre en desventaja. A cada gran obra suya, estratégicamente ubicada, el inquieto y poderoso Martínez Pinillos, conocido también como el conde de Villanueva, anteponía otra, igual de productiva, igual de radiante, o incluso mejor.

paseo de isabel II
Paseo de Isabel II (c1839), con la estatua de la India dando la espalda a la Puerta de Tacón (flecha roja) que daba acceso al Campo Militar (Campo de Marte), al fondo se observa el techo a cuatro aguas del primer teatro Tacón (flecha azul). La ubicación de la fuente se tomó como un desaire de Pinillos a Tacón, razón por la cual se giraría con el tiempo.

Durante el mandato de cuatro años de Tacón, período que le valdría para recibir los títulos de Vizconde de Bayamo y Marqués de la Unión de Cuba -por motivos que no vienen al caso ahora, pero que tienen también su miga-, la ciudad de La Habana creció a todos los niveles (hemos hablado bastante sobre este tema en estos artículos aquí, aquí y aquí) pero Tacón sentía que aún faltaba la estocada definitiva a su rival.

Surgió entonces la oportunidad de hacer un teatro, pero no uno cualquiera, uno majestuoso, el más grande de América, rival de los mejores de Europa, digno de ser llamado teatro Tacón.

El majestuoso teatro Tacón

La Habana estaba como estaba en cuestiones teatrales en aquel momento. Un solo «gran» teatro, y decimos lo de «gran» por que no eran solo tablas y lonas, rejuntadas en remiendos de urgencia, no por grandeza real. Era el teatro Principal, levantado donde estuvo el Coliseo de La Habana, que el ilustre Marqués de La Torre alumbró y que las castañuelas de la desidia, y el poderosísimo huracán de 1846, se llevaron luego.

Ubicado este en la alejada zona de la Alameda de Paula, por donde se levantó luego la residencia familiar de José de la Luz y Caballero, posteriormente Hotel Luz (luego Mascotte y ahora parque Aracelio Iglesias). Tenía en 1835 más detractores que alegrías, no tuvo nunca arraigo en la población, unas veces por falta de buenos actores y otras veces por cuestiones más mundanas como era el precio de las locaciones, la poca cultura teatral habanera y el limitado aforo.

teatri tacon y plazza de isabel II 1859
El teatro Tacón, visto desde las puertas de Monserrate litografía de 1841.

Habían otros competidores, pequeños bastiones, siendo el más importante el modesto Diorama de Vermay, el resto no eran más que improvisados teatrillos de madera sin cerrar, a los cuales se les puede seguir el rastro a duras penas en las crónicas de la época por su carácter nómada y circunstancial.

Hay constancia de la existencia de uno en el Campo de Marte (luego Campo Militar, Parque Colón y actual Parque de la Fraternidad), pero no sería hasta años después, bajo el apoyo del Intendente de Hacienda, Martínez Pinillos, que surgió el Circo Habanero en 1847 como bastión criollo que disputó la supremacía de extramuros al teatro Tacón, y que con posterioridad sería renombrado teatro de Villanueva (que sembraron de horror los voluntarios españoles años después).

La realidad es que todos estos intentos eran pocos y bastardos, para una ciudad cuya grandeza pretendía mirar a los ojos de las urbes europeas.

Puertas de la muralla de la habana puerta de tierra paseo de tacon 1857
Las murallas de La Habana, concretamente las puertas de Monserrate vistas desde el teatro Tacón. Los elementos decorativos que se pueden observar, y que guardan similitud con los colocados en la fuente de los Frutos del Paseo Militar, fueron sustituidos con el tiempo por pequeños bustos.

Llegó al rescate, cómo no, el señor Miguel de Tacón constructor feroz, quien entrando ya en el tercer año de mandato convidó a su íntimo amigo, y «especulador inmobiliario-mercantil por excelencia«, don Francisco Marty, quien había cumplido cabalmente, todo hay que decirlo, en el proyecto de la Pescadería de la calle Empedrado. Pondría dinero Marty sin miedo en este proyecto pues todas las fuentes concuerdan en que fueron no menos de doscientos mil pesos de una tacada.

Por otra parte la premura por estrenarlo llevó a Tacón a ceder a los reclusos del presidio para la obra, mientras se permitía usar los materiales de una cantera cercana al lugar de construcción.

