El General del Ejército Libertador Domingo Méndez Capote (Cárdenas, 1863- La Habana, 1934) fue un hombre de estado y letras, jurista como era, pero aquello no evitó que se alzara en la manigua o que, ya anciano y enfermo, fuese uno de los miembros de la Junta Revolucionaria de Nueva York y Miami que conspiró para derrumbar la prórroga de poderes de Gerardo Machado(*).
Aquella República «imperfecta y corrupta«, que nació el 20 de mayo de 1902, devoró a muchos de sus más devotos hijos, cuya reputación había nacido y germinado en la manigua redentora. Domingo Méndez Capote es uno de ellos, un General que ha sido difuminado por la historiografía nacional bajo la etiqueta de «aristócrata» y «miembro de la alta burguesía» a la sombra del primer presidente de la República, don Tomás Estrada Palma.
Como se suele decir en la pelota, quedarnos con esa imagen es hacerle swing a una pelota de trapo, se puede ser un hombre de acción y haber sido también alguien cuya economía prosperó, y ojo a este dato, desde mucho antes de la guerra de Martí. Decir lo contrario es desconocer el carácter insurrecto, rebelde y profundamente patriótico de un hombre que amó a su patria por encima de todas las prebendas y que en sus años finales de vida siguió contando con el expediente impoluto en materia de corrupción.
Cometió errores, sin dudas, se le puede considerar un oficial aristócrata con conexiones burguesas pero que lance la primera piedra aquel que no haya cometido errores a lo largo de su vida. No es nuestro objetivo juzgar la vida de este valiente hijo de la patria sino acercarnos, en la aproximación más fiel posible, a su pensamiento y su obra.
Domingo Méndez Capote, universitario y mambí
Los orígenes españoles de Fernando Méndez Gómez y Rosa Capote y Gómez no fueron impedimento para que en sus hijos germinara el gen independentista. Quizás el hecho de que Fernando Méndez Capote (1853-1947), el mayor de los hermanos, fuese uno de los 45 estudiantes de Medicina (como Fermín Valdés Domínguez) envueltos en la, rocambolesca y vengativa, maniobra de los Voluntarios españoles que provocó el asesinato de ocho jóvenes cubanos, fomentó aún más este espíritu revolucionario.
Fernando Méndez Capote, hermano de Domingo, alcanzó el grado de comandante del Ejército Libertador, pese a no participar directamente en la contienda,por su apoyo desde México a las tropas mambisas. Fue un destacadísimo Cirujano fundador de la primera Clínica Ginecológica del país, además llegó a ser secretario de Sanidad en el Gobierno de Mario García Menocal.
En su obra biográfica Domingo Méndez Capote. El hombre civil del 95 la escritora habanera, e hija del insigne General, Reneé Méndez Capote y Chaple cuenta una anécdota de su padre sobre este hecho. Estando el hermano mayor apresado, y a esperas de un juicio definitivo, Fernando Méndez Gómez se embarcó con el pequeño Domingo, de apenas ocho años, para La Habana. Tras muchas gestiones el padre consiguió ver a su hijo que físicamente mermado le dijo: «¡Los cubanos somos machos, viejo! No te humilles ante los españoles. No quiero que le pidas nada a nadie para mí».
Esos eran los principios que heredó del seno familiar el General Domingo nacido un 12 de mayo de 1863 en la finca San Francisco, perteneciente al poblado Lagunillas, distante a nueve kilómetros de Cárdenas, Matanzas. En 1899 a este poblado se le cambió el nombre por Méndez Capote que aún hoy conserva oficialmente.
Tras el incidente de los estudiantes de medicina, por el cual fue desterrado su hermano Fernando, la familia comenzó a tener dificultades económicas que no impidieron a Domingo Méndez Capote graduarse de Derecho en la Universidad de La Habana en 1888. Para finalizar los estudios se cuenta que debió realizar distintas labores como labriego o profesor a domicilio.
