El Comandante Ramón Franco Bahamonde recaló en La Habana a finales de diciembre de 1933 en visita oficial representando al gobierno de la II República Española. La situación cubana era la que era tras el golpe de estado del 4 de septiembre dado por los sargentos y que encumbró al sargento taquígrafo Fulgencio Batista a la primera plana.

Tras el golpe el poder lo tomó la llamada Pentarquía que duró un bostezo y tras esta el gobierno de los Cien Días, las acciones conspirativas de noviembre de ese año y el intento de golpe de estado de la aviación que no cuajó. Tras este el asedio al Hotel Nacional donde se refugiaron los antiguos miembros del alto mando militar del gobierno de Machado (huido desde agosto de ese año); y luego la represión de los acuartelados en Atarés.

En diciembre parecía que la situación mejoraba pero no era más que una brisa tropical, que ya se sabe que sopla por soplar, ni refresca ni renueva, solo sucede. Entre el barullo de Navidades y los líos políticos aterrizó el Comandante de la Aeronáutica Militar española que venía recabando información sobre el fatídico accidente aéreo conocido como el «Cuatro Vientos«. Aunque venía en misión informativa no perdió el tiempo en la ciudad.

Ramón Franco en La Habana
Imágenes tomadas de Revistas de la época

Con una vida de ramalazos rebeldes como la que tuvo Ramón Franco, el menor de cuatro hermanos, no es de extrañar que en La Habana se reuniese tanto con los jefes del gobierno, la prensa y demás miembros oficiales como con los militares apresados del depuesto gobierno Machadista.

Ramón Franco, aviador ejemplar y político de extremos

La historia de los Franco y Cuba viene de lejos. Su padre, también militar, Nicolás Franco estuvo presente como oficial español en la Guerra de la Independencia de Cuba en 1895. El hijo en cambio fue recibido en La Habana como un héroe total.

Su gesta de cruzar en avión desde Palos de la Frontera hasta Buenos Aires fue ampliamente seguida en el país. Cierto es que dicha travesía había sido precedida por los portugueses Gago Coutinho y Sacadura Cabral, pero el vuelo organizado por el comandante Franco junto al capitán Julio Ruiz de Alda, el teniente de navío Juan Manuel Durán y el mecánico Pablo Rada recorrió una extensión mayor.

Cerca de 60 horas estuvieron en el aire recorriendo 10 270 km en lo que fue considerado una gesta de toda Iberoamérica.

A su vuelta a España fue exaltado como un héroe por la dictadura de Primo de Rivera y tras un breve período de reconocimiento en su país llegó el ostracismo y la cárcel por unas críticas al gobierno y la monarquía. Participó en un breve intento de golpe armado en el cual amenazó con bombardear la residencia de los Reyes y por el cual se vio obligado a exiliarse.

Ramon Franco
Ramón Franco Bahamonde, hermano del general Francisco Franco Bahamonde, que sería dictador de España (1938-1973)

La llegada de la II República le devolvió los cargos y fue nombrado director general de la Aeronáutica Militar, tras un breve paso por la política, apoyado por Esquerra Republicana (ER) partido independentista catalán, volvió a la vida militar, pero las diferencias que tuvo con la élite en el poder provocó que lo enviasen a Estados Unidos en misión diplomática.

La política es a modo de péndulo de reloj: unas veces se inclina a la izquierda y otras a la derecha. Pero, de todos modos, el sentir republicano está entronizado- valga la paradoja- en la nación española.

El fascismo no llegará a implantarse, pues sólo se llegaría a esa modalidad política a causa de grandes errores de izquierda; pero tan grande, que no creo puedan sobrevenir. El panorama actual de nuestra política es el de unas derechas que gobernarán con la izquierda; el próximo resultado, no lo dude, será favorable a éstas…

Tomadas de la entrevista realizada por la Revista Bohemia.

Con estas ideas llegó a La Habana y a su noche, representando a una República que ayudó a poner en el poder y que luego, con el General Francisco Franco alzado en armas en el 36, ayudaría a tumbar.

Un rebelde en La Habana

A su llegada se le trató con los máximos honores. Los militares le pasearon por las instituciones de la Aeronáutica, los periodistas le llevaron a las redacciones de la Revista Carteles y revista Bohemia, el Diario de la Marina le dedicó varias páginas y en el programa radial «La Voz del Aire» fue entrevistado por las principales figuras del programa.

