Xiomara Laugart le debe a su padre, amigo de Miguelito Cuní, haberse iniciado en la música cuando con cinco años se aprendió el famoso bolero (El Reloj) que Lucho Gatica inmortalizó en Cuba. Cuesta imaginarse a una infante cantar «…reloj no marques las horas, porque voy a enloquecer, ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez…»
Pero para aquella niña nacida en Guantánamo un 8 de septiembre de 1960 con el nombre de Xiomara de la Caridad Laugart Sánchez, dueña de una voz poderosa y de un talento superior para la interpretación, no existían barreras, estaba predestinada a cantar.
Su notable presencia en el escenario trasciende el mero espacio físico siendo capaz de penetrar donde los seres humanos escondemos de los demás los sentimientos que nos hacen crujir.
Ella, que siempre tuvo a la grandísima Elena Burke –la señora sentimiento– como inspiración, terminó convirtiéndose por sí misma en un símbolo cultural y patrimonial de La Habana, que alcanza cotas superiores en el videoclip dirigido por Jonal Cosculluela.
Xiomara Laugart, una voz para acoger a una ciudad
José Antonio Quesada era ya un conocido trovador insertado dentro del Movimiento de la Nueva Trova cuando compuso en 1983 «Hoy mi Habana«. Nacido en Camagüey se crió en el Vedado habanero, su canción trasciende la mera armonía o el indudable carácter de una buena letra, esta canción en sí misma es un resumen de la habanidad inefable que como una lluvia de ceniza invisible marca a quienes la viven.
La grandeza de La Habana radica en convertir a todos sus ciudadanos en interlocutores directos, capaces de aportar la energía necesaria para mantener en funcionamiento sus engranajes más íntimos, las piezas donde radica la magia monumental de la ciudad.
Si José Lezama Lima (habanero de nacimiento) cristalizó con sus letras el espíritu de la ciudad y Alejo Carpentier (nacido en Lausana, Suiza) con sus detallados viajes a través de sus monumentales crónicas (la ciudad de las columnas y demás) aportó el cuerpo verbal, cada ciudadano, llegado de distintos lugares, ha seguido empujando esa maquinaria de generar nostalgia que es La Habana hoy, como dice Gerardo Alfonso.
Xiomara Laugart, guantanamera de nacimiento, es una de esas voces fundamentales para entender la idiosincrasia habanera, aquel testamento atemporal al que hace referencia Gastón Baquero, ese caos de sonoridades que retrata Cabrera Infante en Tres Tristes Tigres y La Habana para un Infante Difunto, y continúa latiendo en las voces de todas las divas que le cantan y le han cantado.
Causas y azares
Alguien, cuyo nombre no ha trascendido, eligió a Xiomara Laugart para interpretar la canción «Hoy mi Habana» que había presentado Quesada al concurso «Mi canto a la ciudad». Cristalizaron letra, armonía y voz en un joya musical, a la altura de las mejores canciones dedicadas a La Habana. Los ligeros retoques en los arreglos orquestales de Aneiro Taño, para adaptar la canción al formato, terminarían de afinar un diamante anclado en la memoria del habanero.
La maestra de canto, Georgia Guerra, la catalogó como la mejor voz salida de la etapa contemporánea de la música cubana
No ganó el concurso aquella canción. Sin desmerecer a Maggie Carlés y su canción dedicada a la Marcha del Pueblo Combatiente, es evidente que se cometió un acto de injusticia. Pero como el pueblo y los sentimientos no entienden de planes de producción, ni de intereses ideológicos o políticos, «Hoy mi Habana» no necesita defensas para mantener su lugar dentro de la música cubana.
La Negra
Fue su pareja de entonces, y padre de su hijo Axel Tosca Laugart, Alberto Tosca el que la llamó «La Negra». Desde pequeña su padre Jesús Laugart, descendiente de haitianos, la integró en el orgullo de sus raíces negras. Aunque Xiomara Laugart ha señalado que en algunos momentos de su vida se ha sentido discriminada por negra y mujer, esto no la ha alejado de los escenarios.
Hasta en diecisiete discos, entre estudios y grabaciones en vivo, sirven de aval para esta excepcional voz. Radicada en Nueva Jersey desde 1998 no ha dejado de grabar y dar conciertos. Fue fundadora de el grupo Yerba Buena, nominado a los Grammy americanos, donde colaboró con Cucú Diamante, Descemer Bueno y Andrés Levin.
En el Zinc bar de Nueva York tiene, desde hace 20 años, la Noche Latina, espacio creado para ella, que antiguamente se desarrollaba los jueves y ahora es los sábados.
Bautizadas por la prensa especializada como «noches legendarias».
En Nueva York recibió el apodo de la nueva Celia Cruz, impulsado sobretodo por la interpretación que hizo Xiomara Laugart de la gran diva de la salsa en el espectáculo de Broadway Celia: la vida y música de Celia Cruz (2007).
Moviéndose entre el jazz, el bolero, el feeling, pero siendo capaz de adaptarse a la salsa o la guaracha no hay límites para su talento, sea cantando en español o inglés sigue siendo capaz de acoger al público que escucha su música haciendo de ellos viajeros testimoniales de la nave exclusiva, compacta y genuina, profundamente cubana, que es Xiomara Laugart.
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