La llamada Quinta Marcial era una casa de veranero en Marianao – uno de los lugares preferidos por la aristocracia habanera de mediados del siglo XIX – propiedad de José María Herrera y Herrera, II Conde de Fernandina.

onstruida en 1840, la Quinta Marcial fue una de las primeras casas de veraneo que se levantaron en Marianao para hacer «temporada» y se encontraba situada a medio camino entre el caserío de Los Quemados y el ingenio Toledo, en lo que hoy sería la prolongación de la calle 114 hacia la CUJAE [1].

Quinta Marcial y las andanzas de un conde en Marianao

José María Herrera y Herrera, II Conde de Fernandina, fue uno de los hombres más acaudalados e influyentes de la primera mitad del siglo XIX en Cuba.

Ocupó cargos de importancia como el de senador vitalicio del reino y gentil hombre de Cámara de su Majestad. Fue caballero de las órdenes de Carlos III y de Isabel la Católica y un gran mecenas y protector de las ciencias y las artes.

Gran amigo de Salvador Samá Martí, fue quien invitó a este a conocer las bellezas de Marianao, quedando el futuro marqués tan prendado del lugar que se convirtió en su principal benefactor a través de la Sociedad de Fomento.

Además de la Quinta Marcial en Marianao, el II Conde de Fernandina poseía su palacete de la calle Mercaderes y otra casa de veraneo en la Calzada del Cerro, rodeada de fuente s y jardines, en la que guardaba gran parte de su invaluable colección de arte.

A su muerte, acaecida en 1864, sus bienes y títulos pasaron a manos de su hijo, José María Antonio de Herrera y Garro, quien, alegremente se encargó de despilfarrar toda la fortuna familiar hasta caer en la ruina

Notas

[1] Otras fuentes ubican la Quinta Marcial en la calle Samá (Avenida 57), pero esta locación parece en realidad poco probable.