No fue la primera Pescadería de La Habana el edificio que se construyó bajo el gobierno del Capitán General Miguel Tacón, y que explotaría su socio, el catalán Francisco «Pancho» Marty -involucrado en cuanta construcción se levantó en la época como uno de los hombres más ricos y mejor conectados de la ciudad- pero sí se convirtió en un símbolo del progreso urbanístico de la ciudad en aquella época.
La Pescadería de La Habana –«levantada de una insalubre barraca» según las crónicas de la época- se encontraba al final de la calle Empedrado, limitando con el acceso a la Cortina de Valdés. Adyacente a esta entrada por dicha calle estaba el famoso Boquete de las Pimienta* -que desde tiempos remotos había sido sitio de amarre y reparación de los barcos de los antiguos pescadores de esta zona de la ciudad-.
Por esa abertura en la muralla de mar entraba gran parte del pescado fresco a la Pescadería de La Habana, una vez acabó la construcción de la misma a finales de 1835, aunque ya era conocido desde finales del siglo XVIII como boquete de la pescadería antigua.
La ciudad de Tacón
A la llegada de Tacón a La Habana, este se involucró en la mejora de la policía -la seguridad ciudadana era un problema que tenía en vilo a la ciudadanía y que el Capitán General neutralizó con sus potestades omnímodas que tan criticadas fueron en la Isla y las Cortes-.
Siguiente a estas mejoras continuó adecentando de las vías urbanas pues apenas existían calles empedradas (además de la famosa calle Empedrado, solo se habían cubierto algunos tramos de las calles O’Reilly, Obispo y Cuba), y siguiendo la reforma de mercados (Mercado de Tacón, Mercado de Cristina, Mercado de Colón…), plazas y pescadería; toda vez que la situación del insumo en la ciudad era bastante precaria.
Para poder construir estas obras -y el resto que se realizaron bajo su mando- se aprobó el impuesto de Fagina y el de Marca, cerrándose además las casas de juego, públicas y particulares, en la ciudad y los campos.
El Coronel de Ingenieros Félix Lemaur – a quien Tacón le asignó un gran núcleo de presidiarios- consiguió que se empedrasen en tres años -de arduo, y no exento de polémica, trabajo- cerca de ciento setenta y tres mil varas en el recinto de La Habana intramuros.
Paralelo a este proyecto se abrieron más de tres mil cloacas y sumideros, que junto a la inauguración del acueducto de Fernando VII, sacaron a La Habana de la «Edad Media» urbanística en la que se estaba estancando.
El valor total de las múltiples obras de este período alcanzó la cifra de casi un millón de pesos, que corrieron a cuenta del consistorio municipal, sacando cerca de ochenta mil pesos de beneficio gracias al sistema de ingresos individuales de las construcciones que realizó Tacón -con el consiguiente encarecimiento de los productos que en los mercados se ofertaban-.
La Pescadería de La Habana
La construcción fue encargada a Marty en la misma zona de la anterior, proveyendo el plano que se debía usar y dejando al gestor privado la construcción del mismo. Quien se valió de sus conexiones para sacar adelante un proyecto estancado desde 1804.
La pescadería era hace un año un mal tinglado casi arruinado, sucio y hediondo por los depósitos de restos de pescado y aguas corrompidas que debajo de él se formaban.
El nuevo edificio, ofrece un frente regular de un bello orden toscano con 16 pilares de sillería ; el fondo es de 26 pies y en toda su extensión por el centro corre un mostrador de mampostería, que deja por un lado espacio a los vendedores y por otro á los compradores, cubierto aquel de grandes losas de mármol blanco, donde se coloca el pescado.
El pavimento esta todo enlosado, de modo que es fácil conservarle perfectamente lavado, sin que se forme depósito alguno, ni de humedad, ni de inmundicias.