Puso en práctica en La Habana sus titulaciones en Derecho Civil y Canónico, Filosofía y Letras, en Derecho Administrativo y Notario. Además fungió como Profesor auxiliar encargado de la asignatura de Derecho natural y Derecho mercantil comparado desde el año 1888 hasta su incorporación a la manigua en 1895. Su labor como jurisconsulto en la capital le permitió alcanzar una posición financiera sólida y acomodada, pero estás comodidades no impidieron que se enrolase en el Partido Revolucionario Cubano de José Martí en 1894. Quedaban sus ideales revolucionarios por encima de los económicos, como seguiría siendo a lo largo de su vida.
Jurídico y Militar
En febrero de 1896 consiguió incorporarse al Ejército Libertador. Lo hizo en el ingenio Matilde, en las cercanías de Camajuaní, provincia de Las Villas, aquella tropa estaba comandada por el villareño Leoncio Vidal quien le otorgó los grados de Capitán a Domingo por su condición de universitario.
En marzo de aquel año fue ascendido al grado de Coronel por el Consejo de Gobierno presidido por Salvador Cisneros Betancourt. Para ese entonces Domingo Méndez Capote ya había probado el sabor de la pólvora en varios enfrentamientos, entre ellos el sangriento combate de Palo Prieto donde cubanos y españoles lamentaron cuantiosas bajas. Con el ascenso a Coronel se le asignó la labor de Gobernador Civil de Las Villas, cargo que ocupó hasta enero de 1897 cuando fue nombrado jefe del Cuerpo Jurídico del Ejército Libertador y ascendió a Brigadier.
Fungió como redactor de las leyes penales de la República en Armas y organizador de los Tribunales militares de la misma. Jefe del Cuerpo Jurídico Militar de la Revolución. Representante por el cuarto cuerpo del Ejército a la Asamblea de la Revolución reunida en La Yaya, en octubre de 1897. Allí fungió como Presidente de dicha Asamblea y fue uno de los principales ponentes de la Constitución de La Yaya.
Elegido como Vicepresidente de la República en Armas en el Consejo de Gobierno presidido por el General Bartolomé Massó en el período de octubre de 1897 hasta el octubre siguiente.
Período de intervención, Enmienda Platt y República
Sin dudas hasta aquí los méritos del General Domingo Méndez Capote son indiscutible. No fue uno de los generales de la guerra con múltiples hazañas de combate pero su labor jurídica y organizativa dentro del gobierno civil fue crucial para mantener cierta estabilidad en el núcleo revolucionario. No es de extrañar que durante el período de intervención fuese nombrado como Secretario de Estado y Gobernación (enero de 1899 a diciembre 1899) en el Gobierno del General Brooke.
Es entonces cuando es elegido Presidente y Ponente de la Comisión de la Asamblea Constituyente que fue a Washington cuando la discusión y aceptación de la Enmienda Platt. Este hecho, bastante tergiversado a lo largo del tiempo, ha provocado que fuese considerado «anexionista» cuando en sus propias palabras refirió que ante las negativas de esta comisión a incluir el apéndice a la Constitución los americanos refirieron a la tercera cláusula de la doctrina Monroe proclamando el derecho
«de intervenir en los asuntos de Cuba, sólo en los casos de grandes perturbaciones similares a las ocurridas en 1898 y con el ÚNICO Y EXCLUSIVO OBJETO DE MANTENER INCOLUME LA INDEPENDENCIA DE CUBA. SOLO SE INTERVENDRÁ PARA IMPERDIR ATAQUES EXTRANJEROS O CUANDO EXISTA UN VERDADERO ESTADO DE ANARQUÍA DENTRO DE LA REPÚBLICA»
Entrevista a Domingo Méndez Capote aparecida en páginas de la Revista Bohemia
El Dr. Domingo Méndez Capote, consternado pidió al Secretario de la Guerra Elihu Root que llevaba las conversaciones que concretara los supuestos en los cuales los Estados Unidos podían intervenir en Cuba. El jurista cubano señaló que parece que los Estados Unidos parten del supuesto de que ellos tienen el derecho de intervenir en Cuba, pues que sólo piden a la Convención que permita el ejercicio de ese derecho.
