El Convento de San Francisco de Asís contado por Emilio Roig de Leuchsenring, Comisionado Intermunicipal de La Habana (1928).

Convento de San Francisco de Asís

Se comenzó a levantar este convento poco después de 1574 en que se estableció en La Habana la comunidad de frailes menores de San Francisco.

Para su construcción se contó con peculio del real erario y con las limosnas que abundantemente recogieron los frailes mendicantes de la orden entre los vecinos de la población, a pesar de la oposición que hizo el cura de entonces y que fue resuelta a favor de los franciscanos por la Real Audiencia de Santo Domingo.

Convento de San Francisco de Asís a finales del siglo XIX
El Convento de San Francisco de Asís a finales del siglo XIX

Más de medio siglo y medio tardó en quedar terminada definitivamente su construcción, pues a consecuencia de haberse levantado parte de sus cimientos sobre el mar, en 1719 la capilla mayor amenazó ruina, y las obras necesarias para reparar los defectos hallados y dar fin a la edificación tropezaban no sólo con la escasez de numerario sino también con la lucha que hubo que sostener para cegar unos abundantes raudales de agua que corrían subterráneos e inundaban las zanjas abiertas para levantar los muros por el costado que da a la plaza.

Vencidos todos los obstáculos y terminada la obra, fue consagrado el templo el 1ro de diciembre de 1738 por el Obispo Juan Laso de la Vega y Cansino.

La Iglesia del Convento de San Francisco de Asís es de tres amplias naves, siendo la del centro de doble ancho que las de los lados y de una rica viguetería de cedro, el techo exteriormente es de tejas.

La torre tiene 48 varas de altura y es la más elevada de las iglesias de la Isla, estando sólidamente construida de gruesos sillares, como lo prueba el hecho de haber resistido todos los vientos huracanados que ha sufrido La Habana. Antes había un hermoso reloj, y en lo más alto, una estatua de San Francisco, que la echó al suelo el ciclón de 1846.

La fachada del templo del antiguo Convento de San Francisco de Asís mira a la calle Oficios y la espalda al muelle. El coro de la iglesia era todo de caoba y el convento contaba con 111 espaciosas celdas para los frailes, y su sacristía poseía ricos ornamentos y vasos sagrados donados por los fieles. De los retablos de sus 22 altares, el mejor era el dedicado a San Francisco Javier, apóstol de la Iglesia.

Entre los enterramientos que se hicieron en este convento figuraron el del obispo Laso, que lo consagró, trasladándose sus cenizas en 1867 a la Catedral de La Habana; Luis de Velasco, el defensor de Morro, cuando la toma de La Habana por los ingleses en 1762; y el gobernador Diego Manrique, muerto en 1765 del vómito, a los pocos días de haber llegado a La Habana.

Era costumbre de la orden, desde 1823 hasta que fue suspendida (en 1842producto de las leyes de desamortización dictadas por la metrópoli y fueron expulsados de la isla), el repartir diariamente al medio día, una sopa a los pobres.

Entre los frailes que vivieron en este convento se contaron dos santos: San Francisco Solano y San Luis Beltrán.

Tenía el convento de San Francisco de Asís, establecidas las cátedras de Teología, Filosofía, Matemáticas y Gramática, desempeñadas respectivamente por el padre Orellana, don José de la Luz y Caballero, Mr. Kruger y el padre Manuel Suárez.

Convento de San Francisco de Asís en 1930
El Convento de San Francisco de Asís en 1930, cuando servía de sede a la Secretaría de Comunicaciones

La clase del gran educador cubano Don Pepe se daba en la parte baja de los claustros y a sus conclusiones que se celebraban anualmente en la capilla, asistía, según Manuel Costales, una juventud entusiasta.

El propio cronista recuerda que, bajo las bóvedas del templo se cometió, al pie de la imagen de Jesucristo, el jueves santo de 1836, mientras el gentío andaba de oraciones, el asesinato de un piadoso devoto que oraba de rodillas, sin que pudiera descubrirse el asesino.

