La historia de la calle Virtudes tiene una particularidad que llama la atención entre sus semejantes de Centro Habana, está fue la calle de las logias masónicas. En ella se levantó una de las primeras en la zona de La Habana Extramuros y varias estuvieron en su trazado a lo largo de los años. Así que entre los múltiples nombres que detallaremos, el de calle de las Logias, podría haber sido perfectamente uno de ellos.

Tuvo varios nombres si atendemos a lo que nos dice José María de la Torre:

De las Virtudes y de la Concordia.—Por las logias masónicas de estos nombres que había en ellas. Las logias de las Virtudes teologales se celebraba en la casa esquina a la de la Industria, que entonces era la única por aquel sitio. La calle de las Virtudes se llamó del Sacramento o del Sentimiento, y también de la Cuerería, por la tenería de don Francisco Cairo, a que conducía.

La Habana antigua y moderna: lo que fuimos y lo que somos – 1857

Otro de los historiadores que nos dejan constancia de ella, Manuel Pérez Beato, apunta además que «se llamó también Santa Gertrudis, de la Soledad y de la Sorpresa«. Apuntando que don Francisco Cairo era suegro de don José Mazorra cuyo apellido también dio nombre a una finca y hospital de la ciudad.

2020-virtudes-y-perseverancia
Un detalle de la esquina de la calle Virtudes y Perseverancia. Se observa el servicio de policía no 174.

Aunque apunta Pérez Beato un anuncio de 1825 donde se lee » Calle de los Barracones, de la Cuerería para San Lázaro«, creemos que confunde la calle Virtudes con la del Consulado, que efectivamente iba desde «la Cuerería de Cairo hasta el camino de fuera de La Punta, que a partir de Galiano se llamaba camino de San Lázaro«.

Un poco de historia

El trazado de la calle Virtudes, como casi todo el barrio «del norte de la Zanja» hasta la «calzada ancha del norte», se perfiló definitivamente en los proyectos urbanísticos de 1818 en los cuales estuvo involucrado activamente el Teniente Rey Antonio María de la Torre y Cárdenas.

A partir de entonces se regularizaron los accidentes fundamentales del recorrido de esta arteria de Centro Habana. Quedó definida con un trazado este-oeste desde el futuro reparto de Las Murallas, pasando la Alameda de Isabel II y siguiendo un recorrido ligeramente inclinado al norte hasta la intersección de Galiano, tomando entonces un tenue rumbo suroeste hasta Belascoaín.

Alrededor del año 1840 la calle Virtudes no podía cruzar Belascoaín por dar contra el fondo de la casa de Beneficencia, entonces existía allí una pequeña zanja que venía desde la caleta de San Lázaro y servía de desagüe de la institución benéfica y la plaza de toros, que en ese lugar se había levantado-no muy lejos de donde actualmente está el palacio de los Gritos-; haciendo un total aproximado de mil doscientos metros de camino ininterrumpido.

Por la esquina del Macao se conoció a la intersección de Crespo y Virtudes. Allí tenía un vendedor en su bodega a un monito (alrededor de 1853) que llamaba la atención de los transeúntes.

En la actualidad este corte de la calle Virtudes coincide con la zona de servicios del Hospital Ameijeiras, retomando su recorrido a partir de la calle Lucena hasta Soledad -cerca de trescientos metros más de calle-. Haciendo un total de más de un kilómetro y medio de distancia cubierta.

Para poder cuadrar su trazada acorde a los principios urbanísticos del siglo XIX se demolió el caserío debajo de las Canteras, a la altura del cruce con la calle Blanco, uno de los asentamientos improvisados que desaparecieron con el proyecto de Antonio Ventura y Bocarro, segundo jefe del cuerpo de Ingenieros de La Habana en 1818.

periodico-el-mundo-calle virtudes
El periódico El Mundo estuvo radicado durante décadas en la calle Virtudes.

En el año 1902 en la calle Virtudes habían cuatro puestos para notificar incendios y un teléfono de larga distancia en la vivienda del señor Puig en Virtudes 115.

Una calle de ambiente

En los años cincuenta del pasado siglo en la esquina del Paseo del Prado y calle Virtudes estaba la famosa heladería Salón Cristal, frente a donde estuvo el hotel Jerezano. El tramo hasta Consulado era una zona considerada de relajo y fiesta, allí estaban el Savoy Club, el Johnny Club, el hotel Chicago de dudosa reputación y otros lugares de copas que daban a la esquina de Virtudes y Consulado el nombre «esquina de la Alegría».

