El Centro Gallego de La Habana fue la solución a la creciente fuerza que había acumulado esta comunidad de emigrados. Sus orígenes se remontan a 1906 cuando se hicieron con el Teatro Nacional (antiguo Teatro Tacón) y los terrenos adyacentes al mismo, hasta completar toda la manzana. El desembolso no fue nimio pues la suma rondó (y en esto varias fuentes difieren) los 525 000 pesos.

Una vez la sociedad Centro Gallego se hizo con el terreno procedió a proyectar un complejo que además del teatro tuviera dos salones de baile, un casino, salones de juegos, oficinas, caja de ahorros, tesorería, restaurantes y cafés. La firma elegida fue Purdy & Henderson muy presente en las principales obras del período republicano en el país pues construyeron además el Capitolio, el Hotel Nacional, el Hotel Plaza, el Centro Asturiano, el Banco Nacional, la Lonja de Comercio y el Radiocentro de CMQ (actual Cine Yara).

Orígenes de la sociedad Centro Gallego

La primera sociedad de beneficencia en tierras cubanas fue la catalana cuyos orígenes se remontan al año 1841. Casi 30 años después se fundó la gallega, en 1871, y tras esta la asturiana en 1877. Posterior a estas tres los naturales de distintas regiones fundaron las suyas.

Centro Gallego de La Habana
Centro Gallego de La Habana, se observa el Capitolio al fondo y la estatua de José Martí a la izquierda. Obsérvese las 3 banderas que ondean

En el caso de la sociedad Centro Gallego fue fundada un 31 de diciembre de 1871 en los altos del antiguo Teatro Albisu que daba al parque Central (donde se encuentra ahora el Museo de Bellas Artes y antiguo Centro Asturiano). En esta primera toma de contacto no eran más de 30 emigrantes gallegos pero para la primera junta general de la Beneficencia Gallega de Cuba a finales de enero de 1872 ya cuentan con 500 socios registrados. La primera sede estaba en Prado 573-575 esquina a Dragones, en la actualidad hay una escuela primaria en este lugar.

Centro Gallego de La Habana-
Logo pétreo de la sociedad Centro Gallego en la entrada del edificio

Este local fue arrendado en un primer momento para luego ser adquirido por la sociedad en 1888 por cerca de 45 000 pesos. En 1929, ya estando construido el Centro Gallego, se acondicionó para servir como centro educativo bajo el nombre de «Concepción Arenal«, primera mujer que estudió en la Universidad de La Habana, uso educativo que continúa teniendo hasta el día de hoy, bajo el mismo nombre.

Una reliquia arquitectónica

Desde el mismo momento de compra de los terrenos del antiguo Teatro Tacón la sociedad se dispuso a construir una impronta dentro del creciente espíritu constructivo de la época. Con casi dos millones de presupuesto y la presencia del arquitecto belga Paul Belau* las obras se extendieron entre 1907-1915.

Centro Gallego de La Habana detalle exterior
Centro Gallego de La Habana detalle exterior

La comunidad gallega se vio reflejada en la majestuosidad de la construcción, que no incumplía con ninguna de las ordenanzas de la ciudad al tiempo que era, y continua siendo, una pieza única por la cantidad de elementos ornamentales finamente colocados en el exterior.

Fidel Villasuso y Espiñeira. Presidente del Centro Gallego de La Habana
Fidel Villasuso y Espiñeira. Presidente del Centro Gallego de La Habana

Para conseguir esa dualidad según Emilio Roig de Leuchsenring se fundieron dos proyectos en uno:

La fachada finalista fue la proyectada por los arquitectos y profesores de la recién creada carrera de Arquitectura en la Universidad de La Habana, Eugenio Raynieri, Aurelio Sandoval y Andrés Castellá, con elementos del Renacimiento italiano combinados con motivos Luis XIV.

El edificio que se construyó no fue ninguno de esos, sino el proyectado por el arquitecto belga Paul Belau,
caracterizado por el intenso movimiento de su fachada que reelaboró los juegos cóncavos convexos de la arquitectura barroca cubana, ceñidos dentro del empaque de una estructura compacta.

