Si usted va por las calles de La Habana y pregunta dónde queda la avenida de México seguramente nadie le sabrá indicar, pero si pregunta por la Calzada de Cristina entonces sí que arribará a su destino.
Porque en esta ciudad, a pesar de los cambios de nombres -el que nos ocupa ocurrió el 21 de noviembre de 1921 a instancias de la alcaldía de la ciudad como gesto recíproco con el gobierno mexicano- de la mayoría de las calles de la urbe, seguimos usando los nombres viejos, y este es realmente antiguo, pues data de 1832, debiéndose lógicamente a la reina María Cristina.
La Calzada de Cristina nace originalmente donde muere la Avenida de Vives y se extiende hasta Vía Blanca y 10 de Octubre, en la actualidad este escribidor -que ha transitado por más de 25 años esos portales- no tiene muy claro que Cristina comienze en la intersección con Vives, más bien debería iniciar en el semáforo de las intersecciones de Monte y Belascoaín.
(Si alguien de urbanismo nos lee siéntase invitado a aclarar el asunto)
En sus inicios muy remotos la zona estaba llena de marismas y pantanos, que se fueron dragando y salvando en otros casos mediante puentes -que según las fuentes llegaban hasta la bahía en muchos casos-, en el curso del avance de la ciudad la zona quedó completamente urbanizada, pero todavía se mantienen las huellas, los moradores sabemos que en días de lluvia la zona que va de la calle Arroyo a la calle Matadero se vuelve intransitable por los elevados niveles que alcanza el agua.
La calzada de Crtistina surge para enlazar, sobre todo por vías de trenes urbanos y del llamado tranvía de la sangre, con la Habana Extramuros y la calzada de Jesús del Monte, para que aliviara el tránsito que iba recibiendo la avenida de Montes. En ella se ubicó además la Terminal de Trenes del Oeste, que iba para Pinar del Río.
El tranvía y el ferrocarril urbano harían importante a la calzada de Cristina y al barrio de atarés -nacido a su sombra- el trasiego de personas convirtió a la avenida en sede de múltiples negocios, de los cuales los reyes fueron el Mercado de Cuatro Caminos y la Lechera en la intersección de Concha y Cristina, no menos importante resultaría ya al final de la calzada la tienda de los gastronómicos, El Zorro.
La rara estructura de la calzada de Cristina
Si usted camina desde el inicio, en la intersección de la avenida Vives, se encontrará que Cristina solo tiene cuadras en la acera de la derecha, pues desde el principio la parte de la izquierda la ocupa el actual Museo del Ferrocarril, y al terminar enlaza con la Empresa Petroquímica de Sagua. En la acera de enfrente sin embargo este tramo corresponde a tres cuadras.
Luego sucede lo mismo por tres cuadras más, ya que en la acera izquierda luego que el caminante cruza la calle Ferrer -que lleva al Castillo de Atarés– durante 300 metros existen almacenes de comida.
La calzada de Cristina es, de las avenidas interiores de La Habana, una de las más anchas que existen contando hasta la intersección con la avenida Concha con tres carriles por cada senda, que bruscamente reducen a solo dos en el tramo final.
En la actualidad sigue siendo una vía clave en las comunicaciones de la ciudad, por ella transitan rutas que unen distintos puntos, desde Alberro hasta Alamar, o del reparto Eléctrico al Vedado.
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