La calle Alejandro Ramírez en el municipio Cerro se extiende de este a oeste, desde la Calzada de 10 de Octubre hasta la Calzada de Buenos Aires, bordeando el límite norte del Hospital Clínico Quirúrgico 10 de Octubre, más conocido como «La Dependiente».

Apenas dos calles enlazan con la calle Alejandro Ramírez: la calle Omoa (que cruzando toda la barriada de Atarés viene a morir allí) y la pequeña calle Francisco, apenas un callejón de pocos metros que nace en la Avenida de 10 de Octubre.

A excepción de la media manzana más próxima a la Calzada de 10 de Octubre – en la cual se ubican un par de casas de vivienda – toda la acera sur de la calle corre a lo largo del muro perimetral de la antigua Clínica La Purísima Concepción, propiedad de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana (hoy Hospital Clínico Quirúrgico de 10 de Octubre).

En la acera opuesta se encuentran, indistintamente, edificios de viviendas (algunos de muy bella factura como el que se encuentra en el No. 24, con marcada tendencia al plateresco español, pero, sin dudas ecléctico) y algunas industrias como la Vinatera Occidental, perteneciente a la Empresa de Bebidas y Refrescos Ember y donde se fabricara el famoso vino seco El Mundo.

¿Por qué se llama calle Alejandro Ramírez?

La calle Alejandro Ramírez recibió ese nombre en honor de Alejandro Ramírez Blanco (1777 – 1821) quien fuera Real Intendente de Hacienda de Cuba y Puerto Rico.

Hombre de ideas liberales, se preocupó por el progreso de la Isla de Cuba y trabajó codo con codo con Francisco de Arango y Parreño para que la colonia despegara económicamente.

Gracias a su labor al frente de la Real Hacienda, la isla de Cuba dejó de ser una fuente de gastos y preocupaciones para la corona española y comenzó a aportar ingresos.

Durante la gestión de Alejandro Ramírez se poblaron en Cuba los puertos de Guantánamo, Jagua, Nuevitas y Mariel, que habían sido hasta entonces verdaderos descampados, refugios de bandidos y contrabandistas.