El municipio Guanabacoa (voz aborigen que significa «tierra de muchas aguas«) es uno de los 15 que forman la actual provincia de La Habana.
Su jurisdicción ha variado mucho a lo largo del tiempo, pero sus límites actuales fueron fijados por la DPA de 1976 que cercenó gran parte de su territorio y dejó al término en 129 km cuadrados (uno de los más grandes de la provincia, pero de los más pequeños del país).
Guanabacoa limita al Norte y al Este con La Habana del Este, al Sur con San José de las Lajas, al Suroeste con San Miguel del Padrón y el Cotorro y al Oeste con Regla. Tanto La Habana del Este como San Miguel del Padrón pertenecieron antes de 1976 al término municipal de Guanabacoa.
Guanabacoa «pueblo de indios»
Al suceder Don Manuel de Rojas al Adelantado Diego Velázquez al frente del Gobierno de la Isla en septiembre de 1524, recibió la orden del rey de «cuidar» a un grupo de indios que habitaba en un lugar llamado «Guanabacoa», cuyo significado en lengua aborigen era «tierra de aguas» o «sitio de muchas aguas».
El gobernador Diego de Mazariegos, que sustituyó a Gonzalo Pérez de Angulo en 1556 sería quien se dignaría a cumplir la orden real y ordenó que se concentraran en la mencionada Guanabacoa todos los indios que vagaban por los campos habaneros y que se les dispensará un trato justo y humano.
Diego de Mazariegos creó el Ayuntamiento de Guanabacoa el 12 de junio de ese propio año 1556 y 20 años después, el obispo Castillo erigió una ermita en el barrio del Campo Santo que fue declarada parroquia por el Obispo Cabezas en 1607 bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción.
En 1574 ya se hallaban concentrados en el lugar unos 300 aborígenes, cifra ínfima en comparación con los que alguna vez habían habitado el cacicazgo de Habaguanex, pero más que suficiente para el establecimiento de un pueblo de indios.
La desvergonzada fuga de Pérez de Angulo durante el ataque de Jacques de Sores a La Habana y su establecimiento en el «pueblo de indios» junto con todos los vecinos de la Villa de San Cristóbal que lograron poner pies en polvorosa daría lugar a la famosa frase de «Meter La Habana en Guanabacoa» que hasta nuestros días ha llegado.
La construcción de la actual Iglesia de Guanabacoa se concluyó en 1721 y, desde entonces, la población del pueblo de indios no dejó de crecer, alimentada por familias canarias y negros emancipados de la comarca habanera. Ante la importancia alcanzada, por real Cédula de 14 de agosto de 1743, Felipe V le concedió la condición de villa y su respectivo escudo, cuyos símbolo son el mar, dos castillos y una montaña.
Escudo de Guanabacoa, concedido por el rey Felipe V de España en 1743
A lo largo del siglo XVIII se establecieron también en Guanabacoa varias comunidades religiosas y se crearon las primeras escuelas de carácter gratuito.
Al producirse la invasión inglesa en 1762, los vecinos de Guanabacoa, a la cabeza de los cuales marchaba su intrépido y esforzado alcalde José Antonio Gómez (Pepe Antonio) libraron brillantes acciones contra los invasores, lo que contrastó notablemente con el actuar de varias fuerzas de los efectivos regulares destacados para la defensa de la Plaza.
Como sucedió también con Marianao, Guanabacoa se convirtió desde comienzos del siglo XIX en uno de los sitios de recreo preferidos por las clases habaneras más adineradas. Su aspecto bucólico y campestre servía a los más potentados para escapar de la agitada vida de la ciudad, como lo refiere el estudioso Antonio Bachiller y Morales en una estampa de la época al compararla con el Cerro:
«Cada cual en su casa, cada cual con sus amistades, un piano en la sala y las costumbres de la ciudad, no le dan a esta temporada el fresco aire de confianza que se disfruta en Guanabacoa.»
La Villa de Guanabacoa contó con alumbrado público a base de aceite de oliva desde el 5 de enero de 1838 a instancias del consejal Bartolomé Anleo; sistema que duró hasta 1861 en que fue cambiado por el de gas, que cuatro décadas después se cambiaría a la vez por la luz eléctrica.
Por Real Orden de 10 de diciembre de 1841 se creó la Tenencia de Gobierno de Guanabacoa y siete años después se deslindó ese territorio del de Jaruco.
A partir de la mitad del siglo XIX el término de Guanabacoa experimentó también un gran progreso desde el punto de vista cultural: el 13 de enero de 1850 se funda la Sociedad Filarmónica de Isabel II y en 1861 el Liceo Artístico y Literario, a cuya tribuna acudieron Enrique José Varona, Rafael Montoro, Nicolás Azcárate, José Martí y otros grandes intelectuales de la centuria decimonónica.
Guanabacoa en la Republica
El 24 de enero de 1902 se le agregaron al término de Guanabacoa el barrio de Guanabo y parte de Campo Florido, que hasta entonces había pertenecido a Jaruco.
El municipio de Guanabacoa fue durante la República considerablemente más grande que el actual y ocupaba la mayor parte del territorio al Este de la bahía de La Habana. En total, sumaba la Guanabacoa republicana 289 km cuadrados (más del doble de su superficie actual).
Limitaba al Norte con el Golfo de México; por el Este con Jaruco y Santa Cruz del Norte; por el Sur con San José de las Lajas y San Antonio de las Vegas y Santa María del Rosario y por el Oeste con los municipios de La Habana y Regla.
Guanabacoa estaba perfectamente comunicada por carretera con La Habana, Regla y Santa María del Rosario; además de con sus barrios más importante: Cojímar, Campo Florido, San Francisco de Paula, Minas, Bacuranao, Peñalver y San Miguel del Padrón.
Su riqueza fundamental se encontraba en el sector pecuario, especialmente en sus numerosas y eficientes vaquería que abastecían de leche a La Habana.
Desde finales de la década de 1940 y sobre todo a partir de la década de 1950, Guanabacoa se vio muy beneficiada por la apertura de nuevas vías de comunicación como la Vía Blanca y el Túnel de La Habana, que propiciaron el establecimiento de nuevas industrias en el municipio, el fomento acelerado de nuevas urbanizaciones y el desarrollo del sector turístico.
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