Ha sido Cuba tierra de grandes dibujantes. De Abela a Massaguer, pasando por Lillo, Juan Padrón y René de de la Nuez, hasta llegar a Martirena y Garrincha; los cultores de este genero, injustamente considerado menor, han hecho reír y reflexionar a generaciones de cubanos.

Martirena y el solitario oficio del caricaturista

Alfredo Martirena nació el 6 de octubre de 1965 en la ciudad de Santa Clara, antigua provincia de Las Villas. Con apenas 19 años «debutó» como caricaturista en Melaíto, el suplemento humorístico del periódico Vanguardia de Villa Clara.

Había llegado a ese periódico por recomendación de su entonces director Pedro Hernández Soto, quien lo presentó a Panchito, consagrado caricaturista que incursionaba entonces en la realización de dibujos animados y estaba buscando un rellenador.

De la mano de Panchito y luego de Pedro Méndez, se adentró Martirena en el mundo del humor gráfico y presentó sus primeras creaciones, las mismas que luego calificara de «horribles» y meros atrevimientos de aprendiz.

Que Martirena había nacido para el humor gráfico y no se había equivocado de profesión, quedaría demostrado tres años después, en 1987, al ganar el Gran Premio convocado por el semanario Palante con motivo de su 25 aniversario.

Con el paso de los años el prestigio de Martirena ha ido en aumento, convirtiéndose en colaborador de importantes publicaciones humorísticas internacionales. Entre las revistas especializadas y periódicos extranjeros que han publicado sus trabajos se cuentan: Witty World (revista norteamericana de humor gráfico) y las españolas Batracio Amarillo y El Jueves, entre otras.

Las caricaturas e historietas de Martirena han sido compiladas en varios libros: «De oreja a oreja», Editorial Pablo (1987); «Humor in vitro», Editorial Batracio Amarillo (2003); «De vuelta y vuelta», Editorial Nausica (2008) y «Martirena en blanco y negro», Editorial Reina del Mar (2012). También ha ilustrado libros infantiles para editoriales de Cuba, España, Canadá y Suiza.

Miembro de la UPEC y de la UNEAC, las caricaturas de Martirena suelen aparecer con frecuencia en los periódicos cubanos de mayor circulación, y sus trabajos suelen abordar problemáticas de carácter político y social.

Caricatura de Martirena
La crítica contra los males que agobian a la sociedad cubana ha sido una constante el trabajo de Martirena como caricaturista. Para él:

«Las cosas más sencillas del mundo pueden ser políticas. Cuando criticas el mal funcionamiento de una empresa, estás apuntando a un responsable, que tal vez no está en la máxima dirección del gobierno, pero aparece en algún punto de la cadena» [1].

A pesar de los múltiples reconocimientos recibidos a lo largo del tiempo, Martirena ha expresado en múltiples ocasiones que el trabajo del caricaturista es un «oficio solitario», por el poco interés de las academias, la poca ayuda oficial que recibe y las escasas opciones de empleo (en especial luego de la crisis económica de los 90 en que desaparecieron las muy populares revistas de historietas que se publicaban en Cuba).