Frente al cine La Rampa está una de las paradas icónicas de el Vedado a la que seguro llegaron muchas veces los lectores de esta página. Aquella primera parada en el recorrido nocturno por 23 y Malecón, para muchos de nosotros, era el desembarco de Normandía juvenil que nos dio paso a la adultez.
Esos son mis primeros recuerdos del cine La Rampa. Cuando lo conocí seguía teniendo fama «de el más bonito de La Habana«, aunque su aire acondicionado ya no «partía los pulmones«, ni sus carteleras movían a los jóvenes como antaño. Seguía siendo, eso sí, una boya de fácil encuentro en la maraña nocturna.
En el tiempo
Esta zona de La Rampa (que comprende algo más que 23), otrora conocida como un terreno resbaladizo por el cual se accedía al Hospital Nuestra Señora de las Mercedes desde la parada del tranvía del Vedado, creció exponencialmente durante el período de los gobiernos Auténticos. El impulso de los primeros años de la década del cincuenta llegó de la mano de proyectos de comerciantes y propietarios enfrascados en potenciar sus negocios y propiedades. Se calcula que entre 1950 y 1958 se invirtió en esta zona cerca de 400 millones de pesos.

El conglomerado del circuito CMQ (actual Instituto Cubano de Radio y Televisión «ICRT») que incluía el Radiocentro o cine Warner, se convirtió rápidamente en el centro de ebullición del ambiente televisivo y radiofónico y a su alrededor crecieron otras tiendas, negocios y centros comerciales que convirtieron de facto a La Rampa en el gran centro urbano de La Habana en 1958, que hasta entonces había estado gravitando alrededor del Prado y el Parque Central.
En este contexto se remodela, entre 1954 y 1955, el edificio que acogerá al cine La Rampa. Ocupando los números 111 y 113 se solicitó, por la Compañía Operadora de Espectáculos La Rampa, S. A. -registrada unos meses antes a nombre de Francisco Cajigas García, Luis Humberto Vidaña, José Miguel Arado y Buenaventura Dellundé Puyáns-, el 10 de septiembre de 1954 con el nombre de Arte y Cinema La Rampa en el mismo sitio de la «bolera de 23» o «Bolera Tony’s, instalada allí un par de años antes.
Un proyecto ambicioso y moderno
En la concepción original del proyecto se pretendía crear un pequeño centro cultural que fuese más allá de ser sala de cine y espectáculos. El frente daba a 23 pero se podía acceder desde la cafetería Wakamba, situada en P, a través de un acceso lateral que fue tapiado tras la nacionalización.
Las imágenes de la época muestran que el proyecto del arquitecto Gustavo Botet tenía una pequeña calle interior que separaba al inmueble del cine La Rampa con su vecino de seis pisos, el edificio Idal. En la actualidad ese espacio está ocupado por dependencias de la pizzería Milán, que ocupa la zona que tuvo en sus inicios el famoso Cafetería y Bar Gudin’s.
En 1956, dentro del cine La Rampa estaba también la peluquería Beauty Parlor, que se trasladó posteriormente hacia 3era y B. Mientras que en el edificio anexo que hace esquina en O, estuvo desde el comienzo una sede de la Compañía Cubana de Aviación (posteriormente ocupado por la Compañía Checoslovaca de Aviación) además de una pequeña oficina de Renta de Autos Hertz System y la sucursal de Sterling Products International Inc.
El cine La Rampa
Con casi 900 lunetas, y un estilo ascendente que se asemejaba a la propia Rampa en que se hallaba ubicado, seducía por su potente aire acondicionado y su cuidada decoración.
El estudiado trayecto a través de la suave pendiente interconecta espacios de estar de diferente carácter, unos más abiertos, otros más íntimos. Ondulantes paredes, a modo de nichos laterales, permiten esconder los encuentros entre los muros de albañilería y las columnas, ya la vez sirven de soporte a las manifestaciones de la plástica que allí se exhiben.
María Victoria Zardoya y Marisol Barrero Oliva «Los Cines de La Habana».
En el exterior hacia O es visible la gráfica del diseñador Darío Mora, realizada para su serie «Supergraphis» de 1978, con el nombre del cine en una grafía ondulada que ya es símbolo de la zona. En otros tiempos ahí existió un mural propagandístico de la Compañía Cubana de Aviación que mostraba un mapamundi con las rutas operativas de la compañía.
Con posterioridad la pared de un color oscuro sirvió de publicidad para la CSA (Aerolínea Checa) que tuvo su sede allí y que muchos habaneros aún recuerdan por el intercambio durante el período soviético.

Volviendo al cine La Rampa, este se inauguró formalmente el jueves 15 de abril de 1955 con el estreno de «El desierto Viviente» de Walt Disney.
Entre las notas de publicidad con que se promocionó en la época destacaban su aire acondicionado estable a 24 grados celsius, además de contar con las más modernas técnicas cinematográficas que incluían una pantalla semicircular de 42 pies (12.8 metros) de ancho por 30 pies (9.1 m) de alto.
Proyector – SONY SRX-R320SP
Características técnicas del cine La Rampa de acuerdo a la web del ICAIC
Servidor: Sony LMT 300
Pantalla: 1:1
Proyección: 15.18m x 6.60m
Procesador de Sonido: USL JSD-60
El cuidado detalle de la sala principal pretendía crear un sistema homogéneo donde la pantalla quedase integrado como continuación de las paredes, al mismo tiempo que se evitaba colocar lámparas visibles para que la ambientación fuese lo más disimulada posible. Otro detalle a mencionar fue la utilización de un material repelente en el techo para conseguir un efecto de «caja de música» de alta fidelidad que sumergía a los asistentes en el espectáculo.
A diferencia del resto de grandes salas de cine y teatro de La Habana, el cine La Rampa se mantiene funcionando y en buen estado. Ha sido sede reciente de las tandas de la Cinemateca de Cuba y el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, aunque en la memoria colectiva se mantenga sobre todo por las temporadas de cine europeo.
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