Sobre esto ya se ha publicado en el grupo, pero hoy se cumplen 90 años de la visita de Albert Einstein a La Habana y aprovecho para publicar sobre ello.
En 1930, Albert Einstein era el científico vivo más famoso del mundo, principalmente por sus teorías de la relatividad, que habían revolucionado la física del momento, con las que había empezado a trabajar 25 años antes. También en 1921 había ganado el Premio Nobel de Física por otro de sus trabajos científicos.
Partía en diciembre de 1930 el sabio alemán alemán a Estados Unidos en respuesta a una invitación de colegas en California. El barco en que viajaba se llamaba Belgeland y salía de Bélgica el día 2 para llegar a Nueva York el 11 de diciembre.
Einstein no tenía planes de atravesar Norteamérica por tierra, sino de seguir con el barco con rumbo al Canal de Panamá, pasar al lado del Pacífico y continuar rumbo a California. Así, en esta continuación del viaje, llegaba el ilustre físico a La Habana en la madrugada del 19 de diciembre.
Einstein en La Habana
En la capital cubana era primero entrevistado, primero a bordo del barco, por un grupo de periodistas. De ahí puede verse un recorte de la revista Bohemia de la semana. Luego, tras una breve visita de cortesía, a la Secretaría de Estado, comenzaba el programa oficial en la sede de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, en la calle Cuba, con un acto solemne en su homenaje.
A continuación seguía un encuentro con la comunidad hebrea de la ciudad en compañía de su esposa Elsa, y a la 1:00 almorzaban, invitados por la Academia en los altos del hotel Plaza.
Einstein había solicitado conocer lo más posible de La Habana y el campo cubano, por lo que él y sus acompañantes fueron conducidos en un recorrido en automóvil. Primero lo llevaron a los exclusivos Habana Yatch Club y Country Club y de ahí siguieron a los alrededores de Santiago de las Vegas para que viera algo de la Campiña cubana. De regreso lo llevaron a ver el Aeropuerto de Rancho Boyeros, la vecina y recién inaugurada Escuela Técnica Industrial y las obras de renovación del Acueducto de Vento.
A las 5:00 de la tarde seguía una nueva recepción, esta vez con la Sociedad Cubana de Ingenieros, a la que siguió un buffet y las esperadas peticiones de los fotógrafos. Finalmente, se marchó del lugar en automóvil.
Einstein había sido invitado a dormir en el totalmente nuevo Hotel Nacional, que sería inaugurado a finales del mes, pero, al igual que las cinco noches que pasó en Nueva York, prefirió dormir en el barco.
Al ootro día no había ningún programa oficial, pero, por la mañana, el director del Observatorio Nacional pasó con su esposa para pasear a Einstein y a sus acompañantes a donde quisieran.
La respuesta del científico fue que quería visitar los barrios pobres, lo contrario a lo que había visto el día anterior. Así fue llevado al barrio de Pan con Timba, al Mercado de Cuatro Caminos y a humildes tiendas en Monte.
Porel mediodía regresaba al barco y a la 1:00 de la tarde partía el Belgeland con rumbo a Panamá. En su diario hacía Einstein una anotación sobre el contraste entre el lujo y la pobreza en La Habana.
Terminaba así la visita de 30 horas de Albert Einstein en nuestra ciudad.
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