El Parque Central de La Habana, o simplemente Parque Central, es uno de los espacios de socialización preferidos por los habitantes de la capital cubana. Este espacio arbolado se encuentra en el mismo corazón del ring habanero, delimitado por las calles San José, Zulueta, Neptuno y Prado.

A él, desde las aceras de las manzana circundantes, se asoman algunos de los edificios más representativos de La Habana:

Memoria antigua de un Parque Central

El Parque a central fue el primer parque que se construyó en la Habana de extramuros, como continuación de la Alameda que hoy conocemos como Paseo del Prado.

Alcanzó su dimensión actual hacia el año 1877, cuando terminó el derribo de las antiguas murallas de La Habana y los terrenos que habían ocupado estas pasaron a propiedad del Estado y de ahí a manos de los especuladores inmobiliarios.

Estatua de Isabel II en el Parque Central
Estatua de Isabel II en el Parque Central

En ese entonces era el Parque Central uno de los menos arbolados de La Habana, situación que fue cambiando notablemente en las siguientes décadas hasta llegar a asemeja un pequeño bosque atrapado dentro de la ciudad.

En el año 1875 las autoridades españolas restituyeron en el centro del parque la estatua de la reina Isabel II, «la de los tristes destinos» (que había sido removida tras la, breve abolición de la monarquía) , y que se mantuvo en el lugar hasta el cese de la soberanía de España en Cuba.

Por orden del alcalde independentista Perfecto Lacoste, se colocó en su lugar una Estatua de la Libertad (que estaban muy de moda entonces), pero menos de un año después, la derribó un huracán y la hizo pedazos.

Estatua de la Libertad en el Parque Central de La Habana
Estatua de la Libertad en el Parque Central de La Habana

Memoria moderna de un Parque Central

Surgió entonces la iniciativa de construir un monumento a José Martí en el Parque Central. Los gastos de la obra se asumiría por suscripción popular, siendo 0.25 centavos la cantidad máxima que se permitió donar a cada ciudadano.

Así se recaudaron los 4 500.00 pesos fuertes necesarios para la primera estatua de José Martí que se erigió en Cuba. El municipio contribuyó con otros 800.00 y la Secretaría de Obras Públicas, junto con algunas personalidades costearon los gastos adicionales que surgieron y la remodelación del parque.

El monumento se le encomendó al escultor cubano José Vilalta Saavedra y se inauguró el 24 de febrero de 1905 en el décimo aniversario del comienzo de la Guerra de Independencia. En la tribuna se encontraban, rodeados de pueblo, el presidente de la República, Tomás Estrada Palma y el Generalísimo Máximo Gómez, que izó la bandera cubana y se dirigió a la multitud presente.

Parque Central en los primeros años de la República
Monumento a José Martí en el Parque Central de La Habana poco después de su inauguración

Con el paso de los años se fueron agregando al Parque Central nuevos elementos simbólicos, como las 28 palmas que se sembraron en alusión al natalicio del Héroe Nacional cubano o las ocho jardineras que representan las tumbas simbólicas de los ocho estudiantes de Medicina asesinados el 27 de noviembre de 1871.

El Parque Central en 1928
El Parque Central de La Habana en 1928. Al fondo el Capitolio en construcción

Tradiciones de un Parque Central

El Parque Central es atravesado a diario por miles de personas que transitan entre los dos boulevares y ejes comerciales más importantes de La Habana, el de San Rafael y el de Obispo.

A esos se le suman los que lo frecuentan para descansar a la sombra en sus bancos de mármol, jugar una partida de ajedrez o discutir de pelota en la famosa «Esquina Caliente».

Los turistas extranjeros en particular, disfrutan el obtener una fotografía en una de las antiguas cámaras de cajón que todavía quedan funcionando en la ciudad. Tradicionalmente estos fotógrafos se encontraban el Capitolio Nacional, pero en los últimos años se les puede encontrar también en el Parque Central de La Habana.