La mansión colonial conocida como la Casa de La Ceiba se encuentra en el No. 5 414 de la Avenida 51, en el barrio de La Ceiba, municipio Marianao.

Esta gran casona, que con justicia fuera considerada como una de las más cómodas y espaciosas de La Habana, llama la atención por haber sido construida varios metros por encima y casi a canto con la antigua Calzada Real (a la que asomaba con el antiguo número 130).

De la Casa de La Ceiba a la Escuela Esteban Borrero

El propietario original de la Casa de La Ceiba fue el teniente coronel José María Callejas Anaya, natural de San Luis del Caney en Oriente, quien combatiera contra los franceses durante la invasión napoleónica y escribiera una historia militar de Santiago de Cuba, ademas de colaborar activamente con la redacción del «Diccionario Enciclopédico Militar».

Callejas Anaya murió en una de las tantas epidemias de cólera que sufrió La Habana en la primera mitad del siglo XIX y la que ya era como la «Casa de La Ceiba» tuvo diversos usos desde entonces.

Sin embargo, si algo no cambió en todos esos años y hasta la actualidad fue la costumbre del pueblo de llamarla la «Casa de la Ceiba» para resaltar su bella singularidad en las alturas del antiguo reparto colonial.

Destaca en la regia mansión de aspecto neoclásico la larga columnata del portal y bajo esta el ancho muro que casi linda con la calle en el que se observan varias hornacinas que en tiempos pasados contuvieron imágenes religiosas.

De la Casa de La Ceiba partió a incorporarse a las filas mambisas el pintor de la Revolución, Armando Menocal, quien fuera uno de sus más ilustres habitantes.

Allí vivió también Hubert de Blanck y ya terminada la noble contienda, en 1900, la Casa de La Ceiba se convirtió en la Escuela Esteban Borrero, nombre que adoptó en honor del ilustre médico municipal de Puentes Grandes, quien viviera en una mansión vecina en la que solían hacer tertulia los más ilustres intelectuales de la época.