El antiguo y enorme cine Alkázar (o lo que de él queda) se encuentra situado en el número 302 de la calle Consulado, esquina Virtudes.

De estilo Artf Déco, como la mayoría de las salas cinematográficas de La Habana que se construyeron en la década del 30, el cine Alkázar (que comenzó como teatro y heredó su nombre de su elegante homólogo madrileño) abrió sus puertas en la misma esquina en la que, en 1935, se había derrumbado, de forma tan repentina, como estrepitosa el célebre Teatro Alhambra.

Del cine Alkázar al Gran Teatro Musical de La Habana

Con un edificio moderno y elegante, en el que se combinaban armónicamente las funciones residencial y comercial, el cine Alkázar funcionó de forma alternativa como teatro y como cine (sobre todo como cine, pues siempre fue un negocio mucho más rentable) hasta poco después del triunfo de la Revolución Cubana de 1959 en que fue cerrado por reformas y reinaugurado tres años después con el nombre de Gran Teatro Musical de La Habana.

Las reformas a las que fue sometido el cine Alkázar provocaron importantes cambios en su planta y en su aforo, que se redujo de 1 700 butacas a menos de mil (846 en la sala principal del teatro y 66 en el pequeño e íntimo Salón Alhambra, que se destinó para las presentaciones de cámara).

Sede de la Compañía Teatro Musical de La Habana, el cine Alkázar funcionó de forma más o menos ininterrumpida como teatro hasta su cierre definitivo en la década de 1990 por «problemas técnicos».

Tres décadas cerrado han acelerado el deterioro del inmueble, afeado aún más por el abandono del entorno y la falta de higiene que le rodea; lo que hace temer que nunca más se puedan escuchar los aplausos en la esquina de Consulado y Virtudes, templo sagrado del teatro en Cuba.