De vuelta a su sitio original la Fuente de los Leones posee una identidad propia que la hace ser una de las más reconocidas de la capital. El primer antecedente a esta fuente data de 1628 cuando en los alrededores de la recién creada Plaza de San Francisco se colocaron, según Jacobo de la Pezuela, «dos fuentes «de igual caudal pero de distinta fábrica», de las cuales la más nueva era «de más pulido artificio», cuya taza recibía el agua por cinco bocas, cuatro de leones y un águila«. De esta construcción no han sobrevivido imágenes y queda solo la memoria oral de quienes la vieron.
Pero baste decir que es el precedente directo a la estatua sobre la cual hablaremos en esta entrada.
Fuente de los Leones
Ubicada en la Plaza de San Francisco, la Fuente de los Leones es una de las fuentes habaneras más bellas y de mayor simbolismo. Resulta, sin dudas, entre las estatuas y monumentos del período colonial una de las que mayor arraigo ha tenido logrado en los habaneros.
La Fuente de los Leones llegó a La Habana procedente de Italia en 1836, donde la esculpió en mármol blanco de Carrara el artista Giuseppe Gaggini – el mismo escultor que hiciera la Fuente de la India o de la Noble Habana – basándose en los diseños preparados por el coronel don Manuel Pastor y reformados por el famoso arquitecto Tagliafichi.
La fuente que consta de cuatro pedestales de mármol de Carrara (al igual que la Fuente de la India) que sustentan igual número de leones echados con una altura de 2,5 metros, fue obsequiada a los vecinos de La Habana por Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva.
En el centro de la misma se alza una columna de 1,5 metros de alto y 0,45 de diámetro coronada con una corola que vierte el agua contenida en una taza de forma poligonal.
Como a dos tercios de su altura, un plato circular contiene varios chorros por los cuales salía el líquido; en su centro se eleva una aguja delgada a manera de candelero que lanzaba al aire un sinnúmero de hilos de agua, los cuales al caer en el plato semejaban las ramas de un sauce llorón. Los pedestales donde descansan los leones en sus fustes tienen bajorrelieves alegóricos. Una gradería compuesta de tres escalones da acceso a la fuente.
Emilio Roig de Leuchsenring
Recorrido por la ciudad
En 1844 existía el temor de que la Fuente de los Leones se dañara por un accidente ante tanto movimiento de vehículos y personas en la Plaza de San Francisco de Asís, por lo que fue trasladada hacia la glorieta que se encontraba a la salida de la Puerta de Monserrate, en la Alameda de Extramuros o Isabel II, hoy Paseo del Prado, donde permaneció hasta 1902.
Después sería trasladada al Parque Trillo; luego al Parque de la Fraternidad; y posteriormente, descansaría su olvido en los almacenes de la Secretaría de Obras Públicas, hasta que en 1963 regresó a su lugar de origen, gracias a la labor desplegada por la Comisión Nacional de Monumentos; aunque su ubicación actual se encuentra un poco más al suroeste que el sitio de su emplazamiento inicial.
Gracias a Ernesto Fumero Ferreiro por la colaboración. Imágenes tomadas de internet.
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