Es 100 % certero afirmar que Pedrito Calvo, quien por tres décadas fuese la voz principal de los Van Van, es uno de esos hombres a los que siempre les ha sonreído la diosa fortuna y acompañado la musa de la música.
Pedro Calvo Rojas nació en Maternidad de Línea en el Vedado el 17 de abril de 1942, pero pasó su ñiñez en Guanabacoa, donde tuvo que pulirla de lo lindo para ayudar a su familia.
Su padre era violinista y su mamá cantante, por lo que la música estuvo siempre en la vida de Pedrito Calvo, quien, sin embargo no le hizo asco jamás a otros trabajos que le permitieran ganarse unos pesos y fue desde aprendiz de zapatero hasta bolitero.
Yo siempre he sido una gente que he vivido en solares. Eso me ha ayudado mucho, donde había una cortinita y nos pedíamos un pedazo de pan todos para ayudarnos unos a otros, y eso se ha quedado en mí como una cosa permanente.
Entrevista ccon Pedrito Calvo [1]
A los 17 años debutó como cantante en un programa de aficionados de la televisión, pero no sería hasta el decenio siguiente que comenzaría su larga y exitosa carrera profesional como vocalista.
La primera orquesta en la que cantó Pedrito Calvo fue la de su padre, pero pronto pasaría a trabajar como vocalista en otras como «La Riviera», «Los Jóvenes del Filin» y «La Orquesta de Julio Valdés», que lo prepararon para la gran oportunidad de su vida: los Van Van, agrupación de la que sería uno de los fundadores y en la que permanecería por 30 años.
Con el paso de los años, Pedrito Calvo, con su cabeza rapada, su bigotón negro y su eterno sobrero se constituyó en una de las imágenes más icónicas de la música cubana y, por qué no, de la cultura de la Isla en su conjunto.
El joven cantante llegaría al Tren de la mano de Puppy Pedroso y Raúl Cárdenas, que fueron quienes se lo presentaron a Juan Formell. A Juanito, en un principio no le gustó Pedrito Calvo, consideraba que por su voz ronca no era el fichaje que necesitaba la Orquesta; pero Puppy y Raúl insistieron, haciéndole ver otros méritos como su personalidad extrovertida, su extraordinario carisma y los movimientos que desarrollaba sobre la tarima, típicos del hombre que llevaba el baile en la sangre y sabía contagiarlo.
La Justicia de Pedrito Calvo
Cuando en 2002, después de tres décadas y convertido en símbolo de los Van Van, Pedrito Calvo decidió bajarse del Tren de la música cubana, el público se quedó con la boca abierta y elucubró las teorías más conspiranoicas.
Más, cuando el nombre de la nueva agrupación creada por él, «La Justicia», sugería algún tipo de ruptura con Van Van. Sin embargo, más allá de chismes, las relaciones de Pedrito con los Van Van continuaron siendo buenas, por lo que su salida de la legendaria orquestno debe interpretarse sólo como el deseo del músico de desarrollar su propio proyecto.
Hay cosas que a veces no funcionan como uno quiere que funcionen o uno tiene otras aspiraciones en la vida, hacer otras cosas y lo hace y ya…
Entrevista con Pedrito Calvo [1]
De hecho, tras abandonar Van Van, Pedrito Calvo volvió a colaborar con el Tren en varias ocasiones, desde presentaciones hasta videoclips.
La Justicia de Pedrito Calvo ha seguido, en buena lid, la estela de los Van Van; y, en buena lid, su música no difiere mucho de la del Tren, enfocándose en el público bailado, al que llega a través del carisma de su director.
Para muchos es motivo de asombro la forma física en la que Pedrito Calvo ha logrado mantenerse a lo largo del tiempo.
Aunque la genética ha jugado, sin dudas, su parte ahí, lo cierto es que el músico ha sido siempre muy cuidadoso con su imagen y practica ejercicios a diario para mantenerse a tono, conocedor como nadie de lo exigente que suele ser el escenario con los artistas.
Su vida, como la de los artistas de antaño ha sido toda una bohemia que lo ha llevado a casarse en cinco ocasiones y a tener 21 hijos reconocidos (aunque con sorna ha dicho en más de una ocasión que «seguro hay algún otro por ahí»).
Varios de sus hijos han seguido también el camino de la música, destacándose entre ellos Pedrito Jr., quien en la actualidad lleva las riendas de La Justicia, porque el tiempo no parece pasar sobre Pedrito Calvo, pero igual se lo siente.
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