Hoy en Barrios de La Habana asistimos a los orígenes de La Timba y Pogolotti, dos de los barrios populares con más sonoridad de La Habana.
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La Timba
El 20 de mayo de 1914, se fundó el barrio de San Antonio Chiquito, conocido poco después como La Timba. Este nombre proviene del inglés “Timber” estampado en las cajas de madera que contenían barras de guayaba importadas desde Estados Unidos y comercializadas en forma de pan con guayaba en una bodega ubicada en lo que hoy es la intersección de calle Zapata y calle A, dando origen al famoso “pan con timba”, que identificaba este consumo popular del barrio y que también se hiciera popular en toda la isla.
Los terrenos de este barrio en su mayoría, estaban dedicados a la siembra de flores de diferentes variedades (rosas, azucenas, gardenias, etc.) y se extendían desde la actual calle A, hasta lindar con el Cementerio de Colón al oeste, y desde las proximidades de el barrio La Pelusa a la Ermita de los Catalanes, de norte a sur; estas últimas desaparecidas con el proyecto de la Plaza Cívica en los años cincuenta, lo que hizo que se desplazaran los asentamientos poblacionales de estas zonas hacia La Timba. (barrio de San Antonio Chiquito).
Hitos en su pasado fueron la creación de los cementerios San Antonio (1867), Cristóbal Colón (1871-1886), Bautista o de los Protestantes (1887) y el de la comunidad china (1893). Además, fue visitada por Albert Einstein, Premio Nobel de Física en el 1930, quien estuvo durante dos horas en la casa de descanso del destacado compositor cubano Ernesto Lecuona, en la calle 4 esquina a 35, en el Reparto San Antonio.
También de La Timba emergió Luciano (Chano) Pozo, quien, luego de sus inicios en Cuba, partió hacia Nueva York en 1942, donde se integró a diversas orquestas hasta que su más famoso tema, «Manteca», alcanzó amplia difusión en el mundo del jazz entre 1947 y 1948, cuando se grabó.
El barrio de Pogolotti
Originalmente el reparto se iba a llamar «Redención» y fue proyectado como el primer barrio obrero de La Habana. La primera piedra fue colocada en 1910 por el presidente de la República José Miguel Gómez (aún existe una placa en la calle 90 que así lo recuerda).
El barrio de “Pogolotti” se encuentra ubicado cerca de las calles 100 y 51 en Marianao, en unos terrenos que fueron adquiridos a principios del siglo XX por Dino Pogolotti, un emigrante italo-norteamericano que llegó a Cuba en 1898 con su esposa Laura y que después de realizar diversos oficios se convirtió en un hombre de negocios e industrias. Las primeras casas se construyeron en la finca Jesús María, propiedad de Dino Pogolotti (padre del pintor Marcello Pogolotti y abuelo de la escritora Grazziella Pogolotti), arquitecto de la Compañía Nacional Constructora y cuyo apellido terminó desplazando el de Redención pensado en un inicio.
El 17 de diciembre de 1910, Dino Pogolotti adquirió una gran parte de la Finca San José (donde Finlay realizara sus experimentos sobre el agente transmisor de la fiebre amarilla en la década de 1880 y donde años más tarde demostrara su teoría la Comisión del Ejército de los Estados Unidos). En este lugar exacto existe un parque donde se recuerda este hecho y aparecen Carlos J. Finlay (1833-1915), Claudio Delgado (1843-1916), Leonard Wood (1860-1927), Walter Reed (1851-1902), James Carroll (1854-1907), Jesse William Lazear (1866-1900) y Arístides Agramonte (1868-1931) respectivamente; además de dos placas, también de bronce, en una de las cuales se relacionan 13 nombres bajo el encabezamiento de «Estos cooperaron», mientras la segunda consigna otros 12 nombres encabezados por la palabra «Voluntarios».
Si bien Dino Pogolotti fue el empresario urbanizador, la iniciativa de construir el primer barrio obrero de Cuba fue del representante villareño Luis Valdés Carrero, quien había sido colaborador de José Martí en la emigración y luego ayudante del Mayor General Serafín Sánchez durante la Guerra del 95.
Para la construcción del reparto Pogolotti, el gobierno de la República votó un crédito de 1.3 millones de pesos con los cuales se debían construir 2 000 viviendas, de las cuales se construyeron sólo unas 950 en La Habana y otro centenar en el resto del país.
Las casas que tenían capacidad para una familia de cinco personas, tenían una superficie de 48 metros cuadrados, distribuidos en sala, comedor, dos cuartos, baño, cocina y portal. Para ahorrar dinero, las viviendas se construyeron en tiras con paredes medianeras y portales corridos, separados por pequeñas barandas de hierro.
Entregadas mediante sorteo, estas viviendas constituyeron un gran salto en la calidad de vida de los aforfunados que las obtuvieron, pues eran cómodas, frescas y sólidas; además de baratas (650 pesos por unidad), bien comunicadas por la línea del tranvía y exoneradas de impuestos municipales por 10 años.
Cada cosa contaba con su acometida de agua, tenía luz eléctrica y calles pavimentadas, si bien no se les dotó de alcantarillado hasta finales de la década del 30. Para la satisfacción de las necesidades de los vecinos el proyecto original de los urbamizadores incluyó varias tiendas y un cine.
Por acuerdo del Ayuntamiento de Marianao del 9 de enero de 1911 el nuevo reparto recibió el nombre de «Redención», pero todos los habaneros lo conocieron y conocen como Pogolotti en honor a su constructor.
El flamante reparto Redención (Pogolotti) fue inaugurado con toda pompa el 24 de febrero de 1911 por el mismísimo presidente de la República, Mayor General José Miguel Gómez, en un acto en el que se hizo acompañar del promotor del proyecto Valdés Carreño, y los coroneles Ernesto Asbert y Baldomero Acosta (gobernador de La Habana y el alcalde de Marianao, respectivamente).
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