Manuel Abril Ochoa fue un abogado y empresario cubano que fomentó el balneario de San Miguel de los Baños en Matanzas, las más importante y lujosa estación hidroterápica de Cuba.

Nació el 11 de junio de 1876 en Palmira, Cienfuegos, en el Departamento Central de la Isla. Hijo de españoles emigrados a Cuba, Manuel Abril Ochoa estudió en la Universidad de La Habana, graduándose de Derecho Civil en 1898.

Su primera incursión en el mundo de los negocios fue con la «Fábrica de Ladrillos Capdevila», fundada en 1900 y sita en la carretera de Vento, de la cual llegó a ser su presidente en la década del 10.

Sin embargo, la gran empresa de la vida de Manuel Abril Ochoa sería el Balneario de San Miguel de los Baños, en Matanzas, y su embotelladora anexa, los cuales estableció en 1912 bajo la razón social de «Aguas Minerales de San Miguel de los Baños».

Las oficinas del balneario radicaban en el Palacio Loriente (Amargura No. 11) y sus depósitos en Tacón No. 4 y en la ciudad de Matanzas; y la Junta Directiva la integraban por ese entonces Nicolás Merino Martín (vice), el distinguido abogado José González Lanuza y el banquero y comerciante Vicente Loriente (ambos vocales).

Manuel Abril Ochoa y el Balneario de San Miguel de los Baños

Según cuentan los lugareños, Manuel Abril Ochoa llegó a San Miguel de los Baños por primera vez en 1906 para curarse de una dolencia de las vías digestivas y quedó prendado de la belleza del lugar y de las cualidades curativas de sus aguas, por lo que, de inmediato, comenzó a hacer gestiones para adquirir los terrenos en los cuales se encontraban los manantiales.

Como era un hombre de negocios exitoso, Manuel Abril Ochoa contó con los recursos suficientes para viajar por Europa y documentarse sobre las virtudes de los tratamientos hidromedicinales que eran muy populares en la época y aplicarlos en su emprendimiento.

Así, estableció primero la embotelladora y en 1925, bajo la misma razón social, «Aguas Minerales de San Diego de los Baños» comenzó la construcción del balneario, como una estación termal a la altura de las mejores del mundo en ese momento.

El hotel del balneario, bellísimo edificio de estilo renacentista – un verdadero palacio en medio de la campiña cubana – se inauguró en 1930, luego de que Manuel Abril Ochoa coordinara con los urbanizadores y propietarios de la zona todas las acciones necesarias para la preservación de los manantiales, sobre los cuales se erigiría la riqueza del municipio.

El balneario – hospital de San Miguel de los Baños contaba con laboratorio clínico-bacteriológico-hidrológico, gabinete dental, radiológico y consulta médica a cargo de los más competentes especialistas sobre hidroterapia que existían en la Isla.

Al norte del hotel balneario de San Miguel de los Baños quedaron cinco fuentes («El Tigre», «La Salud», «El Calcio», «El Magnesio» y «El Hierro») cuyas aguas eran captadas y conducidas hasta los baños, donde estaban a disposición de los huéspedes para las distintas dolencias [1].

La importancia terapeutica de las aguas de San Miguel de los Baños fue analizada a profundidad en el número 1 del año XVI de la Revista de la Sociedad Geográfica de Cuba, en determinado momento se plantea:

EI esfuerzo personal del Sr. Manuel Abril, luchando sin descanso, con la fe del convencido, ya que en ellas encontró la salud perdida, han hecho de este lugar el primero de nuestros balnearios.

EI análisis de estas aguas ha demostrado su alto valor terapéutico. Actúan notablemente en nuestro organismo, regulando el proceso de la nutrición. estimulando eI apetito y tonificando en general todas nuestras funciones lo que produce una agradable sensación de bienestar muy notable, en pocos días de tratamiento.

Existen varias fuentes minerales en esta región: en el Balneario propiamente dicho las más usadas son las de ‘La Salud» de aguas cristalinas, frescas, finas, de marcado olor a azufre cuando se obtiene junto al lugar de emersión. pero que pierde pasados unos instantes, constituyen un agua suave de agradable sabor.

Generalmente los enfermos y temporadistas comienzan tomando el agua de este manantial, pues es menor su efectividad; y continúan con las del manantial llamado «EI Tigre» semejante en compoición a los de la fuente «La Salud» siendo como ésta un agua límpida. fresca y muy ligera; poseé también un fuerte olor debido al azufre en estado coloidal que contiene pero que pronto desaparece. Las aguas de este manantial son sin embargo de mayor efectividad que las de «La Salud» por estar dotada de mayor radioactividad, a ello débese que el fango del Manantial «EI Tigre» se emplea con éxito por las bañistas en el embellecimiento de la piel por sus propiedades terapéuticas.

Dedicado por completo al balneario de San Miguel de los Baños, que más que su negocio fue la pasión de su vida, Manuel Abril Ochoa vivía en el propio hotel, al cual dedicaba todas sus energías. Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos no había podido impedir que la empresa viniese a menos en los años finales de la República.

Manuel Abril Ochoa se había casado tres veces: primero con Caridad Ordóñez, luego con Herminia Olivera y, por último con Mirtha García Vélez Martínez Ibor, hija del general del Ejército Libertador Carlos García Vélez, con la que vivía en San Miguel de los Baños.

Además de su hermosa residencia en San Miguel de los Baños, Manuel Abril tenía a su nombre otra casa e La Habana, en la Calzada de 10 de Octubre, No. 1704 entre Estrada Palma y Milagros, la cual debió usar para atender sus negocios en la capital del país.

Tras el triunfo de la Revolución Cubana de 1959 el balneario fue nacionalizado por el nuevo gobierno de la Isla y dejó de funcionar como estación hidroterápica, manteniéndose sólo como restaurante hasta el año 1968 en que cerró.

Restaurado, reabriría sus puertas el 30 de junio de 1979, pero tras años de uso intensivo y pocas inversiones y mantenimiento, se deteriorarían de nuevo las instalaciones, lo que provocó su cierre definitivo en 1995.

Desde entonces han existido miles de planes y buenas intenciones para rescatar el balneario, pero todos han quedado en nada. Mientras el viejo hotel, metódica y sistemáticamente canibaleado semeja el anacrónico cascarón de un castillo de cuentos de hadas en medio de la manigua.

A diferencia de la mayoría de los empresarios cubanos, que abandonaron el país tras perder sus propiedades, Manuel Abril Ochoa permaneció en la Isla donde murió ya anciano. Sus restos descansan en la Necrópolis de Colón en La Habana.

Notas y referencias

[1] Pérez González, Lilia Victoria y otros. «Recuento histórico de la virtud curativa de las aguas minero-medicinales de San Miguel de los Baños«. Revista Médica Electrónica. Vol 42. No. 6. Noviembre – diciembre 2020.