La ubicación precisa

Como el Capitán General era caprichoso pero al mismo tiempo, destacaba como estratega preciso, el lugar de elección fue el mejor de los posibles. Previsto ya el desarrollo extramuros como el natural trasiego de la vida habanera, que escapaba del encierro de la vieja lenteja que era la ciudad; aprovechó Tacón que ya existían los dos grandes ejes por los cuales discurriría en el futuro el grueso del tránsito habanero.

Eran estos el Paseo de Isabel II, que unía el castillo de La Punta con la estatua de la India, ubicada más o menos donde hoy se encuentra en el cruce de esta arteria y la calle Monte; y el Paseo Militar (o de Tacón, luego Carlos III).

mapa antiguo de la habana b may 1851
En verde el paseo de Isabel II, en naranja el Paseo Militar o de Tacón (actual Carlos III), las dos principales vías de extramuros. En rojo el teatro de Tacón y en azul las puertas de Monserrate.

La unión de estas dos vías, fundamentales ya para la Habana de extramuros, fueron fortalecidas por obra del Capitán General con la construcción del polémico puente -sin agua de por medio- construido en la calzada de San Luis de Gonzaga (calle Reina), la finalidad de este «puente» era igualar los desniveles del terreno, y que recibió múltiples críticas en el juicio de residencia de Tacón, facilitando el trazado a los quitrines, volantas y carretones.

Los dos ejes viales que comunicaban los tres grandes puntos militares de extramuros: el Castillo de La Punta, el Campo de Marte (ya Campo Militar que luego tendría sus barracones dentro del mismo evitando el movimiento constante de tropas por la ciudad para hacer los ejercicios marciales en él) y el Castillo del Príncipe, fueron obsesión del gobernador durante su mandato, y no sin motivo. El gran proyecto de Forestier llevado a cabo casi un siglo después dio la razón al obstinado gaditano y su tejido, que simbolizaba el predominio del poder militar español sobre las zonas de esparcimiento de las aristocracia criolla.

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El paseo de Isabel II, con el Parque del mismo nombre y la estatua de la reina tras el arbolado. Al fondo el teatro de Tacón y el hotel Inglaterra que aún no había sido remozado. La imagen está fechada entre 1870 y 1880.

Por si fuese poco, en la zona de La Punta había colocado Tacón su Cárcel Nueva, de la cual presumía con vanidad y orgullo, pero que le trajo no pocos problemas. Uno de ellos muy simple, no tenía cocina, y había que darles de comer a los presos mediante contratas externas, aquello generó un agujero en las arcas del gobierno que obligó a vender terrenos del consistorio a particulares, a cada acierto de Tacón, un taconazo del gobierno municipal como quedó registrado en el juicio de residencia.

Volviendo al paseo del Prado, al final de este estaba la mencionada estatua de la India, que había donado Martínez Pinillos (símbolo criollo), obligando a desplazar la estatua del monarca Carlos III (allí presente desde 1803) al comienzo del Paseo Militar (o de Tacón, más conocido como Carlos III – símbolo indudable del poder militar español).

El mencionado teatro Diorama, fundado por un francés, tenía visos de liberal, por lo cual la ubicación del teatro Tacón, conseguía neutralizar en un movimiento varios puntos que preocupaban al represivo gobernador. Por un lado ubicaba su teatro en mejor posición que el Diorama, frente a las puertas Monserrate, construidas también bajo su mando y por las cuales salía el Capitán General en dirección al teatro con gran fanfarria y despliegue musical. Al tiempo que encerraba el depósito de Villanueva (gran obra de Pinillos) entre la manzana del teatro y el Campo Militar

teatro tacon interior mialhe
Sobre la opulencia del interior del teatro Tacón se habló mucho en la época, de ahí el famosa copla que decía: «Tres cosas tiene la Habana/, que son dignas de admiración:/ son el Morro, la Cabaña/ y la araña de Tacón/».




El teatro Tacón en crónicas del Siglo XIX

El dueño del Gran Teatro de Tacón que desde noviembre de 1837 había cedido una parte de los salones que hoy ocupa el hermoso café Tacón, al prestidigitador Herz Blitz, con el fin de que diera algunas funciones, mientras él terminaba sus obras interiores, abrió al fin sus puertas con seis grandes bailes de disfraces, de los cuales tuvo lugar el primero el domingo 28 de febrero de 1838.

