Encaminado a fomentar el gusto musical entre los trabajadores cubanos se creó una sección en la página cultural del diario Noticias de Hoy, cuyo título fue “Músicos Célebres”, donde se presentaban semblanzas biográficas de los creadores más reconocidos de todos los tiempos. También se promovían concursos, eventos y espectáculos relacionados con la música; se realizaron algunos estudios acerca de los géneros musicales y se abogaba por la superación musical en las diferentes provincias del país.
Las invitaciones para recitales, eventos y conciertos estuvieron presentes en las páginas de Noticias… a través de breves anuncios que informaban sintéticamente lo que iba a suceder, dónde y cuándo. Muchos de los conciertos promocionados eran de importantes artistas nacionales.
Para favorecer un gusto amplio y diverso por la música era necesario instruir a los lectores con el objetivo de que se familiarizaran con la terminología de esta zona del arte, y ello les posibilitara juzgar las críticas, crónicas o anuncios.
En los artículos del periódico dedicados a este fin se definieron conceptos como: sinfonía, poema musical, obertura, sonata, suite, u orquesta, y se explicaba la función de algunos instrumentos.
Importantes agrupaciones y figuras de la música cubana contaron con el reconocimiento del órgano de prensa comunista.
Ejemplo de ello fueron el Trío Matamoros y Gonzalo Roig. De este último se elogiaba su esfuerzo por poner la música al alcance del pueblo, pues sus creaciones daban vida a personajes de temáticas populares. Ernesto Lecuona también fue considerado el representante más alto del pentagrama nacional, tanto en Cuba como en el extranjero.
Eliseo Grenet, con su canción El Sitierito, recibió excelentes críticas por asumir como temas de sus composiciones al guajiro, el criollo y el campo cubano. Grenet era estimado el primer nombre dentro de la música popular, y con respecto a esta pieza se planteó:
“(…) Pero «El Sitierito» está bien. Corazón de lo criollo blanco, en esa línea musical en que Cuba ha sentido el influjo de lo romántico europeo en términos genéricos y hasta de chopiniano en términos específicos. Canción de campo cubano, adormilado de siesta y tranquilo de bueyes y carretas”.
También se reconocía el surgimiento de nuevos compositores, como Gilberto Valdés, que introdujo y creó instrumentos llenos de sabor criollo en sus orquestas, como el cencerro cromático, la valdímbula (derivada de la marímbula) y tambores batá de doble parche. Su trabajo estuvo centrado más bien en lo africano, con composiciones que fueron bien aceptadas por el público, como Ogguere, Tambó, Eccó, Baró y Sangre Africana.
Según criterios manejados en Noticias de Hoy, en las radioemisoras nacionales imperaba la chabacanería, y solo se concedía espacio a la conga o la rumba, de moda entonces, dejando a un lado la música sinfónica y de cámara.
El Partido aceptaba la importancia de esos géneros dentro de la música cubana, y afirmaba que era primordial impulsar el gusto por la música popular; sin embargo, explicaba que si se trataba de elevar la cultura del pueblo de forma más completa, era necesario también generar espacios para la llamada música culta. Enfocado a esto se creó la orquesta Mil Diez, perteneciente a la emisora del mismo nombre fundada por los comunistas, lo que fue valorado como un gran paso para la “reivindicación de la gran música cubana”.
La música sinfónica prevalecía en los salones y teatros de la capital. La Orquesta de Cámara dirigida por José Ardévol, la Orquesta Filarmónica bajo la batuta del maestro Amadeo Roldán y la Sinfónica de La Habana, eran de las agrupaciones más significativas de esta etapa y, unidas a la Sociedad de Pro Arte Musical y a la Sociedad de Música de Cámara, recibieron el apoyo de Noticias…
Aunque la música que fomentaban esas orquestas se enfocaba mayormente en composiciones de grandes maestros, como Stravinsky, Beethoven, Shostakovich, Mozart, Schubert, Chopin, Tchaikovski, Bach y Strauss; se planteaba que ellas realizaron una valiosa labor para el desarrollo de la cultura artística del público.
La promoción de las orquestas mencionadas tuvo como objetivo llevar a las masas las obras de compositores de todas las épocas y contextos, pero se consideraba preciso incluir en los repertorios a músicos nativos, como Saumell, Caturla, Roldán e Ignacio Cervantes.
Para 1947 el diario se hacía eco de que
“(…) la composición culta cubana se encontraba felizmente encauzada a un futuro cercano de plenitud para la música cubana”.
Pero los comunistas no solo abogaban por una música clásica adaptada al presente, con fusión de otros géneros musicales. Ellos desarrollaron acciones concretas para cultivar el gusto musical de las grandes mayorías.
Una de estas fue la creación de La Sociedad Popular de Conciertos, una institución apadrinada por la CTC que, según el diario, tuvo el mérito de ser la primera organización sindical que acometió una iniciativa de este tipo en América. Se instituyó para coordinar conciertos de las más prestigiosas agrupaciones para los trabajadores, y aspiraba a traer los mejores artistas extranjeros y presentar a los locales.
Esta sociedad realizó un plan de divulgación musical teórico que contaba con la impartición de conferencias y de cursos sobre Estética, Apreciación Musical e Historia de la Música. La intención era que el trabajo artístico se asentara sobre bases más sólidas.
Es curioso que la utilización del término popular en el nombre, en lugar de deberse al tipo de música que ofrecerían en los conciertos, se refiriera a la cuota reducida que se debía pagar — un peso—, la cual posibilitaba el disfrute de todos.
Era popular también por la libertad en el vestuario del público, que no tenía restricción alguna, lo que garantizaba que personas de bajos ingresos asistieran a esas actividades.
La participación en concursos relacionados con la cancionística cubana también fue un medio para fomentar su desarrollo. Las obras presentadas debían ajustarse a las formas tradicionales: canción lenta, habanera, criolla, bolero, clave, guaracha y punto cubano.
En estos concursos no tenían cabida los géneros populares de raigambre negra, y en el diario se planteó con frecuencia la inconformidad por esa exclusión, lo que evidenciaba la posición de los comunistas a favor del componente afrocubano. Con respecto a esta cuestión declararon:
“Hora es de que estos concursos dejen de ser una exclusiva exaltación del costado blanco de nuestra savia musical, para convertirse en una genuina representación de la música popular cubana en la que el aporte negro no puede ser objeto de subestimaciones”.
La trova fue otro género promovido por el diario, que se unió al reclamo de la Unión de Trovadores, los cuales abogaban por sus derechos ante la Secretaría del Trabajo, presentándole sus estatutos con el fin de adquirir la correspondiente personalidad jurídica para enviar un delegado al Congreso Nacional de Músicos y poder realizar sus presentaciones con total libertad.
Consultar la página cultural de Noticias de Hoy permite remontarse al rico contexto musical de la década del cuarenta en Cuba, donde hubo acontecimientos que marcaron pautas significativas en la historia de este arte en la Isla.
La labor de los críticos comunistas fue de gran apertura a la diversidad de géneros e intérpretes, y sus acciones en pro de la formación y ampliación del gusto musical entre las capas populares son dignas de reconocimiento, pues encauzaban el trabajo hacia el progreso de este componente esencial de la identidad cubana.
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