Pocos imaginan que la Casa Club del Country Club de La Habana estaba donde ahora se encuentra el edificio principal de la Escuela Nacional de Arte (ENA), aunque no fue la más famosa de las edificaciones comprendidas dentro de este amplio terreno, opacada entre otros, por el vecino Casino Nacional o Casino de la Playa.

Ahora en esa vasta zona donde antes estuvo un campo de 18 hoyos considerado el mejor del país, se encuentran además de la citada ENA, las edificaciones del Instituto Superior de Arte (ISA) y las famosas escuelas de Arte de Porro, Garatti y Gottardi -joyas arquitectónicas del país aún cuando no se culminó su construcción-.

El Country Club Park original se extendía más al sur, en la dirección de la antigua zona conocida como La Barandilla, aunque todo esto se fue parcelando y urbanizando progresivamente hasta convertir a esta zona en una de las más exclusivas de La Habana desde finales de los años veinte del pasado siglo.

El Country Club de La Habana, la Playa de Marianao y el golf

Aunque se asocia el Country Club Park exclusivamente con el campo de golf que era atravesado por el río Quibú, la finca «La Lola» adquirida por la Sociedad Anónima Country Club Realty Co. -posteriormente serían gestionados los terrenos por la Country Club Park Investment Co. cita en Obispo 53- comprendía alrededor de ciento veinticinco acres de extensión (alrededor de quinientos mil metros cuadrados), a los que posteriormente se fueron añadiendo más terrenos.

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Campo de golf del Country Club de La Habana

Estos terrenos constituyeron el famoso «Garden City» como se le llamó también a esta zona comprendida en el actual reparto Cubanacan. Al contrario que muchas de las asociaciones aristocrática que surgieron en estos años, los miembros fundadores del Country Club de La Habana decidieron alejarse de la zona costera y crear un club basado en el golf, distante de las regatas y deportes acuáticos, tan de moda entonces.

Encabezando a aquel grupo de inversores anglosajones residentes en la isla estaba Frederick Snare, presidente de una de las mayores constructoras del país. Junto a Snare se encontraban otros socios del American Club -con sede en Prado y Virtudes- como los señores Thrall, Johnson, Lychenheim, Huston, Alleyn y Horter quienes aportaron alrededor de quinientos dólares cada uno como fondo inicial del Country Club de La Habana.

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Recepción en el Country Club de La Habana engalanado con motivos patrióticos.

Las negociaciones con los herederos de Segundo Álvarez se agilizaron por intermedio de W. H. Whitner quien cerró el precio total en veinticinco mil dólares a pagar en oro español. La quinta parte fue aportada inmediatamente por el señor Snare de su bolsillo para garantizar la viabilidad del negocio.

Decidido el terreno y arreglada la compra, después de examinar disímiles terrenos entre los que estaba la ribera del río Cojímar y la zona de Arroyo Arenas, se fundaba oficialmente el Country Club de La Habana el 14 de septiembre de 1911 por residentes estadounidenses e ingleses en su gran mayoría.

Golf y sociedad

Desde Nueva Jersey se trajo entonces a Harry Stark -reconocido «greenkeeper«- quien fue el encargado de dar forma al campo de golf y de formar al equipo que quedaría al cuidado del mismo. Además del campo de golf la inversión en la zona por parte de la junta del Country Club de La Habana se extendió a avenidas, parques y el famoso lago.

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Residencia de George Fowler, se observa la columnata del «jardín inglés» de la mansión. Es lo único que se conserva de este edificio, las columnas se ven desde la Facultad de Artes de la Conservación del Patrimonio.

En diciembre de 1935 se calculaban en poco más de ochocientos mil los bienes del Country Club. De los veintitrés socios fundadores se pasaron a mil seiscientos treinta en 1954. En dicho año se hacía necesaria una carta de solicitud firmada por dos socios del Country Club de La Habana, junto con el abono de setecientos cincuenta pesos de cuota de ingreso y ciento ochenta pesos de cuota social como Socio Residente.

De las facilidades iniciales de golf y recreo en un ambiente rural, el club pasó a ofrecer entretenimiento en sus salones de fiesta, tenis, squash, piscina y actividades sociales para las familias de los miembros. La asociación con el Habana Biltmore Yacht Club and Country Club extendió a algunos socios el uso de las instalaciones marítimas de aquel.

Juntas directivas

El señor Frederick Snare ejerció como presidente desde la fundación del Country Club hasta su fallecimiento en 1946. Tras él ocuparon la presidencia Theodoro Johnson y el ingeniero cubano Manuel Gamba. Entre los miembros de la directiva a lo largo de los años destacan los acaudalados Regino Truffin -tesorero-, José Miguel Tarafa, Dr. Antonio Sánchez Bustamante, Alfonso Fanjul -secretario-, Mario García Menocal hijo, Dayton Hedges y Scott Thompson.