El origen del Día de los Santos Inocentes o Día de los Inocentes, que se celebra el 28 de diciembre, se encuentra en el pasaje hagiográfico de la matanza de los niños de Belén que, según la Biblia, ordenara el rey Herodes el Grande con el objetivo infructuosos de eliminar a Jesús de Nazaret. Toda una contradicción cuando se ve en lo que ha derivado.
«Santos Inocentes» fueron considerados los niños asesinados, pues debido a tener todos menos de dos años no era posible que hubiesen cometido pecado alguno, lo que hacía el crimen de Herodes muchos más terrible.
No existe una explicación buena del porqué, pero con el paso de los siglos, la conmemoración del Día de los Inocentes, pasó de ser un hecho luctuoso a convertirse en motivo de celebración, burlas y sorna; primero dentro del propio clero y luego en los seglares.
El Día de los Inocentes en La Habana y en Cuba
Cuba, como nación esencialmente católica no estuvo ajena a las tradiciones de la doctrina y en el caso particular del Día de los Inocentes, encontró el nacido en la Isla, una bendecida justificación para dar rienda a su carácter jaranero y burlón.
Así, cada 28 de diciembre – fecha sin demasiado sentido, pues según el Evangelio de Mateo, la matanza de los Santos Inocentes ocurrió tras la visita de los Reyes Magos que se festeja el 6 de enero – hay que andar con mucho cuidado, pues se puede ser víctima involuntaria de bromas e «inocentadas» de amigos, familiares, compañeros de trabajo y hasta de los medios de comunicación.
Incluso, los más respetables han «abusado» de su prestigio para tomarle el pelo a sus compatriotas: La revista Carteles, por ejemplo, sorprendió a sus lectores el Día de los Inocentes de 1932 con el increíble titular de que había nevado en La Habana; la noticia fue acompañada por una foto del Parque Central y los edificios circundantes cubiertos de nieve. Esta imagen le dio la vuelta al mundo y fueron muchísimos los que se creyeron la broma, a pesar de que ese día en la capital cubana la temperatura reportada había sido de 28 grados Celsius.
Menos gracia le hizo a la policía cubana y al Ayuntamiento de La Habana, la que le montaron los directivos del Canal 4 y La Tropical el 28 de diciembre de 1954 en los terrenos de la Ciudad Deportiva, cuando hicieron «aterrizar» un platillo volador repleto de marcianos.
La broma alcanzó ribetes épicos cuando la policía, los bomberos y los tanques de Columbia rodearon el «vehículo espacial» del que salían «luces y ruidos raros» y se lanzaron al asalto del mismo en presencia de la radio y la televisión, sólo para ver a quijada caída como descendían por la escalerilla a las estrellas de la televisión, encabezadas por Rosita Fornés, al ritmo de…
«Los marcianos llegaron ya, y llegaron bailando ricachá…»
De más está decir que todo el mundo fue de cabeza para la estación… Y es que los habaneros se pasan.
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