La cortina de Valdés fue una pequeña batería costera que tomó su nombre de Gerónimo Valdés quien fuera Capitán General de la Isla de Cuba por un corto período (1841-1843). Pese a la corta estadía en el gobierno le dio tiempo a dejar su nombre en dicha construcción defensiva, además de reconstruir la Alameda de Paula. Tuvo además la honradez de perseguir el tráfico de esclavos y dio la libertad a aquellos que estaban emancipados.
La construcción fue obra del subinspector del Real Cuerpo de Ingenieros Mariano Carrillo de Albornoz y entró dentro del referido proyecto de reconstrucción de la Alameda. Se robaron cerca de 12 varas al mar para erigirla y se culminó en 1842. En un primer momento la Cortina de Valdés estaba emplazada como una fortificación que formaba parte de la Muralla de La Habana, pero con posterioridad quedó convertida en un pequeño paseo construido a continuación de lo que es hoy la Maestranza de Artillería.
La cortina de Valdés vista por Pezuela
En el Diccionario Geográfico de la Isla de Cuba de Jacobo de la Pezuela describe de esta manera la construcción:
En 1841, entre las muchas obras de ornato público que dispuso durante su corto mando el general don Jerónimo Valdés, fue una de ellas la de esta Alameda, embaldosada sobre un terraplén de más de dos varas sobre el nivel del suelo.
Ocupa esta cortina una longitud de 200 varas castellanas sobre el mismo lienzo de la muralla de mar que se extiende entre la batería de San Telmo y el edificio del parque de Artillería. Se eleva más de dos varas sobre el nivel del pavimento. Conducen a ella dos anchas escaleras de piedra por sus dos extremos, y ciñen su anchura, de unas 30 varas, dos barandillas de hierro, asientos de piedra equidistantes y una hilera de árboles.
Esta extraña y poco mencionada Alameda hermana pobre de la Alameda de Paula existió hasta el término de la dominación española. Posteriormente se derrumbó para extender la Maestranza.
Además de disfrutarse en este paseo de las brisas del Este en toda su plenitud, es muy preferido por los que andan a pie, así por sus preciosas vistas a la entrada de la bahía, al Morro, la Cabaña y a todo el puerto, como por su proximidad a la Plaza de Armas y a los puntos principales de la población.
Jacobo de la Pezuela
Los restos de la Cortina de Valdés -o muralla de mar- se han encontrado y son visibles en la fachada que da al mar del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, llegó a contar con diez cañones y en la actualidad se observan los restos de la misma a la vista del público.
No me explico por qué vincularla, excepto por estar en un mismo proyecto, con la Alameda de Paula, que se extendía del otro lado de los muelles.
El Capitán General Gerónimo Valdés cuando ordenó construirla quería hacer una Alameda similar a la de Paula pero con la utilidad defensiva que se necesitaba en esa zona de la bahía. Por eso el juego de palabras. Era, como se dice en el artículo, la hermana pobre pero útil militarmente de la Alameda de Paula.