Dulce María Borrero Piedra fue una pedagoga y escritora cubana, precursora del feminismo en la Isla. Su intensa vida se dividió entre su labor profesional y artística por una parte y la lucha por los derechos de la mujer por la otra.

Hija del médico, maestro y patriota camagüeyano Esteban Borrero y de Consuelo Piedra; Dulce María Borrero nació en Puentes Grandes, Marianao, el 10 de septiembre de 1883.

En la gran casona familiar de Puentes Grandes, donde su padre ejercía como médico municipal, solían reunirse en tertulia varias de las personalidades cubanas más relevantes de la época.

Así, desde muy jovencita, Dulce María Borrero se relacionó, al igual que sus hermanas, con científicos de la talla de Carlos J. Finlay y Felipe Poey y artistas como Armando Menocal y el poeta Julián del Casal.

Al estallar la Guerra de Independencia en 1895, la familia Borrero Piedra se vio obligada a partir al exilio, pues eran conocidas las ideas separatistas de Esteban y las autoridades españolas comenzaron un acoso inmisericorde contra el médico, su esposa y las niñas.

Así, Dulce María Borrero se estableció en Cayo Hueso junto a su familia – ciudad donde publicaría sus primeros versos y donde sufriría el dolor de ver morir de tuberculosis su hermana Juana – y luego en Costa Rica, donde su padre trabajó como profesor en la universidad a la vez que, como Ministro del Gobierno de la República en Armas en Centroamérica, recababa apoyos para la causa independentista.

Tras el fin de la soberanía española la familia regresa a Cuba, donde su padre, a solicitud del Gobierno Interventor lleva a cabo, junto a Enrique José Varona, la reforma y modernización del vetusto sistema de enseñanza vigente.

Dulce María Borrero, una mujer delante del tiempo

Desde niña fue alabada por su don para las artes, en las cuales descollaba la misma personalidad multifacética de su hermana Juana. Federico Urbach le avisoraba un futuro tanto en la poesía como en la pintura, pero apostaba por esta última como el lugar donde más talento desarrollaba:

Pero donde se manifiestan con más vigor las singulares facultades artísticas de esta niña; donde sin temor alguno demuestra todo lo que vale y todo lo que ha de ser; donde se lanza sin vacilar, llena de seguridad en sí misma por la difícil senda que conduce a la anhelada plataforma del arte, que escalará sin duda, es la pintura.

El Fígaro,1901

Tristemente la vida le depararía a Dulce María Borrero más tragedias familiares. A la prematura muerte de su madre Consuelo, se uniría el suicidio de su padre Esteban en 1906; golpes terribles que dejarían huellas en su carácter y en su obra.

Colaboradora habitual de El Fígaro, la Revista Bimestre y Cuba Contemporánea; la calidad de su trabajo avaló a Dulce María Borrero para ser miembro de número de la Academia Nacional de Artes y Letras desde su fundación en 1910. Como miembro de la misma destacó por su erudición y concepción de las artes como un todo poético. Idea esta que a petición de Jesús Castellanos, director de la academia, desarrolló en la sesión del 31 de enero de 1912 en una conferencia luego publicada bajo el título: «La poesía a través del color». En el propio año su poemario Horas de mi vida se alza con uno de los galardones más importantes para la época: el Premio de la Academia Nacional de Artes y Letras.

Mujer adelantada a su época llevó una agitada vida pública tanto nacional como internacional, siendo su obra muy apreciada en países como Dominicana, al cual la unió una larga relación con personalidades como Lola Rodríguez de Tio y Federico Henríquez Carvajal entre otros. Dictó conferencias sobre arte y literatura, fue una notable bibliógrafa, fina dibujante, ilustradora de libros y una de las abanderadas en la lucha por los derechos de la mujer. Ella misma definió su concepción feminista, en una entrevista que le fue realizada por El Fígaro en 1912, de la siguiente manera:

Me pregunta usted si soy feminista y si creo que la mujer debe libertarse del hombre. Debo responderle que sí. Hacen falta mujeres que prediquen y trabajen por la libertad, por la independencia intelectual, espiritual y material del sexo, que no sé por qué se le llama débil, pues esa debilidad que se nos atribuye, es, casi siempre, nuestra fortaleza. Sí. Soy feminista. Pero difiero del feminismo que muchas practican. Feminismo no es masculinismo.

J. de la Luz León. El Fígaro 1918

En 1935 el gobierno de la República la colocó al frente de la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación, cargo desde el que luchó por impulsar el acceso de las masas a la cultura y a la educación.

A instancias suyas se celebró el primer Día de los Padres en Cuba, el 19 de junio de 1938; y por iniciativa suya se fundó, en 1937, la Sociedad Bibliográfica de Cuba.

Dulce María Borrero falleció en La Habana el 15 de enero de 1945 y fue sepultada en la Necrópolis de Colón.

Bibliografía consultada:

– Revista El Fígaro, números varios.

– Revista Cuba y América, números varios

– Yolanda Ricardo. DULCE MARÍA BORRERO: UNA INTELECTUAL PLURAL.