La Habana, la ciudad con más clubs del mundo son extractos seleccionados de una crónica tomada del libro de Frank C. Ewart impreso en 1919 y que cuenta el viaje que realizó por toda la isla. El texto buscaba acercar al mercado norteamericano a la Isla y fomentar el mercado en auge del turismo norteamericano.

El título del libro es «Cuba y las costumbres cubanas» pero el artículo en cuestión está basado en un artículo de la edición española del Boletín de la Unión Panamericana de septiembre de 1917 con algunos datos actualizados a la fecha de 1919.

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La Habana, la ciudad con más clubs del mundo

Uno de los rasgos característicos de la vida social en general de la Habana es el desarrollo que han tenido sus clubs, demostrado por el hecho de que de los 350 mil habitantes de que se compone su población según las últimas estadísticas, más de una tercera parte, o sea 125 mil, son miembros de algún club o centro social.

Por lo general, todos los hombres de la ciudad son miembros de clubs, ya se trate de un millonario azucarero o bien de un pobre carguero; pero de estos dos, el último tiene mayor aliciente de pertenecer a un centro social que el que tiene el primero de formar parte de un club de socios escogidos, para entrar al cual se requiere ser rico y de cierta posición social.


Una copla de la época habla de las virtudes de La Habana

De la tierra del cacao, 
de la guayaba y del café, 
vengo, chico, "enamorao", 
y muy pronto volveré

Considerados desde el punto de vista del número de socios de que están formados y de la riqueza de sus arcas, los principales clubs de la ciudad son las diversas instituciones conocidas con el nombre de «centros» que fueron organizadas primeramente por los españoles residentes la capital para reunir en un centro social a compatriotas de esta o de aquella región de España.

Además de sus funciones sociales y recreativas, los «Centros» no tardaron en establecer ciertos servicios de socorro mutuo y beneficencia que los han convertido no solo en agradable comodidad sino en verdadera necesidad en la vida del pueblo habanero.

El Centro de Dependientes (fundado en 1882)

centro de dependientes 1925

Es una de las instituciones sociales más fuertes, ricas y democráticas a la que pertenecen la mayor parte de los cubanos y los residentes de origen extranjero. Este centro cuenta entre los 25 mil socios y está integrado por infinidad de dependientes, comerciantes, profesionales, obreros, hombres de grandes recursos y comodidades o que tienen que trabajar para ganar el pan de cada día. La cuota es de 1.50 pesos y sus puertas están abiertas a toda persona honrada y digna de confianza, rica o pobre que pueda pagar la cuota mensual.

centro de dependientes interior

El magnífico edificio que ocupa, abarca toda una cuadra de la ciudad y costó 1 millón de pesos, estando dotado de todas las comodidades de los grandes clubs sociales de otras ciudades americanas. Su gran salón de baile puede contener a 3 mil parejas a la vez y en su comedor hay sitio para 200 mesas. Su salón de billar tiene fama de ser el más grande del mundo.

Otros «Centros»

El Centro Gallego está considerado el más grande y rico, pues tiene 45 mil socios y una renta anual de más de 1 millón de pesos. Le sigue en importancia el Centro Asturiano con 37 mil socios, en su mayoría españoles o descendientes directos, aunque en los últimos tiempos hay gran presencia de cubanos, ocupando incluso posiciones relevantes en el consejo directo.

Otros centros como el Centro Balear y el Centro Castellano admiten socios tanto a hombres como a mujeres, extendiendo la asistencia médica a toda la familia de un socio mediante una cuota adicional de 50 centavos mensuales.

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A la izquierda el Hotel Sevilla antes de su ampliación y al fondo, a la derecha, el Centro de Dependientes

Para dar una idea de la magnitud e importancia de esos sanatorios basta citar el hecho de que «La Benéfica», o sea la quinta perteneciente al Centro Gallego trata a más de 12 mil enfermos por año sin contar los millares de visitas particulares que hacen sus médicos y la infinidad de consultas que atienden en sus consultorios. Algunos de los centros trasladan a sus enfermos a la quinta solo cuando el médico lo ordena, pues de otra manera se les trata en sus propias casas.