Aquí nació el «Teatro Cubano», dijo Martí, en el Teatro Villanueva un 22 de enero de 1869 La Habana se incorporó a la Guerra de Independencia de 1868. Hasta entonces el pensamiento de formación de la cubanía, que se había desarrollado en algunos centros de estudios y entre gran parte de los pensadores criollos, no había sido puesto a prueba en la gran urbe.
Narciso López y su expedición quedaban lejos, Carlos Manuel de Céspedes estaba dando machete en el Oriente insurgente, La Habana tenía que despertar, lo hizo a su manera, y sufrió por ello su población.
Historia del Teatro Villanueva
Fue construido por don Miguel Nin y Pons, protegido del conde de Villanueva. El 12 de febrero de 1847 se inauguró este teatro, con el nombre de Circo Habanero; estaba situado en un terreno delimitado por las calles de Refugio, Colón, Morro y un terreno yermo cerca de los fosos y las murallas, donde hoy se encuentra la calle de Zulueta. En el siguiente plano se observa bajo el nombre de Circo.
En 1853, fue objeto este teatro de una gran renovación, y se le rebautizó con el nombre de Teatro de Villanueva, en homenaje al gran Intendente de Hacienda, Claudio Martínez de Pinillos, conde de Villanueva, recientemente fallecido entonces y que legó su nombre a varias construcciones habaneras.
Era de construcción ligera, ya que por su cercanía a las murallas las autoridades militares no permitieron erigir una edificación más sólida.
Algunas figuras que actuaron en el Teatro Villanueva
Allí se despidió del público el famoso actor cubano Francisco Covarrubias; uniendo el nombre del teatro al del de la Alameda de Paula, donde había debutado en 1800 en el Teatro Circo, hizo los siguientes versos:
Es mi destino patente
que un circo juera mi oriente
y otro circo sea mi ocaso.
Quien fue el creador de “la primera forma de nuestro teatro vernáculo”, es decir, del llamado “género chico” cubano. En sus obras intercalaba canciones (décimas) que alcanzaron gran popularidad, murió en La Habana el 22 de junio de 1850 en la mayor pobreza.
En 1850 debutó allí una compañía de verso española en la que destacaba Adela Robreño de Irigoyen, de quien se dice que fue la mejor actriz cubana de todos los tiempos.
Era un teatro sencillo, con una sala rodeada de dos órdenes de palcos; actuaban en él ordinariamente compañías de verso, prestidigitadores y acróbatas, como también compañías costumbristas llamadas de bufos cubanos; sin embargo, estando el teatro Tacón en reparaciones, el de Villanueva albergó algunas de las grandes compañías de ópera que solían actuar en aquél. Tenía capacidad para más de 4.000 espectadores.
Jacobo Pezuela. Historiador del Siglo XIX.
Los hechos de la noche del 22 de enero de 1869
El 10 de octubre de 1868 se alzó en armas el hacendado Carlos Manuel de Céspedes en la región oriental de Cuba, hasta el momento se habían incorporado varias regiones de la isla a la llamada Guerra de los Diez Años. La situación en La Habana era de tensión extrema y los hechos se desbordaron en el Teatro Villanueva.
Luctuosos acontecimientos tuvieron lugar en este teatro durante la guerra de Yara. El 21 de enero de 1869, durante una velada, se produjeron reiteradas manifestaciones de simpatía por el grupo revolucionario que encabezaba Carlos Manuel de Céspedes, lo que motivó que el Gobernador impusiese una fuerte multa a Nin y amonestase a los artistas a quienes se atribuía haber cantado canciones con letra subversiva.
El mismo programa se repitió la noche siguiente en una función que los integristas estimaron destinada a recaudar fondos para unos para la Revolución. La recitación de una poesía que terminaba con un «Viva la tierra que produce la caña» fue estimada por los españoles como una provocación y se entabló una riña en la que intervinieron los voluntarios, sembrando entre el público el pánico y la muerte.
Después de estos sucesos, apenas se vuelve a hablar del teatro Villanueva, el que a falta de especial mérito arquitectónico evoca un dramático episodio en la historia de nuestras luchas por la libertad
Joaquín Weiss. Arquitectura Colonial Cubana.
Tras salir del teatro los voluntarios se apoderaron de las calles habaneras. Fueron a la acera del Louvre donde algunos cubanos se reunían y de ahí siguieron hasta llegar al Palacio de Aldama donde buscaban a esta familia y a Domingo del Monte.
No estaban en casa esa noche, se habían marchado a su finca en las afueras de la ciudad y eso les salvó de la turba desatada y sedienta. La casa sufrió la ira y la asaltaron destrozando innumerables obras de arte y artesanía.
José Martí, impresionado por los sucesos que le pillaron en casa de su maestro Rafael María de Mendive, escribió varias veces sobre esta noche, resaltando la valentía de su madre, valenciana sin miedo a la pólvora, quien salió a buscarle en medio de la barbarie que teñía de sangre y odio las calles habaneras.
Juan Gualberto Gómez se encontraba ese día en las inmediaciones del teatro con algunos amigos, pese al alborozo general consiguió escapar sin ninguna secuela.
...XXVII...
El enemigo brutal
Nos pone fuego a la casa;
El sable la calle arrasa,
A la luna tropical.
Pocos salieron ilesos
Del sable del español;
La calle, al salir el sol,
Era un reguero de sesos.
Pasa, entre balas, un coche:
Entran, llorando, a una muerta;
Llama una mano a la puerta
En lo negro de la noche.
No hay bala que no taladre
El portón; y la mujer
Que llama, me ha dado el ser;
Me viene a buscar mi madre.
A la boca de la muerte,
Los valientes habaneros
Se quitaron los sombreros
Ante la matrona fuerte.
Y después que nos besamos Como dos locos, me dijo: "Vamos pronto, vamos, hijo; La niña está sola: vamos."
El teatro fue clausurado por el Gobierno colonial con motivo de estos acontecimientos, y el edificio pasó, a ser casa de vecindad y luego demolido en 1887.
Después del «cese de la dominación española, se construyó en aquel lugar, muy próximo al actual Palacio Presidencial, el hermoso edificio de la «Habana Tobacco Company«.
Antigua fábrica de tabaco «La Corona» (propiedad de la empresa americana Henry Clay and Bock & Co. Limited).
Una expresión del sanguinario y cobarde proceder de los voluntarios españoles, incapaces de tomar las armas para combatir al ejército Libertador,acaudillado por Céspedes y otros patriotas cubanos.Antesala de los acontecimientos que devinieron en el crimen horrendo del fusilamiento de los estudiantes de medicina en 1871.