El Restaurante – Cafetería Wakamba, conocido popularmente como «El Wakamba» se encuentra ubicado en la calle O entre 23 y Humboldt a poquísimos metros de la concurrida Rampa del Vedado.
Inaugurada el 16 de julio de 1956, la Cafetería Wakamba colindaba con el cine La Rampa, que abrió sus puertas un año antes en el local que antaño ocupara las Boleras Tony. Ambos establecimientos se comunicaban por una puerta interior en una simbiosis comercial perfecta que permitía a los clientes ver la película y consumir al mismo tiempo casi sin abandonar la sala oscura.
Restaurante y Cafetería Wakamba – Self Service en la Rampa
La Cafetería Wakamba fue muy popular desde sus inicios por sus especialidades chinas y criollas y, sobre todo, por sus económicos precios.
Su decoración se inspiraba en motivos africanos, en sintonía con la tendencia imperante en la época de explotar el exotismo geográfico en aras de ganar clientes (los wakambas son un pueblo bantú que habita en la actual Kenya). En cambio, todo el equipamiento y mobiliario, sin embargo, destacaban por lo modernos, totalmente alejados de cualquier indigenismo innecesario que pudiera atentar contra la calidad y excelencia del servicio.
Al poco tiempo de abrir, en noviembre del propio año 1956 se le adicionó un restaurante (desde entonces sería Restaurante y Cafetería Wakamba) que funcionaba bajo la modalidad de self service y que fue el primero de este tipo en Cuba.
Tras el triunfo de la Revolución Cubana el Restaurante – Cafetería Wakamba fue nacionalizado por el Estado cubano, que lo ha continuado explotando como establecimiento gastronómico hasta el día de hoy.
Bajo la gestión estatal la popularidad del Wakamba ha sido una montaña rusa, con tiempos mejores, regulares y peores; pero en sentido general el servicio y la oferta se han ido deprimiendo con el paso del tiempo y las inversiones que se han realizado en el inmueble no han sabido ser aprovechadas por su administración.
El Restaurante – Cafetería Wakamba del Vedado no es hoy ni la sombra de lo que fue… pero ahí está, esperando su oportunidad: cuenta con la posición y la historia de su parte. Sólo necesita quién sea capaz de encarrilar el sueño.
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