Vermay y su teatro Diorama es una crónica exquisita del conocido historiador, miembro de la Academia Cubana de Historia, Francisco Xavier de Santa Cruz y Mallen Santa Cruz y del Prado, nacido en el Vedado, La Habana, el 7 de agosto de 1889.

Usual colaborador en la prensa Republicana firmaba como el Conde de San Juan de Jaruco, aunque no sería hasta 1952 cuando el militar y dictador español Francisco Franco rehabilitaría dicho título nobiliario -apenas dos años antes del fallecimiento de Santa Cruz y Mallen, ocurrido en 1954-. (Hace un tiempo escribimos una crónica sobre la presencia del hermano de Franco en Cuba que pueden leer aquí).

Volviendo al teatro Diorama y al conde de San Juan de Jaruco, cuando busco información para algún artículo en internet suelo encontrar distintos estilos de escribir la historia. Algunos escritores son meramente descriptivos, realizando un ametrallamiento de datos con estilo de enciclopedia que llega a saturar al lector mientras otros autores discurren con facilidad en los detalles y entresijos del contexto que rodea a las fechas y nombres.

La pluma del conde San Juan de Jaruco, perteneciente a la segunda corriente, discurre con ligereza y precisión los hechos que relata, aportando no pocos datos sobre la burguesía de la época. Entre toda la información que he leído sobre el desaparecido teatro Diorama encontré una crónica, que transcribimos literalmente, sobre dicho lugar y su primer propietario, aparecida en el Diario de la Marina el 25 de enero de 1948. Disfruten la lectura.

Vermay y su teatro Diorama

Teatro Diorama
Mapa donde se observa la posición que ocupó el Teatro Diorama, o del Diorama como se observa en él, y que ahora ocupa el Campoamor, cuyo primer nombre fue Capitolio, construido en el siglo XX

En el año 1827, el rey Fernando VII, en consideración a los numerosos servicios prestados en Cuba por el famoso pintor francés Juan Bautista Vermay de Beaume, le concedió todo el área de terreno comprendido entre las calles de Industria, San Rafael, Consulado y San José, para la edificación de un teatro en La Habana, que recibió poco después el nombre de “teatro Diorama“, debido a que durante su construcción se exhibió en uno de sus salones un diorama que representaba el cementerio del Padre La Chaisse, en París, y en nuestro país, el ingenio Valvanera propiedad del gran intendente habanero conde de Villanueva, más tarde vizconde de Valvanera.

Otros afirman que este coliseo recibió el nombre de teatro Diorama, porque en sus principios sirvió por espacio de algún tiempo para espectáculos de vistas ópticas.

Aunque de madera, la construcción de este teatro era sólida y de un estilo muy elegante. Sus tres puertas principales miraban al oeste, y fue admirablemente pintado todo por el propio Vermay, su dueño y director que recibió los honores de Pintor de la Real Cámara.

Retrato-de-Juan-Bautista-Vermay
Retrato de Juan Bautista Vermay

Se inauguró el “teatro Diorama” con una gran función en que tomaron parte la Galino, la Gombarino, el violinista don Toribio Segura, don Enrique González, violoncellista afamado, y otros muchos artistas. Más tarde, lo ocupó la compañía del célebre trágico español don Andrés Prieto, acompañado de Garay, Hermosilla, Avecilla, Viñolas, Iglesias, Covarrubias, Juan de Mata, Duclos y las celebradas Rosa Peluffo, María Cañete, Vicenta La Puerta, y otros actores muy conocidos.

Vermay, que era miembro de mérito de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana, secundó notablemente al famoso intendente don Alejandro Ramírez y Blanco, de grato recuerdo en Cuba, no sólo en la creación de la Escuela de Pintura y Dibujo de San Alejandro, de la cual fue su director por espacio de diez y ocho años, sino en el establecimiento de varias escuelas dominicales que permitió en su teatro Diorama, el cual puso siempre a disposición con gran entusiasmo y generosidad, al fausto y engrandecimiento de las Bellas Artes.

Además de gran pintor, Vermay, era arquitecto, escritor, músico y poeta. Llegó a escribir versos castellanos bellísimos, y tradujo con Tárraga el “Hernani” de Víctor Hugo, que quedó inédito. Desde su fallecimiento ocurrido el 30 de marzo de 1833, empezaron a ocupar el teatro Diorama algunas compañías de versos de las ambulantes que solían visitar a Cuba en aquella época.

Hasta que por los años 1842 y 43, fue destinado este teatro para cuartel de serenos con alojamiento para el comandante del Cuerpo, y su pequeña oficina, y el de los comandantes de las brigadas de los mismos, sirviendo también de depósito de sus luces, vestuario e instrumentos, medida que se adoptó a causa de que el teatro de “Villanueva“, fabricado por ese tiempo, había dejado al teatro Diorama sin concurrencia.

