El Túnel de Línea o Túnel del Almendares es un viaducto que que cruza por debajo del río Almendares en La Habana. Proyecto del arquitecto cubano José Menéndez y construido bajo la supervisión del ingeniero Manuel Ray, constituye hasta el día de hoy una de las principales vías de comunicación con los territorios situados al oeste de la ciudad.
Ya en la década de 1940 el sostenido aumento del tráfico vehicular en Cuba provocaba frecuentes embotellamientos en los dos principales enlaces entre el Vedado y Miramar, que eran, hasta ese momento, el pequeño «Puente de hierro» y el conocido como «Puente de Pote» (que años más tarde sería sustituido por el «Túnel de Calzada»).

Tunel de Línea de La Habana a Marianao
Se imponía la construcción de una solución vial a la altura por lo que se barajaron dos variantes: un puente o un túnel, ambos en la calle Línea o calle 9 por dónde hasta hacía muy poco habían circulado los desaparecidos tranvías:
La variante del puente resultaba muy engorrosa, pues debido a la topografía del terreno y a la altura que debía tener el mismo para permitir el paso de las embarcaciones sobre el río Almendares, terminaría por medir unos 1300 metros y se extendería desde la calle 14 en el Vedado hasta la calle 10 en Miramar.
Por el contrario, el túnel reducía la distancia de la obra; no representaba inconveniente alguno para el calado de las embarcaciones menores que se movían por el Almendares y daba a La Habana un aire de modernidad. Además, el costo de ambos proyectos era casi el mismo, por lo que los promotores y las autoridades se decantaron por esta variante.
Piedra angular de su plan de obras públicas, el Puente de Línea constituyó una especie de obsesión del presidente Carlos Prío Socarrás, quien un día sí y otro también chequeaba el avance de la obra (irónicamente el túnel se inauguraría a mediados de 1952, poco después de haber sido derrocado por un golpe de Estado.


Con el objetivo de no interrumpir la navegación por el Almendares, el túnel de Línea se construyó en dos etapas, avanzando en paralelo desde ambas orillas del río. Una vez entrado en servicio el viaducto permitió por ambas sendas el paso de hasta 5 000 vehículos por hora, lo que descongestionó el tráfico entre los municipios de La Habana y Marianao.
El responsable técnico de las obras del túnel de Línea fue el arquitecto José Menéndez Menéndez, quien recibió la ayuda del ingeniero Manuel Ray (tanto Menéndez como Ray serían después ministros de Obras públicas, el primero con Batista y el segundo con Urrutia).
Obra práctica y muy bien ejecutada, el túnel de Línea ha prestado servicio por más de 70 años, de forma casi ininterrumpida. Sin embargo, a lo largo de ese tiempo ha sido muy vulnerable a las inclemencias del tiempo, quedando inundado en múltiples ocasiones debido a las características del terreno bajo en que se encuentra.

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