Luis Valdés Carrero fue un político cubano de la primera mitad del siglo XX. Representante a la Cámara por La Habana, a él se debe la iniciativa de la construcción del primer reparto obrero de Cuba.
Nacido en Santa Clara, Las Villas, desde muy joven Luis Valdés Carrero aprendió el oficio de tabaquero. Emigró a Estados Unidos y se estableció en Cayo Hueso, donde existía una numerosa comunidad cubana que trabajaba, sobre todo en las numerosas factorías de tabaco existentes.
En Cayo Hueso conoció a José Martí y quedó prendido de su prédica revolucionaria, convirtiéndose de inmediato en un entusiasta colaborador del Apóstol de la independencia de Cuba.
Al estallar la Guerra del 95 se puso a las órdenes del Partido Revolucionario Cubano (PRC) y desembarcó en la Isla como soldado expedicionario. Incorporado al Ejército Libertador, ya en calidad de combatiente, sirvió bajo las órdenes del Mayor General Serafín Sánchez, del que llegó a ser ayudante.
Finalizada la guerra ingresó en el Partido Liberal y en 1908 aspiró a un puesto de representante a la Cámara por la provincia de La Habana.
Luis Valdés Carrero y el reparto Pogolotti
Nunca olvidó su origen humilde y su labor en el Congreso de la República se centró siempre en defender los intereses de los más humildes, en especial de los obreros, con los cuales se sentía plenamente identificado debido a su origen proletario.
Así, en el año 1910, propuso al Congreso de la República que votara un crédito 650 000 pesos para construir el primer reparto obrero de Cuba.
Para convencer a sus colegas de la Cámara, los cuales dudaban sobre la utilidad pública del proyecto, Valdés Carrero describió desde el púlpito del Congreso las condiciones de las viviendas en las que se hacinaban los proletarios de las ciudades cubanas:
«En las habitaciones húmedas e insanas de nuestras malas ciudadelas, convertidas casi todas ellas en antros de promiscuidad, de enfermedades y desmoralización de todo género”.
La iniciativa de Luis Valdés Carrero fue sometida a la Cámara y tras una gran discusión y varias enmiendas (incluyendo uns que duplicaba el crédito) fue aprobada y sancionada por el presidente de la República, el Mayor General José Miguel Gómez.
Adjudicadas las obras a la Compañía Constructora de Marianao que presidía el italiano Dino Pogolotti, tres años después se hacía realidad el sueño de Luis Valdés Carrero con la entrega a casi mil familias obreras de las viviendas de Redención, construidas en Marianao; reparto que en un muy poco tiempo sería popularmente conocido como Pogolotti.
A iniciativa de Luis Valdés Carrero se aprobó también la ley del Sello de Garantía que ponía en manos del gobierno de la República la certificación de la calidad y garantía del habano exportable (una potestad que hasta ese momento había estado en manos de los dueños de las fábricas, con evidente perjuicio para una industria que ya vivía horas bajas).
El origen humilde de Luis Valdés Carrero no fue impedimento para que colaborara frecuentemente con las publicaciones de la época, algunas de las cuales, como la nueva revista Minerva lo incluyeron, incluso, entre sus redactores.
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