Pocos cubanos conocen que Alba de Céspedes y Bertini, una de las descendientes de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria cubana tuvo sangre italiana, vivió toda su vida en Europa y fue una afamada escritora y luchadora de la resistencia antifascista.
Alba de Céspedes y Bertini nació en Roma, Italia el 11 de marzo de 1911; hija del embajador cubano Carlos Manuel de Céspedes y Quesada y de la que luego sería su esposa, la italiana Laura Bertini y Alessandri.
Su padre, Carlos Manuel de Céspedes y Quesada era hijo del Padre de la Patria cubana, Carlos Manuel de Céspedes y del Castillo, iniciador de las guerras por la independencia. Había nacido en el exilio newyorkino y ganado los grados de coronel del Ejército Libertador cubano durante la Guerra del 95.
Concluida la noble contienda, fue representante a la Cámara e ingresó en el naciente cuerpo diplomático de la República. En 1909 fue designado embajador en Italia, donde conoció a Berta Bertini, con la que se casaría en 1915 y con la cual tendría dos hijos: Carlos Manuel y Alba de Céspedes.
Alba de Céspedes: Escritora y periodista
Durante la década de 1930, Alba de Céspedes trabajo como periodista para importantes medios de prensa de su país como «Piccolo», «Epoca» y «La Stampa».
Mujer de ideas avanzadas y feministas, en 1935 publicó su primera novela «L’Anima Degli Altri», en la que, como en todas sus obras, las mujeres asumen papeles principales.
Ese mismo año sería detenida por la policía política y enviada a prisión por sus activismo antifascista. El régimen de Mussolini prohibiría varias de sus novelas y en 1943 la volvería a enviar a la cárcel por su colaboración con los partisanos.
Concluida la Segunda Guerra Mundial, Alba de Céspedes se estableció en París, donde continuó escribiendo novelas. Algunas de ellas se convirtieron en grandes éxitos de ventas. También escribió algún que otro guión cinematográfico, como el de la película de 1955, «Le Amiche» del director Michelangelo Antonionio.
Profundamente italiana, el vínculo de Alba de Céspedes con la tierra de su abuelo y su padre cubanos fue siempre periférico, aunque siempre mantuvo una relación de lejano cariño con la tierra de su padre.
En 1968 llegó a La Habana, invitada por el Gobierno cubano para las celebraciones por el centenario del inicio de las guerras de independencia de Cuba, y realizó un viaje a sus raíces al asistir al acto oficial que se realizó en el antiguo ingenio La Demajagua, en el que su abuelo, el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes diera el grito de «!Viva Cuba Libre!» y emancipara a sus esclavos.
Durante esa visita, Alba de Céspedes, donó al Archivo Nacional de Cuba, las cartas que Carlos Manuel de Céspedes había escrito a su abuela Ana de Quesada y Loynaz entre 1871 y 1874, y que habían llegado a sus manos a través de su padre, quien las había conservado como una reliquia.
La «novela de la nación cubana»
Durante la visita que realizara a Cuba en 1968 conoció a Celia Sánchez Manduley, con quien le uniría una gran amistad y que le presentaría a las principales figuras del Gobierno de la Isla. De ahí surgiría la idea de Alba de Céspedes de escribir una gran obra dedicada a la mayor de las Antillas, en la que trabajaría por décadas y que nunca llegaría a terminar.
La que sería la gran «novela de la nación cubana» quedaría inconclusa e ignorada hasta que la investigadora italiana Monica Cristina Storini la rescató del olvido y publicó algunos fragmentos en 2011, al cumplirse el centenario de la escritora.
Alba de Céspedes y Bertini, la nieta italiana del Padre de la Patria cubana, falleció en París el 14 de noviembre de 1997 a la edad de 86 años.
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