El proyecto de Morales y Mata para el Vedado Tennis Club (VTC) fue celebrado con entusiasmo por la prensa de la época y bien recibido por los socios vedadenses.
Su único enemigo fue el crecimiento imparable de la masa social del club y la latente competitividad que envolvía el desarrollo social de estos clubes aristocráticos. El VTC apenas superaba los diez años de creado cuando estrenó el magnífico edificio en mayo de 1913, generando no pocas suspicacias en los clubes de la Playa de Marianao.
La ubicación en Calzada esquina 12, con acceso al litoral y la expansión sobre una zona marítima poco profunda, le valió al club las mayores atenciones del momento. A su ya legendaria fiesta de Año Nuevo -en la que no faltaban las primeras figuras del país y por supuesto el cronista social de El Fígaro, Enrique Fontanills- se fueron sumando los éxitos deportivos y la visita de figuras internacionales a su court de tennis.
Solo dentro de este crecimiento y en pulso perenne con el Habana Yacht Club (HYC), el decano de los clubes de regata, se entiende la rápida modificación que sufría el proyecto de Morales y Mata, cuya reforma fue lanzada a concurso en 1917.
Proyecto de Morales y Mata
El traslado desde Calzada y 6 hasta el definitivo de Calzada esquina 12 demostró el poderío económico del club en 1913. La pujante firma Morales y Mata ganó en 1910 el concurso para la construcción de una nueva Casa Club con todas las novedades y comodidades de la época.
Sorprende que una de las más celebradas características del edificio, su terraza al aire libre, fuera borrada definitivamente en el proyecto de Rafecas, Toñarely y Maciá, que se impuso y construyó en 1920. Quizás con el objetivo de alejarse lo máximo posible de la construcción original o con el fin de ganar el máximo espacio posible, las modificaciones exteriores han borrado el original diseño realizado para el Vedado Tennis Club de aquel proyecto de Morales y Mata.
Conseguidas las licencias en agosto de 1911, la primera piedra fue colocada por el alcalde Nicolás de Cárdenas, quien además formaría parte de la junta encargada de los festejos inaugurales del edificio. El 19 de enero de 1912 comenzaban las obras, a mediados de junio se encontraban bastante avanzadas, observándose prácticamente toda la planta baja construida.
El gran sarao
Entre el 12 y el 14 de mayo de 1913 se presentó el edificio terminado a distintos periodistas y socios con el fin de dar publicidad al sarao inaugural, postergado previsiblemente con el objetivo de no coincidir con las fiestas del 20 de mayo en las que tomaba posesión el nuevo presidente Mario García Menocal. Este debió ser el motivo principal para fijar la fecha de inauguración en el domingo 25 de mayo.
Además del presidente Menocal y su esposa Mariana de Seva, asistieron las máximas representaciones del gobierno, siendo una fiesta nocturna que según Fontanills «hizo de la noche el día con innumerables hilos de bombillas eléctricas«. Otra crónica de sociedad, firmada por Manuel López de Linares, deja algunas pinceladas del diseño festivo.
«Bien es verdad que la suntuosidad de la casa, su admirable construcción, el arte exquisito con se halla adornado y la disposición especial de sus salones se prestó admirablemente para ello.
La gran escalera del palacio donde a sus lados, plantas tropicales, abrían el espléndido abanico de sus hojas».
La gran escalera de entrada, que daba a las pistas de tennis y a Calzada, se mantuvo en la modificación general de Rafecas, Toñarely y Maciá. Además de que al añadir una planta más se eliminaron algunos de los elementos externos más identificativos del proyecto de Morales y Mata como los torreones cuya función de miradores -para ver y ser vistos por el resto de miembros- constituía un símbolo trascendente que se repicó con posterioridad en otras edificaciones costeras.
Fueron eliminadas además la amplia terraza principal y los pasillos sin techar, que hacían del proyecto de Morales y Mata un club abierto a la brisa marina, creando el edificio compacto y cerrado que ha llegado a nuestros días.
En el interior la gran modificación introducida en 1920 sería el salón estilo Luis XV -aproximadamente de cuarenta metros de longitud por once de ancho- donde se montaban los grandes banquetes y bailes característicos de la institución.
El vestíbulo y la escalera «enroscada«, que daba a las recepciones un corte dramático y de ceremonial, son elementos que llegan a nuestros días con cierta exuberancia anacrónica.
Halagos y referencias
El proyecto de Morales y Mata contó con grandes elogios, de ahí que algunas de sus ideas climáticas y condicionales a las características del país, serían revisitadas en el futuro por el edificio del balneario de La Concha, en la Playa de Marianao diseñado por el arquitecto Francisco Centurión.
Adolfo Dollero en su libro «Cultura Cubana» publicado en 1916 nos transmite una opinión contemporánea del proyecto de Morales y Mata.
En el Vedado ‘I’ennis Club nada ha sido descuidado.
¡Hay todo!
Además del magnifico edificio, (uno de los mejores de la capital) una vista encantadora, flores, estatuas, cancelas muy amplias, salones elegantes, vestidores, tocador para las señoras, sala de esgrima, baños; un conjunto tal de comodidades, de gracia, de lujo sin pretensiones que atrae y seduce…
Cultura Cubana, Dollero 1916.
Este libro y la serie que le siguió son más que recomendables para acercarnos de primera mano a la visión de la época con respecto a algunos centros sociales, culturales y económicos, aunque como todos los compendios de promoción pagada contiene algunos adjetivos «sobredimensionados», sin carecer de una base constatable en la actualidad.
En sus líneas, Dollero señala que el precio del edificio superó los cien mil pesos oro de la época y que «actualmente (por 1916) el Vedado Tennis Club abriga otro proyecto grandioso cuya realización costará otros cien mil pesos oro«, haciendo alusión a la rada que haría del club uno de los más laureados en el mundo de las regatas nacionales.
Otro libro promocional editado en 1913 al referirse al proyecto de Morales y Mata para el Vedado Tennis Club (VTC) añadía «(el) hermoso y nuevo edificio (que) acaba de inaugurarse es el rendez-vous (sitio de encuentro o cita) de la juventud dorada. Su magnífico edificio dotado de espaciosos prados, en las afueras del Vedado, que como es sabido es el barrio aristocrático de La Habana«.
Estos halagos quedan ratificados en la solidez de la labor realizada por los arquitectos involucrados en el proyecto. En el futuro Leonardo Morales desplegará junto a Luis Morales, para la firma Morales y Cía., una labor arquitectónica trascendental para la ciudad prerrevolucionaria.
No se puede escribir la historia de La Habana en el siglo XX sin remarcar la importancia de esta familia y su labor culta, concienzuda y renovadora en las diferentes etapas de su dirección.
De aquel primer gran proyecto social emergieron los principales encargos que colocarían al arquitecto Leonardo Morales, y a su hermano el ingeniero Luis Morales Pedroso, como los creadores del «estilo Vedado» o «estilo Morales».
Aprovechando lo que una de las crónicas decía sobre el VTC en 1917: «tiene un hermoso edificio sobre el mar, el cual se ve animadísimo todas las tardes de la buena temporada«. Para los Morales, a partir de entonces, también fueron animados los días por el caudal de encargos y proyectos.
Para leer la primera parte de esta serie sobre el Vedado Tennis Club (VTC)y sus orígenes pinche aquí.
Trackbacks/Pingbacks