Al mediodía del martes 27 de septiembre de 1932, salía del exclusivo Habana Yacht Club en dirección a su residencia “El Bohío” en el reparto Country Club Park, el presidente del Senado y del Partido Liberal, Clemente Vázquez Bello. Iba en el asiento trasero de su auto marca Lincoln, conducido por Julio Suárez, y a su lado, el policía Inerarity, su guardia de seguridad.
El vehículo toma la avenida Gran Boulevard (actual 146) en dirección a 25, y al rebasar el puente sobre el río Quibú, que en aquel entonces era de hierro, lo alcanza el cadillac que apostado previamente en la entrada por la calle 17 actual (al costado del Palacio de las Convenciones), conducía un comando de cinco miembros del ABC, que armados con escopetas recortadas, tirotean el vehículo desde atrás, casi frente a la ya desaparecida residencia de George S. Ward en 146 y 19.
Así lucía el Habana Yacht Club a fines de los 20. De aquí salía el mediodía del 27 de septiembre de 1932 Clemente Vázquez Bello en dirección a su residencia «El Bohío», la residencia de Clemente Vázquez Bello y Regina Truffin en el Country Club Park, hacia donde se dirigía Clemente Vázquez Bello al ser abatido
Comprueban que Vázquez Bello estaba arrodillado y su cabeza contra el espaldar del asiento delantero: había recibido no menos de diez balazos en su nuca que le dieron muerte instantánea.
Matar a Clemente Vázquez Bello y también a Machado
El chofer Suárez, herido levemente, recupera el control y arranca rápidamente en dirección al Hospital Militar. Mientras, el policía Inerarity quien se había tirado del auto, dispara las ocho balas de su arma contra los atacantes y logra escapar ileso.

La primera parte del plan de la organización ABC se había cumplido: Al asesinar a Vázquez Bello, amigo intimo de Machado y figura de gran influencia política en el gobierno, suponían la asistencia de éste y de altas figuras de su gabinete el día del entierro en el panteón de la familia Truffin en el Cementerio de Colon.

Desde la semana anterior, ya otros miembros del ABC habían depositado en el túnel de la cloaca que conducía al panteón; 259 lbs de dinamita y 134 cartuchos de “cheddite”, un explosivo de alto poder, lo que iba a ser accionado por un cable a más de 700 m.
Quizás porque su esposa Regina Truffin, estaba en los Estados Unidos por esos días (algunos han referido que estaban distanciados en su relación y el ABC no lo sabía), la familia decide en el ultimo momento enterrarlo en su natal Santa Clara.

Poco después alertada la policía, descubren los explosivos en el cementerio, que no solo iban a causar numerosas muertes, sino además destruir una gran parte del patrimonio de la Necrópolis que hoy conocemos.
La tarde del mismo día del atentado, Machado cumpliría su promesa de represalias, era también el comienzo de su fin.
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