Un segundo cuerpo está destinado para habitación de las vendedores, y contribuye á la hermosura de este edificio, en cuya construcción el contratista ha empleado excelentes maderas y materiales, excediendo en más de triple cantidad la suma del presupuesto estipulado, movido por un laudable deseo de distinción honrosa, que le ha granjeado el aprecio de las autoridades—Este edificio se halla concluido.
Justo Zaragoza-Breve Noticia de los Primeros Meses de Mando del Excelentísimo Señor Don Miguel Tacón (1835)
En las ordenanzas de 1854 se designó como punto de limitación de los barrios Templete (1) y San Juan de Dios (4), por su ubicación colindante con la batería de Santa Bárbara perteneciente a la Cortina de Valdés.
La pescadería es un lugar de no poco interés en La Habana, no solamente por la rica variedad de hermosos peces que usualmente decoran sus largos mostradores de mármol… tiene cincuenta pies de largo, con una mesa de mármol de una punta a la otra; el techo está sostenido por una serie de arcos apoyados en pilares.
Está abierta, por un lado, hacia la calle, y, por el otro, hacia la bahía. Por consiguiente está bien ventilada y aireada. Es el más propio y más invitante establecimiento de su clase que jamás haya visto en ningún país…
B. M. Norman; Rambles by Land and Water, or Notes ofr Travel in Cuba and México, New York (1845)
Se realizaron varias remodelaciones de la Pescadería de La Habana durante ese siglo pero la posición en la cual se encontraba y la construcción de los mercados que se expandían hacia la ciudad fueron dejando obsoleta la construcción.
Obligando su demolición durante la primera intervención norteamericana (1899-1902), ocupando esa zona un pequeño parque y la ruta de los tranvías que recorrían el litoral habanero y llegaban hasta la zona de San Lázaro, y los barrios de el Vedado y el Carmelo.
Anuncio para su reparación
El excelentísimo ayuntamiento ha acordado sacar a publica subasta la reparación del edificio de la Pescadería, bajo las bases y demás condiciones facultativas y económicas, aprobadas y que constan en su respectivo expediente, que estará de manifiesto en esta Secretaría, de 3 a 5 de la tarde.
El Contratista terminará dichas obras en el plazo de dos meses y en el de quince días, después de adjudicadas la subasta, dará principio a las mismas. El pago (de 945.94) será de contado a la terminación de las obres, sin perjuicio de las recepciones parciales.
Gaceta de La Habana-1889
Francisco Marty y Miguel Tacón
Sobre Miguel Tacón hemos realizado varias entradas que puedes leer aquí y aquí. En cambio de Francisco Marty apenas hemos reseñado su presencia de «especulador inteligente» durante este período de expansión constructiva de la ciudad.
Nació don Francisco Marty en Gracia, provincia de Barcelona, el 19 marzo 1782, falleciendo en la Habana el 2 mayo 1866. Fue pobre á Cuba y dejó al fallecer una fortuna inmensa que dedicó al fomento del país por el que tanto hizo en vida.
Entre las empresas notables en que tomó parte de un modo más activo, pues fueron muchas las emprendida por él en pro de Cuba, debe citarse la construcción del teatro Tacón en la Habana, así como la pescadería de la capital que es un modelo en su género por los adelantos y comodidades introducidas en tal mercado.
Era capitán de navío de la armada, estando condecorado con la Gran cruz de Isabel la Católica, con la encomienda de la real y distinguida Orden de Carlos III y gozando del título de Secretario honorario de S. M. doña Isabel II.
La ilustración cubana, Año 1, Núm. 10-12, Abril 1885
*– Las Pimientas eran las hermanas del presbítero don José Díaz Pimienta quien les dejó en donación a su muerte, acaecida en 1836, la casa que ocupa la esquina de lo que sería hoy Empedrado y Tacón.
La playa del Boquete sirvió de improvisado astillero para la construcción del buque La Purísima Concepción, antes de que la muralla de mar protegiese esa zona.
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