Actor, humorista y presentador a Mario Aguirre lo distinguen su peculiar sonrisa (que no creo que exista otra igual, es como un sello que lo hace único) y una larga carrera en el teatro y la televisión, no siempre reconocida en toda su dimensión.
Mario Tomás Rodríguez Aguirre, nació el 7 de febrero de 1948. Estudió en la Escuela Nacional de Arte, donde recibió clases, entre otros profesores, de figuras consagradas como Elvira Cervera y Roberto Garriga, uno de los fundadores de la televisión en Cuba y uno de los que más influyó en su formación como actor.
Tras graduarse de la Escuela Nacional de Arte, Mario Aguirre, como era lo habitual entonces, comenzó su carrera profesional como actor las tablas, específicamente en el Teatro Estudio de Vicente Revuelta en el que permaneció doce años hasta que pasó al Teatro Musical de La Habana.
Mario Aguirre del teatro a la televisión
En el legendario escenario de Consulado y Virtudes, Mario Aguirre pudo desarrollar todo su histrionismo como humorista, pero también como cantante, una faceta por la que no se le reconoce regularmente, pero en la que se desenvolvía muy bien.
Albeaba la década del 80′ y Mario Aguirre, sin dejar de presentarse en el Teatro Musical de La Habana, se consagraba, además, en la pequeña pantalla con el personaje de Atanasio Pindueles, que le marcaría de por vida y al que ha vuelto ocasionalmente desde el teatro, aunque el paso inexorable de tiempo lo haya ido borrando poco a poco del imaginario popular.
Su época de oro fue, sin dudas, las dos últimas décadas del siglo pasado, en las que no sólo se mantuvo haciendo teatro y televisión casi todo el tiempo, sino que se le demandó como presentador y animador en los más elegantes clubes y cabarets de La Habana.
Finalmente, en 2022, tras haber sido nominado en varias ocasiones, Mario Aguirre fue distinguido con el Premio Nacional del Humor por su carrera de más de medio siglo como comediante, digno colofón para quien había dedicado toda su vida al público.
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