Mestre y Martinica fue una fábrica de chocolates, dulces finos, confites, galletas y bizcochos y pastas para sopa, con una refinería de azúcar anexa; situada en el barrio de La Ceiba, junto al río Almendares, en La Habana.
Se fundó tan temprano como en 1813 por el catalán José Antonio Mestre y destacaron por importar desde la península grandes cantidades de dulces de albaricoques, fresas y ciruelas para sus confituras y galletas. Sus productos, de gran calidad, gozaron de merecida fama tanto en Cuba como en el extranjero.
Mestre y Martinica de Muralla a Puentes Grandes
Originalmente se estableció en la calle Muralla, números 79 y 46 (antiguos) [4], donde, además de la fábrica de chocolate, funcionaba – como era común en la época – un establecimiento de venta al por menor de dulces y chocolate, junto a una quincallería, sedería y perfumería
Con el paso de los años y el crecimiento de la demanda, los dueños mudaron la fábrica de chocolate hacia la calle Sierra No. 10, en el barrio de La Ceiba, Marianao, donde podían servirse de la fuerza del río Almendares para mover su maquinaria.
A lo largo de su más de un siglo de existencia la fábrica de chocolates de Mestre y Martinica pasó por varios propietarios, pero todos se encargaron de engrandecerla y mejorarla hasta convertirla en una de las industrias más prestigiosas del país [1].
Según refiere la revista Bohemia en su número de junio de 1912 dedicado al municipio de Marianao, la fábrica de chocolate de Mestre y Martinica era propiedad en ese momento de los señores Manuel Gutiérrez y los hermanos Joaquín y Manuel Villar que la regentaban bajo la razón social de «Villar, Gutierrez y Sánchez S en C» [2].
Si bien representaba entonces una fuente de empleo estable para 300 trabajadores, la empresa no estaba exenta de episodios violentos como los ocurridos ese año 1912 cuando sus obreros fueron a la huelga general por salarios mensuales de quince pesos y jornadas laborales de doce horas, siendo reprimidos por la policía enviada por el alcalde de Marianao Baldomero Acosta.
Los productos de Mestre y Martinica obtuvieron hasta once premios en exposiciones como las de La Habana (1847 y 1852), Matanzas (1881), Filadelfia (1876) y París (1878). A su vez obtuvieron medalla de Oro por su chocolate en la Exposición de San Francisco en California de 1915 y el Gran Premio de la Exposición de Panamá de 1916.
La fábrica de Puentes Grandes se dividía en los departamentos de fabricación de chocolates, fabricación de galletas, fabricación de confituras, fabricación de dulce de guayaba, hojalatería, cajonería, tráfico, además de naves de carpintería y maquinado.
Poco tiempo después de la visita del general Núñez a Mestre y Martinica, la ya centenaria fábrica de chocolate cayó bajo el control del millonario catalán José Marimón quien había construido un verdadero trust bajo la razón social de «Compañía Manufacturera Nacional SA» para la elaboraciónde dulces y confituras y que incluía, además, a «La Estrella» y «Cuba Biscuit».
En 1917 este complejo empresarial contaba con un capital social que superaba los siete millones de pesos y además de fabricar dulces, chocolates y confituras se estaba extendiendo al negocio de las pastas secas y otros alimentos de conserva. Seguía figurando como presidente José Marimón, el abogado consultor era Carlos Alzugaray y B. Galbó -antiguo gerente de la fábrica de chocolates La Estrella- fungía como director general.
Marimón perdería todas su fortuna durante el crack del 21 y la vieja fábrica de Puentes Grandes sería rematada al igual que el resto de sus propiedades en Cuba.
La absorción de «Mestre y Martinica» por la «Compañía Manufacturera Nacional» se puede considerar como el fin de la centenaria fábrica de chocolates como empresa independiente, pues si bien la marca continuará existiendo y renovándose periódicamente, lo hará bajo el control de diversos dueños no relacionados al emprendimiento original.
Igual sucederá con la refineria de azúcar anexa a la factoría; la cual – si bien algunas fuentes continuarán llamándola «refineria Mestre y Martinica» – será mas conocida a partir de entonces como «Refinería Fontecha» por el nombre de su propietario Aurelio Fontecha [5].
Notas y referencias
[1] En su primer siglo de existencia (1813 – 1912), Mestre y Martinica transitó por varias razones sociales: «Raspall, Ciará y Compañía», «Ciará, Menéndez y Compañía», «Eugenio Ciará y Compañía», «Monrós, Fuente y Compañía», «Monrós, Prieto y Compañía», «Quignon, Raspall y Compañía», «Sala, Giral y Compañía», «Giral, Fernández y Gutiérrez», «Villar y Villar, Gutiérrez y Compañía».
[2] Mestre y Martinica. En revista Bohemia. 16 de junio de 1912.
[3] «Lección objetiva en la fábrica Mestre y Martinica» en Diario de la Marina. 16 de septiembre de 1915.
[4] La fábrica se trasladaría posteriormente hacia la calle Sol Nos. 87 y 89, manteniéndose el inmueble de Muralla 46 sólo como depósito.
[5] La Refinería Fontecha se mantendría operando en Puentes Grandes hasta mediados de la década de 1950 en que fue desarmada y reinstalada en el central Portugalete de San José de las Lajas.
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