El Edificio López Serrano, en la intersección de las calles 13 y L, fue el primer «rascacielos» del exclusivo reparto del Vedado. Mantuvo esta condición por casi dos décadas gracias a las regulaciones urbanas que prohibían la construcción de edificios de edificios altos en esa zona residencial y que no fue derogada hasta los años 50 del siglo pasado.
Inspirado en los gigantes de New York como el Rockefeller Center y el Empire State, el Edificio López Serrano se construyó en la parcela que antes ocupara la llamada Casa del Chino, el palacete que había sido del embajador del Celeste Imperio en Cuba y que luego fuera comprado por el millonario español José López, «Pote».
Años después de su aparente suicidio de este último en el propio palacete, su hijo adoptivo y heredero, José López Serrano, ordenó derribar la casa para construir un moderno edificio de apartamentos, según los cánones del Art Déco imperante en la época.
Edificio López Serrano, el más alto de La Habana
A pesar de la oposición de los residentes del aristócratico barrio, el Edificio López Serrano se pudo construir pues sus obras ya habían comenzado cuando las autoridades emitieron en 1931 el decreto que prohibía levantar edificios altos en el barrio. Así, la torre de 20 pisos y 78 apartamentos se inauguró en 1932, tres años después de haberse iniciado las obras, y recibió el nombre de su promotor y propietario José Antonio López Serrano. Desde el momento de su terminación y hasta la construcción del edificio FOCSA más de dos décadas después fue el edificio más alto de La Habana.
El diseño del Edificio López Serrano corrió a cargo de la firma norteamerican Mira & Rosich del arquitecto Ricardo Mira, el mismo que una década después diseñara «La Moderna Poesía» para el mismo propietario. Su estructura de acero es muy sólida y termina en una torre mirador de cuatro pisos desde la que se domina todo el pasaje circundante. En los los lobbies se utilizaron pisos de terrazo y los muros fueros fueron enchapados en mármoles rojos de Marruecos. Toda la estructura se concibió de forma tal que los apartamentos – cuyas puertas se fabricaron en plata níquel, al igual que los elevadores – resultaran luminosos y ventilados.
Distribución de la planta
Como era habitual en la época republicana y en cumplimiento de las regulaciones urbanas, toda la planta baja del Edificio se rentó a varios negocios: de esa forma, y por muchos años funcionaron en el inmueble una farmacia, un restaurante, una barbería y una tienda. También, en cumplimiento de lo establecido por las normas urbanísticas, los proyectistas se vieron obligados a dejar un espacio por la calle 13 para el jardín.
Del segundo al octavo piso los apartamentos son de alto standing pero no de lujo, con entradas de servicio independientes de la principal que se comunican directamente con las cocinas y otras áreas destinadas a los empleados (característica que luego sería común en las propiedades horizontales construidas en el Vedado durante los años 50).
Los apartamentos de lujo se ubicaban a partir del décimo piso, en el último de los cuales se instaló el propietario José López Serrano; años después en este mismo apartamento viviría el líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo), Eduardo Chibás.
Todos loa apartamentos del edificio se rentaban con todas las comodidades modernas: agua corriente, luz eléctrica, cocina, gas, teléfono y radio
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