Se debatía en el Congreso de la República el canje de los terrenos del Arsenal por los de Villanueva, los ánimos se caldearían a tal punto que darían origen al duelo Moleón-Sánchez Figueras.
Se oponían al negocio los conservadores, por estar gobernando los liberales, y los zayistas por ser una facción dentro del Partido Liberal. A cada lado del debate se encontraban los dos futuros contendientes: el Coronel Severo Moleón y el General Silverio Sánchez Figueras.
Durante todo el año 1910 se había ido produciendo un fuerte estado de opinión acerca del canje, la oposición opinaba que era un negocio sucio, los liberales opinaban que eso era una infamia malintencionada, y que el propósito del gobierno era sacar del centro de la ciudad una estación que afeaba la urbe.
El día 18 de junio -17 según otras fuentes-, en la sesión del Congreso el General Sánchez Figueras se levantó y sin pelos en la lengua dijo «que él no votaba por ese canje porque era un negocio sucio«, inmediatamente diputados del partido en el gobierno le increparon, e hicieron gestos de sacar un arma, a lo que el general volvió a responder expresando lo mismo.
Entonces sí que afloraron los revólveres, amenazando a Sánchez Figueras, quien impasible dio por terminada su postura y se fue a casa de su joven novia, a la cual sacaba unos 30 años, en la calle Empedrado.
Posiblemente haya escrito ahí la carta abierta que se publicó en «La Lucha» – órgano de los zayistas- expresando su rechazo al canje y acusando al gobierno de estar haciendo negocios sucios. Aunque la misiva aparece firmada con su nombre y dirección este era más un gesto de valor en respuesta a las amenazas recibidas, y que también denunció en la carta, que un indicativo del lugar de su escritura.
Parece ser una prueba de lo anterior el ataque que recibió el día 20, en la esquina de las calles Empedrado y Compostela, al salir de casa de su novia y caminar unos pasos fue agredido por un hombre que le golpeó y se dio a la fuga.
Los golpes en el rostro le provocaron un hematoma en la región maxilar izquierda, según el informe del policía que lo llevó a la Casa de Socorros.
Los vigilantes de la zona del ataque dieron captura al agresor, el cual resultó ser el representante por Vueltabajo, Severo Moleón.
El ínterin del duelo Moleón-Sánchez Figueras
El general decidió casarse con su joven y bella novia e irse de luna de miel durante meses por toda la Isla. Obviamente tenía cosas más agradables que hacer como hombre que como diputado, y no volvió al Congreso. Al menos eso es lo que quería que sus atacantes pensaran.
Hasta cinco meses después del hecho, en que por pura casualidad acude Moleón a comprar a crédito unos muebles para regalar a un amigo que contraía nupcias, el diálogo con el tendero tal vez sea la llama que prendió la mecha. Sucedió más o menos así:
- Señor representante, yo no hago negocios con cadáveres.
- Qué dice usted.
- Le digo que yo no hago negocios con cadáveres.
- Si usted está bromeando yo no admito bromas. Explíquese.
- Soy muy viejo para bromear. Y le explicaré: usted tiene una cuenta pendiente con el General Sánchez Figueras. Y los dos, usted y él, van a morir.
- Vamos, hombre; si el General ya no quiere ni acordarse del incidente que tuvimos y anda recorriendo la isla con una chiquilla lindísima. Lo que menos él desea es pelear. Figúrese que ni siquiera ha vuelto a la Cámara.
- Mire: yo hice la guerra con el General Sánchez Figueras. Lo conozco como pocos. Lo que le garantizo es, y hasta se lo juro, que él es incapaz de atacarlo a usted por la espalda. Pero cuando lo tenga decidido, no lo olvide, de algún modo se lo advertirá. Y los dos se van a morir. Yo no hago negocios con cadáveres.
Lo que ignoraban el tendero y el Coronel era que el General ya había hecho testamento, puesto todos sus asuntos en orden, e incluso había comprado un nicho en el cementerio. Se preparaba para la muerte.
El hombre que comía plomo
En noviembre regresó a La Habana, y comenzó a retomar su vida habitual, se comentaba que volvería a la Cámara, y que aún no había olvidado la cuenta que tenía pendiente.
El día 9 de diciembre de 1910, sobre las 11:00 am, Juan Gualberto Gómez despedía al General en la puerta del periódico «La Lucha«-situado en la calle O’Reilly entre Cuba y San Ignacio-, al entrar le dijo a sus acompañantes: «yo lo sabía, qué se le va hacer«.
Sánchez Figueras caminó en dirección a la esquina de San Ignacio, un coche avanzaba en dirección al Parque Central, ya casi en la esquina el general se corre para dar paso a un transeúnte, vuelve a retomar su paso. En ese instante un hombre se lanza del coche que venía, trae en su mano una pistola y colocándose de lado comienza a disparar sobre el General, quien ha extraído su arma y hace fuego contra su oponente Severo Moleón, ambos avanzan perfectamente ladeados disparándose mientras caminan uno al encuentro del otro.
El General recibe un balazo en el vientre, se dobla un segundo, se incorpora y grita: «¡Yo como plomo!«, Y dispara, Moleón cae con un balazo en el cuello, el General llega hasta su oponente que está de rodillas, y desde arriba le grita: «¡Yo como plomo!«, tiene intención de noquearlo golpeándolo con el mango del revolver, cuando alguien le grita: «¡General ese hombre está herido!«, entonces ya más sereno lo mira y le dice de nuevo: «¡Yo como plomo!«.
Ambos son conducidos al hospital, en estado grave, Moleón, que al parecer está mejor muere unos días después por no hacer caso a los galenos y no guardar reposo de voz, lo cual le complica las heridas del cuello. Por su parte el hombre que comía plomo rebasó el asunto y murió cinco años después, según dicen, a consecuencia de la herida que recibió el día del duelo más viril que recuerda La Habana.
Nota
El lector puede consultar ejemplares del Periódico La Lucha, en el sitio web Digital Library of the Caribbean
Excellente historia que desconocía, gracias a todo el equipo.
Y desde entonces la virilidad se mide por ver quién tiene los huevos más grandes. Qué basico todo. Por eso el cubano no ha podido salir del subdesarrollo mental y tenemos el país que merecemos.
Totalmente de acuerdo con la opinión de Pilar, interesante la historia de «guapos» que no conocía
Era otra época, la verdad no hace falta ver más allá. Me parece una historia genial, muy interesante. Leía todo mientras me lo imaginaba, habrán fotos de ellos?