En 1841, con motivo de las reformas implantadas en España con las comunidades religiosas, la comunidad de San Francisco se refundió en la de la Orden Tercera, abandonando el templo y haciéndose cargo del Convento de San Agustín en Guanabacoa.

San Francisco de Asis

Fue entonces la Iglesia del Convento de San Francisco de Asís cerrada al culto, y pasando el edificio a propiedad del Estado, estableciéndose allí, en diversas épocas, ya almacenes de aduana, oficinas y alojamiento de funcionarios públicos, ya la Aduana y, actualmente, la Secretaría de Comunicaciones y oficinas principales de Correos y Telégrafos, después de numerosas reparaciones que se hicieron en su interior (1).

Notas

(1) Debe tenerse en cuenta que Emilio Roig escribió el artículo en 1928.


Convento de San Francisco de Asís en la literatura.

En su libro de memorias «La Habana a mediados del siglo XIX» -aunque publicado por su hijo Francisco de las Barras de Aragón en Madrid/1925-, Antonio de las Barras y Prado nos cuenta su visión del convento alrededor del año 1858.

Los monumentos artísticos de la Habana se reducen principalmente a las iglesias que existen en corto número en las afueras, pero que abundan en la antigua ciudad de intramuros. En ésta además de la Catedral, se encuentran unas catorce o quince con buenas fachadas de piedra, pertenecientes en su mayor parte a los extinguidos conventos. Uno de estos, el de San Francisco, por su estado de ruina está excluido del culto y sirve actualmente de depósito de la Aduana y de archivo de la Real Hacienda.

Conserva este edificio su fachada y la torre que tiene por remate una estatua del Santo, que fue descabezada por un rayo. Es tal la posición de esta torre, que rara vez las tormentas dejan de descargar en ella alguna chispa. Yo he visto una vez un caballo malojero, y pocos días días después otros dos, muertos al pie de dicha torre, por los rayos. A mí mismo me sucedió al ir a salir de casa de Durañona de cobrar una libranza, oír un trueno formidable y caer a la vez una lluvia de piedrecitas, en el umbral de la puerta, que habían sido desprendidas de la torre por un rayo.

La Habana a mediados del Siglo XIX. Página 61.

Historia reciente.

Hasta el año 1987 la diócesis estuvo sin realizar culto. Entre los años 1993 y 1995 se realizaron una serie de trabajos constructivos que permitieron descubrir criptas y objetos que forman parte de la historia de este templo. En la actualidad radica ahí el Museo de Arte Sacro, destinado a mostrar obras pictóricas, estatuas y objetos de carácter religioso.

Gracias a la excepcional acústica que posee la Basílica Menor del Convento se celebran allí conciertos de música clásica. Es sede del Festival de Música Antigua de La Habana y también acoge entre sus piedras a la orquesta de cuerdas femenina «Camerata Romeu».

En paz con la Historia.

Emilio Roig de Leuchsenring (1889-1964) y su esposa descansan en un pequeño jardín, que pertenece a la basílica del convento pero es la Oficina del Historiador de la Ciudad la encargada de mantener la espiritualidad de este rincón histórico y mágico; donde reposan algunas personalidades de diversos ámbitos que han ayudado a su conservación. Acompañados entre otros ilustres por la pintora venezolana Carmen Montilla (1936-2004).

Desde este 18 de diciembre de 2020 los acompaña Eusebio Leal, pródigo aprendiz de Emilio, primero como ayudante y luego Historiador de la ciudad de La Habana. Junto a Eusebio se observa la tumba de su madre. Las cenizas del fotógrafo de la Oficina del Historiador de La Habana por muchos años, Liborio Noval, también descansan en el traspatio del convento.

Eusebio Leal.tumba .
Foto subida al grupo de Facebook FOTOS DE LA HABANA por Raúl Michel Hurtado Camero

Este jardín es el parque «Madre Teresa de Calcuta», inaugurado en 1999 con una estatua de bronce de la pequeña religiosa, sentada, leyendo en recogimiento, obra del escultor Jesús Villa Soberón. Aunque no pertenece al convento, sino a la