Pocos días después ( domingo 15 de abril de 1838 ) ; se estrenó artísticamente con el drama en cinco actos « D. Juan de Austria ó la vocación » y unas Boleras al final . Este gran edificio fue fabricado por D. Francisco Marty y Torrens á sus expensas y con alguna ayuda por parte del Gobierno, no con toda la que ha querido suponerse, en un área de 3.315 varas planas de terreno que ocupan Pórtico, Vestíbulo, Café y Teatro, y forman parte de las 6.176 varas cuadradas que compró a censo a la Real Hacienda en 21 de julio de 1836 y 18 de noviembre de 1839 en las que existen hoy el patio y otras dependencias.

plano del teatro tacon 1843
Plano del teatro Tacón, tomado de la Arquitectura Colonial Cubana del excelso arquitecto e historiador Joaquín Weiss

Dicho edificio fue construido en 1837 bajo la dirección de D. Antonio Mayo maestro de albañilería y de D. Miguel Nins y Pons de carpintería, según obligaciones firmadas en mayo de 1836.

Su costo llegó á unos 400.000 pesos sin contar los auxilios de trabajadores y materiales que le facilitó el general Tacón. Varias veces en 1838 y 1840 fue denunciado al Gobierno por suponérsele en estado ruinoso, pero otras tantas, después de reconocido por orden de aquel se han dado los informes más satisfactorios.

En uno de ellos ( mayo 16 de 1840 ) dicen los maestros nombrados para su reconocimiento: « Hallamos que las paredes y cornisas de los costados y fondos están un poco desplomadas por el centro de sus longitudes a causa del esfuerzo que hicieron las maderas de la estribadura del techo principal del patio y foro; pero que con la solera, falsas llaves, tornapuntas y parales que después se le han puesto, y los sunchos de hierro en los empalmes y ensambladuras de la dicha estribadura , se ha contenido-, el movimiento etc. » .

francisco bedoya pereda tacon en 1838
Este dibujo del Teatro Tacón en 1838 es obra del magnífico arquitecto y dibujante Francisco Bedoya Pereda (LA HABANA DESAPARECIDA-2008), en el cual se observa cómo pudo verse el teatro de acuerdo a los planos originales. Entre los detalles sorprendentes se observa la abertura del centro que permitía la entrada de luz al pequeño divisor y el jardín con fuente en el lateral que desaparecería con el tiempo, además de los detalles del techo y la altura original del teatro.

Otro informe del ingeniero señor D. Nicolás Garrido , publicado en el Diario de la Habana ( septiembre 19 de 1837 ) , vino a alejar toda sospecha y vanos temores; más como quiera que desde aquella época se han hecho al edificio distintas » mejoras; no siendo la menos importante su techo nuevo, geniosamente combinado por el ingeniero senior Sagebien , así como otras muchas innovaciones y arreglos , cuyo costo ascendió a cerca de 50,000 pesos.

El teatro Tacón quedó perfectamente seguro , elegante y cómodo. La mayor concurrencia que ha contenido , se cree , fue la , del gran baile de disfraces con motivo del convenio de Vergara , la cual se calculó en 6,000 almas aproximadamente. Solo el Capitán General y la prensa tienen localidades gratis .

teatro tacon 1860 esquina san rafael
Esquina de la calle San Rafael. El teatro Tacón ya ha sido renovado, conservando el estilo neoclásico de la entrada pero cambiando por completo el techo, ahora de dos aguas, y otros detalles imperceptibles en la imagen.

Además se reserva un palco que llaman de orden al Gobernador civil ; pero este lo abona y por obligación ha de pedirlo a la Empresa antes de la una de la tarde del día de la función . Para dar una idea de la importancia de este teatro baste decir que su dueño el señor Marty y Torrens legó a unos menores el palco que ocupó durante su vida número 14 izquierda segundo piso , hoy de los hermanos marqueses de Estéban y de Larrinaga .

Pues bien , este fué rematado por el señor Marty y Gutiérrez’ en 14,000 pesos oro ; advirtiendo que a no ser el derecho de tanteo , que le asistía , nadie sabe a dónde habría llegado su precio , pues no faltaba quien ofreciera 120,000 duros en oro. El teatro fue tasado en noviembre de -1841 por D. Isidoro Sánchez y otros maestros en 279,563 pesos y medio reales : poco después se repitió esta misma operación ( mayo de 1845 ) dando por resultado una diferencia de 105,414 pesos reales más a favor del edificio.

Teatro Tacon Hotel inglaterra
Los bustos, a modo de adornos terminales (o falsos pináculos) de la fachada, que sustituyeron los «jarrones frutales» de la construcción original.