La respuesta del representante del gobierno del norte fue fulminante «el supuesto es INCUESTIONABLE, desde hace tres cuartos de siglo los Estados Unidos han proclamado el derecho a la faz del mundo americano y europeo y han negado a otros estados la intervención amiostosa en los asuntos de Cuba«. Dejando patente que el gobierno americano se consideraba en «su derecho» natural para intervenir cuando considerase necesario.
En palabras de Domingo Méndez Capote, «se me cayeron las alas del corazón». El derecho al que ser refería el representante del gobierno del norte era latente y constante, CON ENMIENDA O SIN ELLA. El derrotismo planeó sobre la comisión. Se decidió entonces convertir aquella derrota en lo más honrosa posible y se luchó por el derecho de propiedad de la Isla de Pinos y unas mejoras arancelarias que permitieran al país salir de la grave crisis provocada por los años de guerra y la política de Reconcentración de Weyler.
Era urgente para esa comisión asegurar las condiciones indispensables para que la economía del país respirase y el enemigo íntimo del norte no dejaba más opción que tomar la decisión mala (República y Enmienda) o la malísima (Protectorado al estilo de Puerto Rico).
El gobierno de Estrada Palma, del cual Domingo Méndez Capote fue Presidente del Senado primero y VicePresidente, después -este último cargo durante un breve período entre 1905 y 1906-, pidió el famoso empréstito de treinta y cinco millones de pesos para pagar al Ejército Libertador en 1903. Sobre este préstamo planeó la acusación, nunca demostrada al Presidente ni a sus cercanos colaboradores, de «corrupción y malversación». Baste señalar que al comienzo de este gobierno había medio millón de pesos en las arcas del tesoro y cuatro años después aquella cifra había crecido hasta los veintiséis millones.
Aquel gobierno, además, dio prioridad a la educación y la sanidad, en 1905 habían cerca de 3500 maestros mientras que el Ejército Regular contaba con 3000 soldados. Esta política era uno de los firmes principios del antiguo maestro Estrada Palma que consideraba, en la línea martiana de pensamiento, que la República debía tener más maestros que soldados.
Domingo Méndez Capote se alejó del Presidente cuando este intentó la reelección (**). Desde entonces dio un paso al costado dentro de la política nacional hasta que Mario García Menocal le convenció de ir a las urnas como Vicepresidente en las elecciones que llevaron al poder a Gerardo Machado en 1924.
En sus años finales de vida estuvo exiliado entre Miami y Nueva York donde participa junto a Don Fernando Ortiz, Miguel Mariano Gómez, Aurelio Álvarez y Cosme de la Torriente de la Junta Revolucionaria que apoya a los caudillos Carlos Mendieta y Mario García Menocal -prisioneros en Cuba del gobierno de Gerardo Machado- en su labor de expulsar del poder al llamado «Asno con garras«.
Tras la caída del gobierno machadista volvió a Cuba a su residencia ubicada en la calle 15 # 610 esquina a B, en el Vedado, donde desde su comedor podía observarse el mar sin interferencias y allí falleció el 16 de junio de 1934. Sus hijos Eugenio, Sarah y Reneé Méndez Capote crecieron en esa misma casa, en el libro de memorias de esta última se detallan muchos de los detalles más desconocidos de la fundación del Vedado y sus vecinos.
(*)-El infausto gobierno conocido como el Machadato (1929-1933) degeneró en una época de inestabilidad política y social extrema en la Isla marcada por la violencia y el terrorismo.
(**)– Aquella reelección provocó la guerrita de Agosto cuando cerca de 15 mil liberales se lanzaron al monte reclamando la ilegalidad de las elecciones. En el cómputo de los votos salían más votos de los censados, y esto sumado al reciente asesinato del Secretario de la Cámara Liberal, Enrique Villuendas en Cienfuegos irritó a los Liberales. Domingo Méndez Capote estuvo de acuerdo con Estrada Palma en pedir la segunda intervención norteamericana.
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