Thelvia Marín Mederos fue una escultora, pintora y escritora cubana que se destacó por el importante número de obras alegóricas a personalidades históricas que realizó por encargo de varios gobiernos de América y África.
Tras concluir la segunda enseñanza Thelvia Marín matriculó el la Academia de San Alejandro, en la que realizó estudios de pintura, que venció en 1947, y de escultura, de los que se graduó en 1953.
Nació en Sancti Spíritus, Las Villas, el 28 de agosto de 1926, de madre canaria y padre cubano, pero desde muy joven fue a vivir a La Habana, donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto de La Habana.
Miembro del Movimiento Nacional Revolucionario del profesor García Bárcenas y luego del 26 de Julio, liderado por Fidel Castro, al triunfo de la Revolución Cubana de 1959 ocupó diversos cargos públicos y políticos vinculados con las esferas de la Educación y la Cultura:
Fue coordinadora de nacional de Artes Plásticas del Ministerio de Educación (MINED) y del Consejo Nacional de Cultura (CNC) entre 1959 y 1962, organismo en el que trabajó hasta 1973 como investigadora; a partir 1974 pasó a desempeñarse como funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX).
En esos años Thelvia Marín colaboró de forma habitual con «Con la Guardia en Alto» y Juventud Rebelde y «Revolucion y Cultura». Ya durante la República sus trabajos habían sido publicados en los periódicos El Mundo y La Tarde y la revista Vanidades.
A lo largo de su vida Thelvia Marín publicó varias obras de ficción como «La amante japonesa del Obispo Kamikaze», «El ritual de la Cohoba» o «Viaje al sexto sol»; mientras que, como pintora realizaba algunos murales de gran formato como el existente en la Casa Canaria.
Thelvia Marín y las esculturas viajeras
Sin embargo, si bien Thelvia Marín incursionó con éxito relativo en el periodismo, la literatura, la pintura y hasta la música – algunas canciones suyas creadas durante su juventud fueron convertidas en sinfonía por su hijo José López Marín – el mayor reconocimiento lo alcanzó como escultora, arte en el que recibió numerosos encargos en Cuba y en el extranjero.
Dentro de la mayor de las Antillas destacan los monumentos a Frank País, en Daiquirí, Santiago de Cuba; a William Soler y Celia Sánchez Manduley en La Habana; a Serafín Sánchez en la capital espirituana; y a Faustino Pérez y Camilo Cienfuegos en Cabaiguán y Yaguajay respectivamente, ambos en Sancti Spíritus. Precisamente, el Ayuntamiento de Sancti Spíritus, la declararía Hija Ilustre de la Villa del Yayabo.
La más importante y conocida de sus obras en Cuba es el monumento a Camilo Cienfuegos en Yaguajay, declarado como Monumento Nacional el 28 de octubre de 2019.
El conjunto monumental dedicado al Comandante Camilo Cienfuegos en Yaguajay se compone de una estatua del héroe en bronce que mide 5 metros de altura y pesa 4.5 toneladas. Esta se apoya en una base que emerge de un estanque de aguas en movimiento rodeado por un elemento de forma octogonal y altura irregular a modo de montañas.
Fuera de Cuba, destacan su monumento al Labrador en Agüime y al Emigrante en Telde, ambos en Gran Canaria; el complejo monumental «Al Trabajo, al Desarme y la Paz», uno de los más grandes del mundo y que fuera, además un encargo del expresidente costarricense Rodrigo Carazo para mostrar contar la historia de su patria ; y la escultura del Indio Hatuey en la Plaza Indoamericana de Quito.
Thelvia Marín falleció el 25 de junio de 2016 en La Habana, ciudad en la que había transcurrido la mayor parte de su vida.
Dueña de un sentido de la vida profundamente poético y filosófico, que refleja en su obra de madurez «Ego sum qui sum» escribiría unos diez años antes de su muerte lo que para ella era el epitafio que definía su existencia:
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