La calle Infanta, calzada de Infanta o Calzada de la Infanta, cuyo nombre oficial es (aunque poquísimos lo conozcan) Avenida del Presidente Menocal se extiende de norte a sur sureste desde la calle 23 en el Vedado hasta la Esquina de Tejas donde se encuentra con la Calzada del Cerro, la Calzada de 10 de Octubre y la calle Monte.

Además de 23, Monte y las Calzadas del Cerro y 10 de Octubre, la calle Infanta se cruza con otros importantes ejes viales de la capital cubana como San Lázaro, Zanja, Carlos III, Ayestarán y Manglar.

Hasta la década de 1960 tuvo la calle Infanta un marcado carácter comercial e industrial, que ha ido menguando de forma constante a consecuencia de los procesos de desindustrialización y restricción de la oferta que ha sufrido periódicamente La Habana. En la actualidad muchos de los antiguos comercios e industrias que antaño existieron en la calle han sido reconvertidos a viviendas, lo que le ha dado a Infanta un carácter más residencial.


Ruinas de la Fábrica de Chocolates La Estrella en la la calle Infanta No. 951

Ruinas de la fábrica de chocolates La Estrella en la calle Infanta No. 951. El proceso de desindustrialización y restricción de la oferta han ido cambiado el sentido industrial y comercial de la avenida hacia un aspecto más residencial.


Calle Infanta

Recibió la calle su nombre en honor a la Infanta Isabel, hija de Fernando VII y María Cristina, que después reinara en España con el nombre de Isabel II (tanto el Rey Felón Fernando como su hija la Reina Castiza Isabel tuvieron monumentos en La Habana, que fueron defenestrados durante la República).

Según el erudito Manuel Pérez Beato, antes de llamarse Infanta, la calle fue conocida como calle del Pontón o calle de los Pontones y, posteriormente Calzada de Carraguao.

Curiosamente, la calle Infanta era la única de las calles importantes de La Habana cuya numeración corría de sur a norte (y no a la inversa como era lo usual en el resto de la ciudad), por lo que los primeros números correspondían a las inmediaciones de la Esquina de Tejas y los últimos a los inmuebles cercanos a la Avenida de Washington. El orden de los números se invirtió con la renumeración efectuada en los años 1936 – 1937.

Algunas fuentes apuntan de forma errónea que la calle Infanta recibió ese nombre en honor de otra Infanta, Eulalia, quien llegó a La Habana en visita oficial el 8 de mayo de 1893 en compañía de su esposo Antonio de Orleans. Sin embargo, lo cierto es que cuando la pareja puso sus reales pies en la capital cubana hacía ya muchísimos años que la calle Infanta se llamaba Infanta.

De la calle Infanta a la calle Calixto García

Por Acuerdo No. 91 de 27 de abril de 1921 del Ayuntamiento de La Habana, aprobado el 5 de mayo, se le cambió el nombre a la calle Infanta por el de Avenida de Menocal, en honor al Mayor General del Ejército Libertador que fuera presidente de la República entre 1913 y 1921 y que por esos días terminaba su mandato.

Semejante acto de adulación por parte del consistorio habanero no gustó a buena parte del espectro político cubano, que consideraba que si bien el general Menocal no había sido un mal presidente, tampoco era para que lo estuvieran rotulando en vida.

De esa forma, en 1936, durante la alcaldía de Guillermo Belt Ramírez, cuando a sugerencia del Dr. Emilio Roig de Leuchsenring el Ayuntamiento de La Habana acordó restituir la mayoría de los nombres tradicionales de las calles de la ciudad, se propuso retirar el de Menocal de la antigua calle Infanta.

El problema radicaba en que, de acuerdo a las mismas bases acordadas para realizar los cambios, no se podía retomar un nombre que hiriera el sentimiento patriótico de los cubanos, e Isabel II había sido de todo, menos popular entre los nacidos en la mayor de las Antillas, por lo que el nombre de calle Infanta no era una opción viable.

Se tomó entonces una solución salomónica, y se propuso nombrar la calle Avenida de Calixto García, como había sugerido la Comisión de Historia, Ornato y Urbanismo en 1928 y de la que el propio Emilio Roig de Leuchsenring formará parte.

Por supuesto que esta decisión medianera fue un contradictorio disparate, pues una de las razones fundamentales por la que se restituían los nombres tradicionales en 1936 era porque los nuevos no los usaba nadie; así que quitar el de Avenida de Menocal para dar uno que más que nuevo, era renuevo, carecía de sentido.

Así pareció opinar también el presidente de la República, José Agripino Barnet y Vinageras quien al firmar el Decreto Ley No. 511 que restituía la mayoría de los nombres tradicionales de las calles habaneras, ignoró la propuesta de renombrar la avenida como Calixto García y decidió conservar el nombre entonces vigente de Avenida del Presidente Menocal, en una evidente contravención de la propia ley, porque en la Base 3 de la misma se expresaba textualmente:

«Ninguna calle llevará el nombre de persona que se encuentre viva»

Y el expresidente Mario García Menocal no sólo estaba vivo, sino que tardaría todavía un lustro en morirse, pues no dejaría este mundo hasta septiembre de 1941.

Igual, hoy en la capital cubana son poquiticos los que conocen que el nombre oficial es Avenida del Presidente Menocal y siguen llamando a la calle Infanta, porque hay cosas que nunca cambian, y una de ellas es el imaginario de los habaneros.