El terrible huracán que azotó a La Habana el 10 de octubre de 1846 (más sobre este fenómeno aquí), ocasionó grandes desperfectos al ex teatro Diorama (también destruyó al “Principal” situado en la Alameda de Paula), que fue derribado por orden del Gobierno.

Huracán de 1846
Huracán de 1846, el causante de graves desperfectos al teatro Diorama

A pesar de hallarse no todo en mal estado, tanto que su desbarate importó más a sus dueños, que lo que tal vez les hubiese costado su reparación, y en los terrenos que ocupaba, se levantaron en pocos años varios edificios destinados a toda clase de establecimientos, entre ellos, el conocido restaurante “El Palacio de Cristal“, en cuyos altos se encontraba el alegre teatro Cervantes.

En uno de los cuadros que Vermay pintó en La Habana para el “Templete“, se ven cien retratos de las personas más ilustres de aquella época, entre ellas, el obispo Espada, el capitán general Vives, el marqués de Prado-Ameno, los condes de Fernandina, San Esteban de Cañongo, O’Reilly y los señores de Arango y Parreño, O’Farrill, O’Gavan, Montalvo, de la Torre y Cárdenas.

El Ayuntamiento en pleno y el mismo Vermay con lápiz en la mano haciendo el croquis de la procesión dando la espalda al espectador, y a don Ramón de la Sagra, distinguido periodista catalán y director del Jardín Botánico, que no fue nunca su buen amigo. A la izquierda de este cuadro aparece un grupo de señoras entre las que se distinguen las de O’Farrill, Montalvo, Cárdenas y Madame Vermay.

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Vermay y su lienzo Principal entre los que realizó para El Templete

El 13 de julio de 1888, el periódico la “Iberia” publicó sobre Vermay lo siguiente: “Sus discípulos le costearon el entierro y sepulcro, sobre cuya losa de blanco mármol y entre el cuadro de baranda de hierro que los cercan, grabó el cincel estos versos del inspirado Heredia, alumno y amigo del gran artista francés:

Vermay reposa aquí. Solo lumbre pura del entusiasmo iluminó su frente; un alma tuvo cándida y ardiente, de artista al corazón y la ternura.
Era pintor; sembrado en nuestro suelo dejó su arte el germen poderoso y en todo pecho blando y generoso, amor profundo, turbación y duelo.

José María Heredia

Debemos recordar, que, a la muerte del conocido pintor italiano José Perovani, fue recomendado Vermay por Goya al obispo Espada, para que este notable francés, condecorado por Napoleón I y discípulo del famoso Luis David, concluyera las obras comenzadas por Perovani.

Entonces Vermay fue encargado en La Habana de la pintura de la Catedral y de las iglesias del Santo Cristo y de Nuestra Señora de Guadalupe, habiendo colocado en esta última su famoso cuadro “El Pasmo de Sicilia“, copia de Rafael, y también “La Guadalupe” y “San Juan Bautista“. Fue también autor de los conocidos lienzos que aparecen en el “Templete“, y de otros muy notables cuadros, entre ellos, la “Virgen del Pez“.

Serafín Ramírez y el Diorama

Durante la construcción de aquél se exhibió en uno de sus salones un Diorama que representaba el cementerio del Padre La – Chaisse en París y el ingenio Balbaneda del conde de Villanueva. Este es el origen del nombre teatro Diorama con que más tarde se conoció.

Aunque de madera , la construcción del teatro Diorama era sólida , y sobre todo muy elegante. Su frente miraba al Oeste , así como sus tres puertas principales. Se construyó en 1827 , estrenándose con una gran función en que tomaron parte la Galino, la Gamborino, el violinista D. Toribio Segura, D. Enrique González violoncelista afamado , y otros muchos artistas.

En seguida lo ocupó la compañía del célebre trágico español D. Andrés Prieto acompañado de Garay, Hermosilla, Avecilla , Viñolas, Iglesias , Covarrubias ; Juan de Mata , Duclos y las celebradas Rosa Peluffo , María Cañete , Vicenta La Puerta , y otros actores muy conocidos.

En el terreno en que se hallaba se han levantado en pocos años por un acaudalado propietario algunos edificios , ocupados hoy por establecimientos de todas clases , y entre ellos el tristemente célebre teatro de Cervantes.

Tomado de La Habana Artística. Apuntes históricos. Serafín Ramírez – Página 180.

Sobre finales de los años treinta se instaló aquí una panadería con ese mismo nombre. Cosas del marketing pues el nombre de Diorama incluso llegó a apodar a la calle Industria durante unos años. Sin embargo contrario a lo que ha ocurrido con otras calles esta vez el nombre más conocido no caló demasiado.