Su belleza exterior no contravino la funcionalidad de la estructura interior. Algo sumamente raro, pues como decía Dulce María Loynaz «lo bello suele ser inútil, porque a la belleza no se le puede pedir otra función que desconcertar con su opulencia»

Centro Gallego de La Habana torre

Las cuatro piezas escultóricas de la fachada, finalmente, fueron encargadas al italiano Giuseppe Moretti y representan a la Beneficencia, la Educación, la Música y el Teatro. El marcado estilo neobarroco cuenta con toques eclécticos y se inspira claramente en la Opera de París de Garnier.

Enrico Caruso en debandada

Caruso según se cuenta estaba acatarrado cuando llegó a la ciudad pero debido a la expectativa creada se vio obligado a realizar su actuación. Sucedió entonces lo impensable ¡se le fueron algunos gallos! En protesta por el espectáculo, o por la convulsa situación política del país, pusieron un petardo en los baños y en la conmoción y el corre-corre, el genial Caruso con su gordura salió corriendo en completo disfraz, atravesando el teatro entre la muchedumbre, llegó a la calle y desesperado siguió corriendo por toda la acera hasta llegar al Hotel Inglaterra donde se estaba alojando.

Enrico Caruso por Conrado Massaguer
Caricatura de Enrico Caruso por Conrado Massaguer

Los cronistas de la época ya sabemos que gustaban de adornarse en el relato pero sin dudas el espectáculo, ficticio o no, de ver al mítico Enrico a la carrera por las calles habaneras quedó un tiempo en el choteo popular. La frase ¡Aquí corre hasta Caruso! fue usada en varias campañas publicitarias.

Sociedad Centro Gallego

Con el tiempo la sociedad alquiló sus estancias a cadenas de radio y revistas que aprovechaban su excelente ubicación. La cuota mensual de 2.00 pesos que pagaban los socios les permitía acceder al Hospital «Hijas de Galicia» a las mujeres y La Benéfica de Luyanó para los hombres.

Hospital La Benéfica de Luyanó
Hospital La Benéfica de Luyanó


Anexo sobre la autoría del diseño final del Centro Gallego

*- Sobre este tema existen varias opiniones, la siguiente corresponde a Pedro Navascués Palacio quien en el capítulo “El Centro Gallego de La Habana” del libro “El arquitecto Daniel Vázquez Gulías” (Edilesa, Caixa Vigo e Ourense, 1998) expone lo siguiente:

“¿Era arquitecto o ingeniero Belau, Belá o Beleau? ¿Era francés o belga? Nada he podido localizar de este hombre que, sin embargo, trabaja, al menos, en otro edificio de La Habana tan representativo como el Palacio Presidencial.

No obstante, su responsabilidad en la obra se diluye al ser un proyecto en colaboración con el arquitecto cubano Mauri, arquitecto que aparece también vinculado a algún episodio inicial del Centro Gallego, a juzgar por un pleito que inicia Mauri, por el cual se deduce que el Centro le adeudaba una determinada cantidad.

¿Cuál fue el papel real de Belau en el Centro Gallego? ¿Hizo todo el proyecto? ¿Calculó su estructura? ¿Intervino en el programa decorativo? ¿Se limitó a firmar un proyecto ajeno, como tantas veces sucedía en la práctica?”.

En un ensayo de José Ramón Soraluce Blond publicado en «Arquitectura de la Casa Cubana», A Coruña, 2001 se retoma este tema y se dan los siguientes datos:

Es sorprendente la nómina de arquitectos que aparecen relacionados de una u otra forma con el proyecto y la construcción del Centro, Rayneri, Sandoval, Castellá, Toraya, Lagueruela, Pool Berriv o el decorador italiano Atilio Balzaretti y el escultor Giusseppe Moretti, pero sobre todo un arquitecto gallego que no llegó a pisar Cuba, el orensano Daniel Vázquez Gulías, vinculado al Presidente del Centro, cuya arquitectura está estrechamente relacionada con la del edificio habanero, por lo que la atribución de la autoría del proyecto, como propone Navascués, es cada vez más indiscutible.

Gran Balneario de la Toja
Gran Balneario de la Toja

En la foto adjunta de dicho balneario y otras construcciones del arquitecto gallego se aprecia una similitud genuina, pero como dice Reinaldo Taladrid, saque usted sus propias conclusiones.