El señor Pezuela en su Ensayo histórico de Cuba dice «que el teatro Tacón, aunque modesto en su exterior iguala sino supera a los mejores de París y Londres». Don Nicolás Pardo Pimentel en su Manual del filarmónico escribe: «Varios son los teatros de la ciudad de la Habana, pero el más espacioso y magnífico: es el de Tacón situado en el centro de la Alameda. Y agrega «Una simple celosía o persiana divide los palcos de los corredores o pasillos y su delantera es una elegante verja de hierro dorada que permite ver desde el tocado hasta el atrevido pie de las graciosas damas habaneras»

La condesa de Merlín en su Viaje a la Habana, dice « El teatro Tacón es rico y elegante a la vez, está pintado de blanco y oro, el telón y las decoraciones ofrecen un brillante punto de vista a pesar de no estar bien observadas en algunas las reglas de la perspectiva .

El patio está poblado de magníficos sillones, lo mismo que los palcos en cuya delantera hay una ligera verja dorada que deja penetrar la vista de los curiosos hasta los pequeños pies de las espectadoras.

Solo los primeros teatros de las grandes capitales de Europa pue den igualar al de la Habana en la belleza de las decoraciones , en el lujo del alumbrado y en la elegancia de los espectadores que llevan todos guantes amarillos y pantalón blanco. En Londres ó en París se tomaría este teatro por un inmenso salón de gran tono».

Teatro Tacon 1898
El teatro Tacón en 1899. Se observa oscuro, y la vista permite observar al pequeño café del teatro Tacón, donde ocurrieron los hechos del 12 de diciembre de 1899, conocidos como el combate de la acera del Louvre. A la izquierda de la imagen se observa una pequeña sala donde se realizó la primera exhibición de cine en La Habana, y a la izquierda de esta estaba una oficina de publicidad y tienda de antigüedades; y más a la izquierda de esta, haciendo esquina, una unidad de bomberos.

Por fin la Revista Económica, en su número del 25 de mayo de 1878, publica entre otros datos curiosos, los siguientes:

Tiene 56 palcos de primero y segundo piso. Ocho palcos en el tercero y seis grilles. Ciento doce butacas en el tercer piso y quinientas veintidós lunetas. Siguiendo con cien sillones delanteros de tertulia y los quinientos asientos de tertulia (correspondientes al cuarto piso). El quinto piso contaba con ciento dos sillones delanteros de cazuela y otros quinientos asientos de cazuela (y en este estaban ubicados los negros y mulatos). Caben en todas estas localidades ( 2.287 personas y como que detrás de los palcos pueden colocarse en pie 750 , resulta que en un lleno contiene el teatro cómodamente 3.037 personas .

Todas las citas son de LA HABANA ARTÍSTICA DE SERAFÍN SÁNCHEZ (1891)
teatro tacon 1900
Una de las imágenes más reproducidas del teatro Tacón, fue distribuida por una compañía americana (Detroit Publisher) tras ser comprado a los herederos de Marty

Pero encierra más curiosidades este teatro, ya que fue vendido por Francisco Marty al Liceo de La Habana en el año 1857 por setecientos mil pesos fuertes, reservando el catalán Marty Torrens una parte de las acciones que le permitirían recuperar el control del teatro debido a los incumplimientos en el pago de los plazos establecidos.

En 1866 fallece este y el teatro pasa a ser dirigido por su hijo Francisco Marty y Gutiérrez quien realizaría no pocas obras de mejoras y que tendría un gracioso malentendido con la diva Sarah Bernhardt cuando esta visitó el teatro Tacón, dando origen a la famosa frase con que los medios se refirieron a los cubanos «son indios con levita«.

venta del teatro tacon o nacional al centro gallego
La venta del teatro Tacón (entonces ya Nacional) a la sociedad del Centro Gallego en 1906.

En 1899 la viuda de Marty Gutiérrez vende la propiedad a la compañía americana «Tacón Realty Cy» radicada en Boston por una suma de trescientos mil dólares. En el año 1902 se cambia el nombre por el de Gran Teatro Nacional.

Posteriormente esta compañía vendería el Teatro Tacón a la sociedad del Centro Gallego que erigiría allí su majestuosa sede. Las cifras sobre esta venta varían, pero no bajando nunca de los quinientos veinticinco mil dólares, a pagar en treinta años, con que se firmó, el 10 de enero de 1906, el contrato.

Termina así la historia del teatro Tacón, una joya que vino envenenada, pues el capitán General Miguel Tacón, recibió la noticia de su destitución el mismo día que se inauguró el suntuoso teatro que llevaba su nombre.