Claro, esto venía de muchos años atrás, de cuando estuvo en esa esquina el teatro Alhambra que generó polémicas y emociones desbordantes, por la ligereza con que vestían algunas de sus bailarinas y los temas que se trataban ahí.

teatro-Alhambra-habana
Un dibujo del teatro Alhambra, el que dio alegría a la esquina de la calle Virtudes y Consulado.

El también nombrado como «teatro del regocijo» por Enrique Uthof creó una escuela que trascendió al derrumbe del techo de su hall de entrada y del cual solo quedaron indemnes «los timbales» de la orquesta que acompañaba las funciones criollas. ¡Qué timbales tenía el Alhambra, señores!, ¡Qué de talento supuraban los Regino López, Villoch, Anckermann y Robreños!

Aquel oasis de libertinaje que daba a la calle de las Virtudes no puede más que hacernos suspirar por un tiempo que no conocimos y, sin embargo, admiramos. Sobre esta intersección dejó escrito Federico Villoch.

«nadie que, por lo menos, una vez en su existencia, la haya conocido, le negará ese calificativo animoso; esquina que atraía al vecino habanero como una bella cortesana atrae al transeúnte con sus sonrisas y sus picarescos guiños prometedores de alegres horas…»

Luego el cine Alkázar -tras mil vicisitudes- se levantó en una construcción Art Decó de cinco alturas interiores y cuatro externas. En el año 1962 el teatro Musical ocupó su espacio. Pero ya desde antes el ambiente de bares y zonas donde se vivía «en el pecado» había marcado esta zona de la ciudad.

195...esquina de Virtudes y Prado hacia Consulado
Una vista desde el paseo del Prado hacia la calle Virtudes, imagen de los años cincuenta del pasado siglo.

Por su recorrido hacia el oeste encontramos apenas huellas fantasmales de algunos ilustres desaparecidos como la sede del periódico El Mundo, la sede comercial del canal 12 S.A o la sede central de H. Upmann hasta 1955, de aquella época permanece aún el la primera Iglesia Metodista de La Habana o el hotel Lincoln, recientemente restaurado.

Cuando la calle Virtudes fue del Mayor Gorgas

El fin del dominio de la monarquía española sobre Cuba trajo una ocupación militar estadounidense que se extendió por más de tres años. El país se benefició del impulso modernizador de las fuerzas de ocupación que revitalizaron la economía, el urbanismo, la educación y la sanidad.

Algunos de los generales que tomaron las carteras de gobernación dejaron buen recuerdo en el país por su gestión. El caso del Doctor William Gorgas fue uno de estos. Su proyecto de saneamiento de la isla, y en particular de La Habana, vio recompensa cuando el Ayuntamiento le dio su nombre a la calle Virtudes mediante el acuerdo 282, de 25 de agosto de 1920, apenas un mes después de su fallecimiento.

1921-calle-virtudes,-general-gorgas
Una imagen de 1921 que muestra una esquina de la calle Virtudes ya renombrada calle del Mayor Gorgas.

El encargado de realizar el discurso en honor al Mayor Gorgas fue el eminente doctor habanero José A. López del Valle quien posee su propio parque en Miramar. En dicho acto estuvo el Dr. Fernando Méndez Capote, Secretario de Sanidad y Beneficencia, y el coronel del Ejército Estadounidense Dr. Valery Havard.

Y ese fue uno de los méritos más grandes de Gorgas. Le corresponde el honor de ser el primero en organizar y dirigir en el mundo los trabajos para combatir la fiebre amarillas sobre la base de la campaña contra los mosquitos.

Discurso del Dr. López del Valle en honor al Mayor Gorgas

El Dr. López del Valle. entonces Jefe Local de Sanidad de La Habana, había sido uno de los colaboradores de Gorgas durante su período al frente de este cuerpo en la ciudad. La amistad y consideración entre ambos se mantuvo en el tiempo y el habanero estuvo al frente de la delegación enviada por el gobierno cubano a los funerales de este en Estados Unidos.

Este cambio de nombre no duraría demasiado. En 1936 el primer Historiador de la Ciudad, Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, elaboraba una serie de modificaciones a los nombres de las calles habaneras que restituía a esta calle el antiguo de Calle Virtudes, o de las Virtudes, que aún hoy perdura.