Julio Hidalgo López fue un banquero cubano de la segunda mitad del siglo XIX establecido en La Habana. Su casa bancaria «Hidalgo y Compañía» se encontraba en la calle Cuba No. 76 y fue una de las pocas que consiguió llegar intactas al siglo XX a pesar de los estragos de la Guerra del 95.

Junto con la casa «J. M. Borges y Compañía» de cuyos intereses era su esposa una de los herederos se asoció a la casa comercial y bancaria «Zaldo y Compañía», una de las principales del entresiglo.

Quinta de Julio Hidalgo en Marianao
El antiguo Palacio de Salvador Samá en Marianao en los años en que pertenecía al banquero Julio Hidalgo López

Julio Hidalgo López, una saga de banqueros

Como muchos de los más opulentos personajes de su tiempo, Julio Hidalgo prefería vivir la mayor parte del tiempo en su palacio de verano en el pueblo de Marianao en las afueras de La Habana.

Allí poseía la espléndida quinta que había pertenecido a Salvador Samá y Martí I Marqués de Marianao y que había comprado a sus herederos.

En esa casona se codeaba con Julio Hidalgo lo más conspicuo de la sociedad colonial que asistía a las espléndidas fiestas y recepciones que ofrecía el banquero, para luego partir a caballo o en carruaje a excursiones más allá del Puente de Marianao o incluso hasta Puentes Grandes por la Calzada Real.

Hacia la Quinta Hidalgo se dirigió Máximo Gómez en 1898 para saludar a las viudas de Carlos Manuel de Céspedes y José Martí durante su trayecto hacia el poblado de El Cano, donde se encontraba reunida la Asamblea de Representantes de la Revolución Cubana.

Años después la casa quinta de Julio Hidalgo sería sede del gobierno de la Segunda Intervención presidido por William Taft y luego, por muchos años de las legaciones norteamericanas en Cuba.

La hija de Julio Hidalgo López, Lily Hidalgo Borges fue célebre durante la República por su belleza, su labor caritativa al frente de la «Asociación de Damas Católicas» y por la rosa que se desarrolló en 1927 y que recibió su nombre. Su matrimonio con Enrique Conill Rafecas unió entrelazó a cuatro de las más opulentas familias de banqueros cubanos: los Hidalgo, los Borges, los Conill y los Rafecas.