Dolores Rodríguez de Astudillo Ponce de León, conocida como Lola Rodríguez de Tió por el apellido de su esposo, el también poeta Bonocio Tió Segarra ha pasado a la posteridad por dos poemas fundamentales en las Antillas españolas: «La Borinqueña», himno independentista de Puerto Rico, que compusiera en 1868 para el Grito de Lares y «Mi libro de Cuba», que dedicó a su segunda patria, donde vivió sus últimos años y donde murió el 10 de noviembre de 1924.

«Cuba y Puerto Rico son

de un pájaro las dos alas,

reciben flores o balas

sobre el mismo corazón»

Esta estrofa, la más conocida de «Mi libro de Cuba» es muy popular entre los cubanos, que suelen citarla a la hora de resaltar los lazos históricos y de amistad entre la mayor de las Antillas y Puerto Rico, e incluso la atribuyen, de forma errónea al Héroe Nacional Jose Martí.

Lola Rodríguez de Tió, una mujer fuera de época

De ascendencia ilustre, como prueban sus apellidos, Lola Rodríguez de Tió nació el 14 de septiembre de 1843 en San Germán, Puerto Rico. Su padre, hombre cultísimo, que poseía una enorme biblioteca le inculcó el amor por las letras y, siendo apenas una adolescente, Lola comenzó a publicar sus poemas en las revistas y periódicos de su país.

En 1865 se casó con el que sería su compañero de toda la vida, el también poeta Bonocio Tió Segarra (de ahí lo de Rodríguez de Tió) con quien compartió no sólo el amor, sino el deseo de ver a Puerto Rico libre e independiente.

Cuando el 23 de septiembre de 1868 los puertorriqueños lanzaron el Grito de Lares contra el caduco león español, Lola Rodríguez de Tió, escribió su poema la Borinqueña, que, con música de Félix Astol Artés terminaría por convertirse oficialmente en el Himno Nacional de Puerto Rico.


La Borinqueña, Himno Nacional de Puerto Rico con letra de Lola Rodríguez de Tió

Su afán independentista le costaría a Lola Rodríguez de Tió una vida de exilios, primero en Caracas, donde apadrinó la boda de Eugenio María de Hostos y luego en La Habana, de donde tuvo que partir en 1895 al estallar la Guerra de Independencia para instalarse en Nueva York, donde se puso a las órdenes del Partido Revolucionario Cubano que también buscaba la independencia de Puerto Rico.

Cuba y Puerto Rico son…

Presidenta Honoraria del Club Político Rius Rivera, que llevaba el nombre de su compatriota que con los grados de mayor general del Ejército Libertador peleaba en los campos de Cuba, se desempeñó además como secretaria del Club Caridad, dedicado a socorrer a los cubanos que luchaban por la libertad.


Lola Rodríguez de Tió con su esposo Bonocio Tió de Segarra

Lola Rodríguez de Tió con su esposo Bonocio Tió de Segarra, leyendo los versos de «La Borinqueña»


Tras la rendición de España y la evacuación de Cuba, Lola Rodríguez de Tió regresó a La Habana, donde los ocupantes norteamericanos la nombraron inmediatamente inspectora de escuelas públicas. Fue además una asidua colaboradora del prestigioso semanario El Fígaro, desde cuyas páginas fue homenajeada en más de una ocasión.

En 1905 quedó viuda, pero continuó utilizando el apellido de su esposo, con el que firmaba los ocasionales poemarios que iba entregando a la imprenta.

Miembro de la Academia de Artes y Letras desde el año 1910, Lola Rodríguez de Tió gozó de notable prestigio en los círculos intelectuales cubanos.

Que Puerto Rico no alcanzara su independencia y quedara convertido en una dependencia de Estados Unidos afectó anímicanente a Lola Rodríguez de Tió, hasta el punto de que decidió establecerse en Cuba, que se convirtió en su segunda patria y en la que manifestó «no sentirse extranjera» en más de una ocasión.

Autógrafo-Lola-Rodríguez-de-Tío

Lola Rodríguez de Tió no volvería a visitar su querido Puerto Rico hasta el año 1915. Su presencia constituyó un acontecimiento nacional y los boricuas la colmaron de honores.

No podía, sin embargo, permanecer en una tierra que no sentía libre y regresó a La Habana, donde falleció el 10 de noviembre de 1924.

Fue inhumada en la Necrópolis de Colón en la sencilla bóveda familiar. Sobre esta se encuentran dos tarjas de mármol blanco: una con un poema que recuerda el efímero paso que es la vida toda, y otra colocada en su memoria por el Colegio de Abogados de Puerto Rico.

Tumba de Lola Rodríguez de Tió
Sepulcro de Lola Rodríguez de Tió en el Cementerio de Colón

El poema «Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas» es el más bello homenaje que pudo haber rendido a su patria de acogida Lola Rodríguez de Tió:

Cuba, Cuba, a tu ribera
llego triste y desolada,
al dejar la patria amada
donde vi la luz primera!
Sacude el ala ligera
la radiante inspiración,
responde mi corazón
en nobles afectos ricos,
la hija de Puerto Rico
lanza al viento su canción!

Mas, las nieblas del olvido
no han de empañar los reflejos
del hogar que miro lejos
tras de los mares perdido!…
Otro aquí vengo a formar
y ya no podré olvidar
que el alma llena de anhelo,
encuentra bajo este cielo
aire y luz para cantar!

¿Cómo no darme calor
la hermosa tierra de Tula,
donde al horizonte azula
y da a los campos color?
¿Cómo no encontrar amor,
para colmar el poeta
las ansias de su alma inquieta,
aquí, donde esplende el arte
y en abundancia reparte
las tintas de su paleta?

¡Nieble pléyade cubana
que entre sombras centella!
Dulce musa de Zenea,
flor que se agotó temprana!
Tras de la estela lejana
mi inspiración adivina,
la figura de Cortina
que con acento vibrante
dice a tu patria ¡adelante!
no te detengas: ¡camina!…

Yo no me siento extranjera:
bajo este cielo cubano
cada ser es un hermano
que en mi corazón impera.
Si el cariño por do quiera
voy encontrando a mi paso,
¿Puedo imaginar acaso
que el sol no me dé en ofrenda,
un rayo de luz que encienda
los celajes de mi ocaso?

Vuestros dioses tutelares
han de ser también los míos!
Vuestras palmas, vuestros ríos
repetirán mis cantares…
Culto rindo a estos hogares
donde ni estorba ni aterra
el duro brazo que cierra
del hombre los horizontes…
Yo cantaré en estos montes
como cantaba en mi tierra!

Cuba y Puerto Rico son
de un pájaro las dos alas,
reciben flores o balas
sobre el mismo corazón…


¡Que mucho si en la ilusión
que mil tintes arrebola,
sueña la musa de Lola
con ferviente fantasía,
de esta tierra y de la mía
hacer una patria sola!

Le basta al ave una rama
para formar blando lecho;
bajo su rústico techo
es dichosa porque ama!
Todo el que en amor se inflama
calma en breve su hondo anhelo;
y yo plegando mi vuelo,
como el ave en la enramada,
canto feliz, Cuba amada,
tu mar, tu campo y tu cielo!