El hotel Gran América se encontraba ubicado en la calle Industria No. 502 (antiguo 168), entre Dragones y Barcelona, frente al Capitolio Nacional.

Se estableció en una casona colonial de dos plantas, a la que años después se le agregaría una tercera cuando Pilar Somohano, esposa de Guillermo del Toro, compró el inmueble para abrir su hotel «Habana».

La famosa Doña Pilar, la misma que regaló la silla donde se sentaba el presidente José Miguel Gómez, se hizo con los años de distintos hoteles en la ciudad como el hotel Telégrafo, el hotel Miramar de Prado y Malecón; o el hotel Campoamor de Cojímar.

El 11 de noviembre de 1906 se dio un gran banquete en honor de la prensa habanera para inaugurar el hotel «Habana». Se vanagloriaba doña Pilar de la calidad de la madera cubana usada en los muebles y marcos del hotel.

Algunos medios recalcaban la inversión de más de cincuenta mil duros para modificar completamente el edificio, destacando la instalación de un cuarto de baño completo en cada habitación; sumado a la comodidad de poseer un ascensor interno. Estos adelantos iban en la gestión de negocios que caracterizaron a doña Pilar, que ya en el pasado había realizado innovaciones en sus anteriores hoteles, como el gorro de los cocineros en el hotel Miramar.

En el caso del hotel Habana su ubicación, adyacente al depósito y estación de Villanueva, era privilegiada para recibir al turismo proveniente del interior del país. No obstante en la publicidad de la época se hace constar la presencia de cocina europea y norteamericana, junto con intérpretes de idiomas extranjeros.

Hotel Gran América… hotel familiar

En 1920 era propiedad del señor Manuel Durán y según el Libro Rojo y Directorio Hotelero, publicado en Nueva York, trabajaba, indistintamente, con plan americano o europeo (por tablet o a la carta). Sus habitaciones costaban entonces entre 1.00 y 2.50 pesos por noche, en dependencia de la temporada y calidad de las mismas, lo que convertía al hotel Gran América en un establecimiento bastante económico [1].


Publicidad del hotel Gran América de La Habana
Publicidad del hotel Gran América

La construcción del Capitolio Nacional y su inauguración en 1929, dinamizaron la vida económica de la zona, una situación de la que se benefició notablemente el hotel Gran América y que le permitió sortear todas las crisis y mantenerse abierto durante toda la República.

El auge del turismo norteamericano en Cuba durante la década de 1920 trajo consigo la construcción de modernos hoteles, la mayoría en el entorno del hotel Gran América.

Estos hoteles, mejor equipados y de mayor confort (a las que se unieron las del Segundo boom hotelero de Cuba en la década de 1950) absorbieron todo el turismo de gama alta, por lo que los establecimientos más antiguos y modestos, como el hotel Gran América, se convirtieron en hoteles de paso, para familias del interior que visitaban La Habana, viajantes de comercio o personas que preferían vivir en hoteles baratos a rentar una casa.



Al producirse el triunfo de la Revolución Cubana de 1959, el hotel funcionaba bajo la razón social de «Miranda y Fernández».

Como todas las empresas privadas del país, el Gran América fue nacionalizado por el nuevo gobierno. De a poco dejó de funcionar como hotel y sus habitaciones fueron convertidas en viviendas, lo que convirtió al edificio en una casa de vecindad, lo deterioró rápidamente y lo tugurizó.



Notas:

[1] En ese mismo año 1920, el hotel Pasaje y el hotel Inglaterra, que se consideraban los mejores establecimiento de La Habana, cobraban 5.00 y 4.00 pesos respectivamente por noche.