Por lo pronto, sin que nadie nos la haya pedido -desde luego-, nuestra opinión es la de que el comandante Franco es dueño de una amplia cultura y de una serenidad, paciencia y afabilidad dignas de ser anotadas

Así lo veía Bohemia en la edición del 24 de diciembre de 1933.

Por su parte el Centro Gallego realizó una recepción al nacido en Ferrol, Galicia, en la que no faltó el baile hasta las altas horas de la madrugada habanera.

No obstante a pesar de la hospitalidad local la rebeldía de Ramón Franco se manifestó en La Habana, pidió ver a Mario Torres Menier, ex Jefe de la Aviación en el gobierno de Carlos Manuel de Céspedes, caído en desgracia en ese momento y licenciado por Batista*, con él insistió en ver a los tenientes Gustavo Alfonso y Bárbaro Leonard retenidos en el castillo del Príncipe. Había tensión y le dejaron caer amablemente que era imposible acceder a dicha solicitud.

Ramón Franco en La Habana

El militar español, que otra cosa no pero tozudez le sobraba, se plantó y no hubo otra que acceder a la petición. Devolvía así, a los también pilotos, la gran acogida que meses antes le había servido a los pilotos españoles Collar y Barberán, quienes unieron Sevilla (España) y Camagüey (Cuba) en el primer vuelo trasatlántico sin escalas, y de los cuales fueron edecanes Alfonso y Leonard.

El «Cuatro Vientos» terminó siendo una tragedia pues las inclemencias del tiempo provocaron que Torres Menier solicitase a ambos retrasar unas horas su despegue hacia México debido a las malas condiciones climatológicas. Estos se negaron y partieron con premura creyendo así que vencían las inclemencias, no fue posible y desaparecieron en el mar. Aún así la prensa española insistió en las facilidades dadas por la aviación cubana a los pilotos españoles Collar y Barberán eximiendo así a Cuba de cualquier responsabilidad en el accidente.

-Por suerte, mi pierna fracturada dos veces, «marcha» bien. Ahora, cojear… Yo creo que ya cojeaba algo antes. Todos solemos hacerlo un poco, verdad.

Y Ramón Franco, sonríe, irónico

Final de la entrevista en las páginas de la Revista Bohemia.

Como mismo vino se fue el terremoto de Ramón Franco Bahamonde, encontró una ciudad de mañanas convulsas y noches eternizadas por el brillo de las luces artificiales y las victrolas. Dicen que en La Habana, aficionado a las mujeres como era, se alargó su estancia por insistencia propia. La ciudad que conoció cambiaría nuevamente a los pocos días, otro golpe militar tumbaría el llamado gobierno de los Cien Días.

Vuelo raso

La Habana de los años 30, ya se sabe, se reinventaba al ritmo de los militares. Ramón Franco volvió a Nueva York y a su vida diplomática por poco tiempo.

Tras el alzamiento del Ejército bajo el mando de varios generales, entre ellos su hermano Francisco Franco, volvió a España y desapareció en una avioneta con más de 1000 kilos de explosivos en una escaramuza, todavía hoy, llena de especulación. Las teorías incluyen todo tipo de enredos que no detallaremos aquí.

Ramón Franco en La Habana

Quizás su destino era ese, ser un terremoto de contradicciones constante, al más puro estilo de las estrellas del rock and roll de los años 60, la personalidad de Ramón Franco no dejaba a nadie incólume, agitador nato como era, tras conocerle.

La despedida que le hizo la revista Carteles fue quizás el mejor epitafio posible:

En esas pocas palabras queda resumido el credo político de este aviador glorioso que, decepcionado de las luchas parlamentarias, vuelve a luchar con las nieblas y con los vientos, para él más seguros y estables que las tribunas de los mítines y los escaños del Congreso.


*-Mario Torres Menier fue un figura decisiva en la caída de Machado pero luego sería licenciado en el 33 por el Sargento-Coronel Fulgencio Batista y, cosas de la vida, sería asesor para la Aviación del gobierno de este en el Consejo Consultivo creado tras el golpe de estado del 10 de marzo de 1952. Sería también dirigente de Cubana de Aviación a partir de enero de 59 y falleció en La Habana en 1977.